martes, 12 de mayo de 2009

Dieciséis niños nacen libres de dolencias graves gracias a una biopsia genética

Una trabajadora del Centro Gutenberg, en el laboratorio de la clínica.

Una veintena de parejas en la provincia disfrutan viendo crecer a sus hijos sanos. Algo que para otras es lo normal, para ellas ha sido un logro porque con sus genes además de un color de ojos o de pelo le habrían transmitido una enfermedad. De no haber sido por los avances médicos, muchos de esos críos no habrían nacido o ahora padecerían patologías graves. Pero están libres de dolencias como la hemofilia, la fibrosis quística, los huesos de cristal o ciertas parálisis temporales gracias a una técnica llamada diagnóstico genético preimplantacional (DGP).

Al menos 16 niños han nacido ya en Málaga con DGP y hay otros cinco en camino. La cifra no incluye las parejas tratadas por el Servicio Andaluz de Salud (que se derivan a Sevilla) ni aquellas que han acudido a una clínica fuera de la provincia, por lo que el número de casos puede ser más elevado.

La técnica requiere una fecundación in vitro, que consiste en unir el óvulo y el espermatozoide en laboratorio. Una vez conseguido el embrión, antes de colocárselo a la mujer se le hace una biopsia. Los que transmiten la enfermedad se descartan y se transfieren los sanos. En uno de cada tres casos se logra el nacimiento de un hijo sano. Hay parejas que lo consiguen en un segundo o tercer intento.

"La ventaja de esta técnica, aunque aún no tenga posibilidades demasiado elevadas de éxito, es que la pareja no tiene que acudir a una interrupción voluntaria del embarazo porque a las 16 semanas en la amniocentesis le detecten una patología grave al feto", explica Miguel Lara, biólogo del Centro Gutenberg. En este clínica ya han nacido 12 niños sanos con DGP.

El proceso es complejo. Primero se descartan los embriones de poca calidad que no soportarían la biopsia y después se desechan los que transmiten la enfermedad (Se estima que el 75% de los embriones conseguidos mantienen la alteración genética de los padres). Y finalmente, como en cualquier fecundación in vitro, hay que conseguir que prospere el embarazo. Todo el proceso puede costar entre 7.000 y 9.000 euros.

"Hasta no saber si hay algún embrión sano que les permita tener un hijo sin su enfermedad, las parejas lo pasan mal", sostiene Lara.

Francisco Martínez, biólogo de Clínicas Rincón, añade otra dificultad: la edad cada vez más avanzada de las madres. Martínez -cuyo centro ha conseguido ya tres niños nacidos sanos con DGP- explica que no es lo mismo el embrión logrado con el óvulo de una mujer de 25 años que de 43. Por eso sostiene que a partir de cierta edad hay que valorar "caso por caso" el uso del diagnóstico genético.

La Clínica Santa Elena también ha conseguido un niño sano con DGP. Su ginecólogo, Ignacio Cano Flaquer, afirma que en general la reproducción asistida se vive con cierta angustia por las parejas y cree que el diagnóstico genético preimplantacional "no genera una ansiedad añadida; al contrario, da tranquilidad y confianza".

La ciencia ha avanzado, pero hay prejuicios sociales que siguen pesando y muchas de las parejas que acuden esta técnica prefieren no comentarlo. A veces ni con la propia familia. En algún caso, no lo saben ni siquiera los abuelos del niño.


Leonor García / Málaga | Actualizado 12.05.2009

http://www.malagahoy.es