Una pérdida física, pérdida tangible que puede tocarse y verse,- la pérdida del marido, el robo del coche, el incendio de la casa- conlleva pérdidas simbólicas abstractas de naturaleza psicosocial.
Aunque las formas de respuesta emocional a la muerte, son diferentes según el marco cultural, en los países desarrollados, han surgido nuevas situaciones relevantes como son, las reacciones de aflicción por la muerte de un neonato, las reacciones por el fallecimiento de jóvenes por accidentes de tráfico, los enfermos de SIDA, o patologías como la enfermedad de Alzheimer, que han requerido cuidados prolongados, etc., provocando una progresiva “medicalización” como soporte de la respuesta de adaptación a la pérdida sufrida, ante la crisis de otros dispositivos tradicionales de tipo religioso y cultural en la sociedad occidental. (2)
Es igualmente relevante señalar, las complicaciones potenciales que una reacción de duelo anormal, puede provocar, destacando entre ellas el abuso de fármacos, alcohol y drogas, el aislamiento social, la aparición de patologías ansioso-depresivas e incluso el incremento de la mortalidad y suicidio, más común entre viudos y ancianos afligidos. (2)
La tristeza después de la muerte de un ser querido, es difícil de distinguir de la aflicción anormal, estando igualmente deficientemente definidos los factores de riesgo predictores de un duelo patológico, (2)
Hay dos significados etimológicos de la palabra duelo, y los dos provienen del latín. Una acepción viene de la palabra "duellum", que significa pelea o guerra, en el sentido de que los hombres se "batían a duelo" para resolver un conflicto o afrenta. Por otra parte, la palabra latina "dolus" deriva del verbo "dolere", y su significado es "doler", "sufrir" o "penar". (3)
Pero la vivencia del Duelo dependerá mucho también según haya sido esa Muerte. Es muy diferente si se trata de una Muerte lógica y esperada a si no fue ilógica: por ejemplo, no es lo mismo que muera uno de los padres a que muera cualquiera de los hijos; en este caso la Muerte sería totalmente ilógica ya que lo lógico es que mueran primero los padres. También marcará una distinción si fue Muerte esperada o No esperada: en el primer caso, de alguna manera el sobreviviente se fue preparando, aunque el momento de la defunción lo encuentra quizás agotado y desesperado; en el segundo caso la Muerte no tuvo tiempo de prepararse, ni siquiera pudo sospechar que se acercaba ese acontecimiento doloroso. Entonces, la respuesta del Duelo será más larga y quizás de más dolor. (4) Una enfermedad grave, origina, además de la pérdida de la salud, pérdida de la autonomía, de las funciones corporales, de la identidad, la intimidad, los contactos sociales, la autoestima y la movilidad. Y también la pérdida de esperanzas, sueños y expectativas.
La descripción más precisa de lo que constituye una definición de duelo, se encuentra en la obra de S. Freud (1917), llamada Duelo y melancolía: A continuación se destacan las tres principales reacciones (5):
Reacción a la pérdida de un ser amado o de una abstracción equivalente (la patria, la libertad, el ideal, etc.).
El duelo es un afecto normal paralelo a la melancolía (depresión); excepto en una característica: en el duelo no está afectado el "amor propio" (autoestima).
Conlleva la convicción del sujeto de ser castigado por una culpa cometida por el.
Factores que influyen en el duelo:
Como ya se ha dicho, aún cuando hayan elementos comunes, la pérdida de un ser querido es vivida de manera única e individual por cada uno de los dolientes. Cuatro grupos de factores afectan de manera importante al duelo: Los factores psicológicos, los recursos personales, las circunstancias específicas de la muerte, los apoyos externos. (4)
1.- Los factores psicológicos.
La pérdida y el sentido de la pérdida es único. Una misma pérdida tiene un significado diferente para diferentes personas, porque cada uno la percibe de manera distinta, dependiendo del:
Sentido, calidad e inversión emocional de esa relación para el doliente.
Dependencia o independencia que ha generado,
Cantidad y calidad de los «asuntos» sin resolver entre el doliente y el fallecido, características del fallecido, (edad, sexo, personalidad),
Percepción del doliente sobre la «realización, satisfacción y cumplimiento « que la vida ha deparado al fallecido.
Rol y funciones del fallecido para el doliente, su familia y el sistema social en que se movía, que van a dar lugar a determinado número de pérdidas secundarias.
Si las relaciones con el ser querido han sido conflictivas, el dolor no solo es por la pérdida; el doliente también se culpa de no haber tenido mejores relaciones con el fallecido; no le queda ni la esperanza de poder mejorarlas algún día.
En este caso, la muerte del ser querido resucita viejos conflictos, no resueltos con anterioridad: miedos, ansiedades, sentimientos de abandono infantiles; y conflictos de ambivalencia, dependencia, seguridad en las relaciones padres-hijo. El doliente tiene que enfrentarse a la pérdida actual y a viejas pérdidas.
Existe más riesgo de encronización del duelo, cuando la relación previa entre el fallecido y el doliente (padres hijo, relación de pareja) no era ya sana. Puede producir el «síndrome de duelo ambivalente», en el que se mezcla la sensación de alivio con los sentimientos de culpa (5).
El impacto que una pérdida produce en una persona no se puede «normalizar», de manera que se pueda asumir «a priori» qué pérdida va a afectarle más. Pero la pena es mayor cuando muere un hijo pequeño o adolescente, y el esposo/la esposa.
2.- Los recursos personales
La respuesta a la pérdida y la manera de afrontar el traba o del duelo es análoga a otras respuestas vitales de la persona.
Dependen de:
Sus comportamientos adaptativos, personalidad, carácter y salud mental.
El grado de confianza en sí mismo,
El nivel de madurez e inteligencia, relacionados de manera positiva con una buena resolución del duelo, al dar más posibilidades de entender el sentido e ¡aplicaciones de esa muerte.
El haber o no sufrido otros duelos, que pueden afectarle de manera positiva - sabe que «sobrevive» a la pérdida - o negativa.
La posibilidad de expresar el duelo.
La concurrencia de otras crisis personales, que complican el duelo. Cada una de ellas demanda energía y atención, en momentos en que se está «vacío».
La comprensión, implicaciones, manera de afrontar y expresar la pérdida, están influidos siempre por el propio sentido de la existencia y la fundamentación religioso-filosófica, cultural y social del doliente.
3. Circunstancias específicas de la muerte. (6)
El modo y momento de morir influye en los supervivientes. No es lo mismo:
La muerte de un anciano que la de un niño. Los padres experimentan ésta como antinatural e injusta.
La muerte por una enfermedad terminal, que la súbita e imprevista.
La muerte por suicidio o actos violentos.
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