domingo, 31 de mayo de 2009

Paradigma humanista en Enfermeria. Desde la perspectiva de la muerte del adulto mayor.4

Hacia un paradigma humanista en Enfermería. Un enfoque existencial



Cada época se distingue por una serie de acciones y valores que la caracterizan, la cual depende de la dinámica social del momento y de la experiencia social que cada ser humano le corresponda vivir.



Se puede señalar el valor teórico imperante en la antigua civilización griega, el valor utilitarista durante el Imperio Romano, el valor religioso predominante en la Edad Media y el valor económico de la Edad Moderna. Todo esto denota que los valores nutren, orientan y dan sentido a las actitudes, comportamientos y el modo de relacionarse de las personas, a lo largo de su ciclo vital, ya sea en forma individual y/o grupal.



La enfermera (o) no escapa a esta situación pues se desarrolla en un contexto social lleno de valores, costumbres, hábitos, cultura, normas, que de una u otra forma influyen en su vida personal y profesional y de esta manera responde a las personas con la cual se relaciona en su ámbito de desempeño.



En las últimas décadas del siglo XX se han producido cambios sustantivos en el campo científico, tecnológico y de la comunicación que han modificado el sistema de valores de los miembros que integran el equipo de Enfermería. Producto de ello es la aparición de Modelos conceptuales y Teorías que visionan una Enfermería más humanística y científica.



Por lo tanto Enfermería es una ciencia humanística que tiene como objetivo compensar o ayudar a las personas en las actividades de cuidado, las cuales están dirigidas a satisfacer necesidades que le permiten mantener la salud y la vida, en situaciones que limitan la capacidad de autorrealización a causa de circunstancias inherentes al desarrollo humano, enfermedad o lesión. Dado que el destinatario de los servicios de Enfermería es la persona humana, en forma individual, en familia o en comunidad, es oportuno afirmar que el concepto de persona que cada uno acepte, se verá reflejado en la relación interpersonal que establezca el personal de enfermería con los pacientes o usuarios.



Para comprender mejor lo que es Enfermería y su relación con el hombre (paciente o usuario) seguidamente se presenta un análisis histórico de los cuidados de enfermería, ya que ella interacciona con las personas a través de la asistencia o cuando realiza los cuidados.



Los cuidados de enfermería constituyen un hecho histórico, ya que en definitiva, los cuidados enfermeros son una constante histórica que, desde el principio de la humanidad, surgen con carácter propio e independiente.



En este sentido, la significación histórica de los cuidados, es tan obvia como la propia existencia del hombre.. Es por ello que debemos reflexionar como es el cuidado enfermero, en el cual aprehender nuestra existencia como pensadores y hacedores de cuidados de enfermería, en relación a un todo y a sus múltiples e interesantes interrelaciones. Desde tiempos primitivos el hombre se relaciona con su medio para intentar cubrir sus necesidades básicas y perpetuar la especie.



El origen de las prácticas de los cuidados debemos relacionarlos esencialmente con los aspectos de supervivencia en los que se desarrolla la vida de los primeros hombres, enmarcados dentro del concepto de ayuda.



En la Grecia antigua, se efectuó el paso del pensamiento mítico al pensamiento racional: del "mythos" al "Logos". Un conocimiento de la "phisis" de las cosas, que deja de ser mítico para desarrollarse conforme a la naturaleza y a la razón de las cosas.



Desde la Grecia clásica, sólo recientemente ha vuelto a incorporarse el logos a la naturaleza de los actualmente cuidados de enfermería, a pesar de que la "inteligencia de las manos", haya estado practicando los cuidados desde el comienzo de la vida del hombre en el planeta.



De este modo es necesario pensar que los cuidados practicados en la Grecia clásica no participaron del movimiento intelectual que cambio el destino de otras disciplinas. Siguieron instalados en el mundo instintivo y mágico religioso, relegados exclusivamente al ámbito doméstico, con algunas variaciones en el terreno institucional.



A todo lo expuesto, debemos añadir las repercusiones del desprecio griego por las actividades de carácter manual, Jenofonte, en su tratado "Oceonomicus", pone en boca de Sócrates una división social tan profunda que hace imposible que un mismo individuo sea, a la vez trabajador y ciudadano.



Esta concepción sobre el trabajo manual explica la escasa importancia social que, para el mundo clásico, tuvieron los cuidados de enfermería. Estos cuidados fueron relegados al mundo de los sirvientes y esclavos y continuaron practicándose en el ámbito del ostracismo doméstico. Prueba de ello son los escritos de Vesalio, en los que expone la condición social de quienes los practican, así como algunas de sus labores.



Fue un arte aprendido en condiciones sociales de desventaja. No fue posible introducir los cuidados bajo la óptica de la filosofía natural, ya que quienes los practicaban eran considerados, en el caso de las mujeres jurídicamente menores, y sin posibilidades de desarrollo intelectual.



En su diálogo "El político", Platón señala las diferencias entre una ciencia práctica, una ciencia teórica y una ciencia mixta. En todas ellas el teórico dirige el trabajo manual, pero no se ocupa de él.



Existe un pasaje de Aristóteles, en el que sugiere el fatal divorcio entre la práctica y la teoría, donde se descubre el prejuicio que supuso la mentalidad griega para el progreso de la ciencia de los cuidados Enfermeros. No obstante, deberíamos lamentarnos, no tanto de la idea griega sobre el trabajo manual, que refleja una relación dicotomizada entre mano y cerebro, sino de que las generaciones posteriores pasaran por alto esta situación y honraran a los griegos sólo por sus teorizaciones apriorísticas, sin tratar de esclarecer la situación real que vivieron muchos hombres y mujeres.



Desde su nacimiento y conforme a su evolución política y social, el cristianismo va impregnando la filosofía del hombre romano y medieval de occidente. De este modo aparece una nueva unidad cultural, con escalas de valores formuladas a partir de las sagradas escrituras.



De este modo, es fácil comprender la concepción que poseían sobre situaciones de enfermedad, que son permitidos por los divinos en función del pecado, siendo por tanto prioritaria la sanación del alma mediante el sacrificio. Pero la enfermedad puede servir como instrumento de "salvación", no solo a quienes la padecen, sino también a quién de los enfermos se ocupan, como se recoge en Mateo 25.



En este texto encontramos el contenido de la "praxis" de la enfermería medieval, y podemos constatar que siguiendo la tradición, los enfermeros medievales, cubren las necesidades de enfermeros y peregrinos. El valor social e institucional que otorga el cristianismo a las labores del cuidado, no posee objetivos que rigen en torno a la constitución de un saber, sino, exclusivamente, alrededor de objetivos espirituales.



De esta forma, la caridad, en la que encuentra su sentido el concepto de ayuda, y por tanto los cuidados enfermeros, es considerada como el instrumento de salvación para la vida eterna.



Así, los cuidados de enfermería, se institucionalizan basándose en un concepto de ayuda que podríamos denominar "vocacional, cristianismo, caritativo ", en el que las necesidades humanas se anteponen a las necesidades físicas, psíquicas y sociales.



A pesar de todo el cristianismo, hace que estos cuidados, restringidos en el mundo antiguo al ámbito doméstico, afloren a la sociedad, desde la mayor igualdad y reconocimiento social que proporciona la filosofía cristiana.



La ausencia de descripciones acerca de las prácticas cuidadoras se explica, no sólo por la nula valoración económica de esta actividad, sino también como consecuencia de la filosofía cristiana del cuidado, intensamente influida por la noción de humildad a diferencia de otras actividades relacionadas con la salud.

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