Coordina a los voluntarios que forman parte de la Delegación Diocesana de Pastoral de la Salud y que acompañan a los enfermos y trabajan con el personal sanitario, los pacientes y sus familiares. Juan Cruz Sanzo, párroco en Santa Marina, es desde hace nueve años el delegado diocesano de Pastoral para la Salud y esta semana ha ofrecido una conferencia sobre bioética. Pero insiste en que además de cuestiones polémicas como el aborto o la eutanasia, la bioética aborda el cuidado de los enfermos, hacer compañía a los ancianos o la humanización de los hospitales.
-¿La bioética es la ética de la vida?
-Sí, es la ciencia de la vida, son todos los comportamientos que hacen relación a la vida humana.
-¿La bioética está en entredicho teniendo por ejemplo en cuenta la actual polémica sobre el aborto?
-La bioética tiene que decir una palabra justa ante estos acontecimientos, sobre todo de cara al anteproyecto de ley sobre la despenalización del aborto libre. Porque está claro que hay que respetar y cuidar la vida desde su comienzo, que es la fecundación, hasta su final, que es el momento de la muerte natural, que tampoco hay que adelantar.
-¿Todo lo que es técnicamente posible no es éticamente admisible?
-Eso está claro. A la hora de pensar las cosas, todo está muy bien, pero luego hay muchos obstáculos también a nivel científico. Se nos ocurre que podemos hacer hasta un hombre, pero hay muchas barreras técnicas, además de morales, porque no todo lo que se puede hacer se debe hacer.
-¿Dónde está la barrera entre lo técnico y lo moral?
-Hay una moral que dimana del Evangelio y del magisterio de la Iglesia. Y también está el sentido común, porque, ¿cómo se puede pensar que una joven que no puede votar o comprarse una cajetilla de tabaco, puede someterse a la interrupción voluntaria del embarazo?
-¿Pero la curación de una enfermedad no justifica la experimentación con embriones humanos?
-Con las células madre se ha visto muy claro que los mejores resultados se han obtenido de las que se extraen del cordón umbilical o de otros tejidos como la médula, y eso no tiene ningún problema de carácter moral. Ante todo se trata de curar, pero sin eliminar a nadie ni utilizando medios desproporcionados.
-¿Por qué la Iglesia se opone incluso al caso del niño de Sevilla curado gracias al nacimiento de un hermano por selección genética embrionaria?
-Por la selección de embriones, que suena a eugenesia aunque sea en los primeros estadios de la vida. Es elegir a unos por encima de otros, como que sólo los guapos, listos y sanos tuvieran derecho a vivir.
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