domingo, 31 de mayo de 2009

La genética abre nuevas vías en Endocrinología

31/05/2009 M. E. C.


La genética es el futuro de la Endocrinología. Gracias a complejas analíticas, en un futuro se podrá predecir si una persona va o no a ser obesa o cómo asimila determinados alimentos. Y se podrán crear tratamientos específicamente dirigidos a los genes que causan la hipercolesterolemia. E incluso tratar el envejecimiento. Todas estas investigaciones se dieron a conocer la pasada semana en un congreso de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición que tuvo lugar en Zaragoza y que reunió a más de 800 especialistas de toda España.

Gracias al diagnóstico genético de los problemas endocrinológicos se puede conocer dónde está el error inicial que produce una determinada patología y diseñar un tratamiento específico. Tal y como recuerda Ramón Albero, jefe de servicio de Endocrinología y Nutrición del hospital Miguel Servet y presidente del comité organizador de la cita, el investigador aragonés José María Ordovás ha descubierto más de 200 genes implicados en la obesidad y actualmente se está investigando cómo interactúan.

"No todas las personas reaccionan de la misma manera a los distintos tipos de alimentos, de manera que cuando se clasifique a los pacientes según los diversos genotipos se podrán indicar terapias específicas", explica.

También en el envejecimiento --cómo frenarlo es una lucha constante del ser humano-- están implicados los genes. Las células sanas sufren un proceso de envejecimiento, pero cuando se transforman en tumorales, por diversas alteraciones genéticas, no lo hacen, no se hacen viejas. "Se abre un campo interesantísimo sobre la posible manipulación genética", explica Albero.

Y es que en el envejecimiento hay muchos más factores. Por ejemplo, un estudio realizado por la doctora Minor, de Harvard, junto con el investigador español Rafael del Cabo, concluye que la restricción calórica aumenta la longevidad. En experimentos con ratas, el ejercicio, a pesar de producir efectos muy positivos, no reproduce los efectos de la restricción calórica. "Sí se ha comprobado que algunas sustancias de los alimentos consiguen los mismos efectos. Así ocurre con el resveratrol, sustancia presente en la uva, cacahuetes, nueces y ostras, que prolonga la longevidad de las células y es antioxidante y cancerígeno", indica Albero. Pero, en proporción, un hombre debería consumir 1.500 botellas de vino.

Una de las advertencias es que no es lo mismo tomar estas sustancias en alimentos que en cápsulas. El doctor Eliseo Guallar, investigador aragonés que trabaja en Baltimore, ha estudiado el efecto de la ingestión de selenio. "Son sustancias antioxidantes en los alimentos, pero potencialmente peligrosas en forma de suplemento junto con vitaminas", explica el jefe del servicio de Endocrinología del Servet.

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