Pero unido a este "privilegio" van enormes desafíos, porque una larga vida no significa necesariamente una larga vida sana. Con el aumento de la longevidad se ha incrementado también la incidencia de enfermedades degenerativas u otros trastornos relacionados con la edad.
Los pesimistas dicen que el incremento en la longevidad significará que ahora pasaremos muchos más años combatiendo varias enfermedades. ¿Es esto lo que nos depara en el futuro? ¿O podrá la ciencia avanzar a la par de las expectativas de vida del ser humano?
Los genes "malos"
Los expertos afirman que hoy en día, el envejecimiento no necesariamente significa que la persona sea frágil o enfermiza. Varios estudios recientes sobre los factores que influyen en la longevidad concuerdan en que el 35% de ésta está determinada por los genes, sobre los cuales la persona no tiene control.
Pero el otro 65% -que corresponde a los factores medioambientales- puede modificarse. La doctora Susana Balcells, del Departamento de Genética de la Universidad de Barcelona, ha estado investigando si existe algún gen específico que contribuya a la longevidad del ser humano.
La científica estudió en 2008 la formación genética de una familia de centenarios en España que gozaban de buena salud física y mental. Tal como explicó "no encontramos ninguna mutación ni nada que fuera espectacular o que, como genetistas, pudiéramos señalar como responsable de esa vida larga".
Y aunque no haya un gen particular que pueda identificarse como el gen de la vida larga, los estudios han demostrado que hay muchos genes "malos" que se sabe aumentan el riesgo de cáncer, Alzheimer, diabetes y otras enfermedades debilitantes e incurables.
La clave de una buena vida larga
De la misma forma, hay genes "buenos" responsables de que haya personas que nunca sufran hipertensión, ni diabetes, ni alto colesterol o baja densidad ósea.
La investigadora cree que la clave de una buena vida larga, debe estar en una combinación de "buenos" genes y el uso que hacemos de ellos en el medio ambiente en que vivimos.
¿Es posible la inmortalidad?
Ésta y otras preguntas sobre el envejecimiento y la muerte ha sido, por años, objeto de la investigación del profesor Tom Kirkwood, director del Institute for Ageing and Health, de la Universidad de Newcastle, en Inglaterra.
"Por lo general, la gente cree que estamos programados para morir pero, no es así", afirma."El llamado 'gen de la muerte', supuestamente encargado de regular el crecimiento de la población, no existe", asegura.
Tampoco hay un gen del envejecimiento. Para lo que sí estamos programados es para sobrevivir. En nuestro organismo suceden diariamente procesos y mutaciones que podrían generar defectos o problemas, pero tenemos mecanismos que nos protegen de esas fallas.
Lo que sucede es que durante ese periplo se producen errores que ayudan a entender el deterioro y las enfermedades asociadas con la edad avanzada. Según sus investigaciones, envejecemos porque bajo la presión de la selección natural, nuestro organismo da prevalencia al crecimiento y a la reproducción, y no a la construcción de un cuerpo que pueda durar para siempre.
Ejemplos de longevidad
El cubano Ramón Cordobés, tiene 96 años y todavía es capaz de nadar 1 km en la costa norte cubana. Junto a un grupo de abuelos y abuelas integra un club llamado "Juventud Acumulada", todos ellos apasionados de la natación en piscinas y en mar abierto.
El cree que la natación fue uno de las cosas que le ha permitido llegar a tan avanzada edad pero no es la única, afirma que en su caso influyen también los factores genéticos, una mentalidad despreocupada y sobre todo el sexo.
Vilcabamba, un pequeño poblado en el sur de Ecuador, ostenta la fama de contar con los "viejos más viejos del mundo", con varias personas que superan con facilidad los cien años de edad.
Algunos opinan que se trata del clima primaveral que prevalece todo el año, con una temperatura media de 20 grados centígrados.
Otros atribuyen la buena salud de sus habitantes a la alimentación, basada en vegetales y frutos orgánicos producidos en la zona con prácticas agrícolas tradicionales, donde se evita el uso de químicos y conservantes.
Pero la teoría que cobra más fuerza en el llamado "Valle de la Longevidad" es la que tiene que ver con las propiedades químicas del agua.
Supuestamente estas propiedades estarían dadas por los minerales que acarrean las aguas de los ríos, pero además por algunas plantas medicinales como el Huilco, que crecen junto a las orillas y cuyas raíces, al hacer contacto con el agua, transforman el río en un manantial de salud.
http://noticias.terra.es/genteycultura/2009/0513/