domingo, 31 de mayo de 2009

Alexander G. Bearn, pionero de los estudios genéticos

Precursor de la aplicación de la investigación genética al campo médico, el doctor Alexander Gordon Bearn falleció el pasado 15 de mayo en Filadelfia, por complicaciones cardiovasculares, a los 86 años. Gracias a su extensa labor de investigación, hoy se sabe que la enfermedad de Wilson, como muchas otras investigadas después, es hereditaria y tiene cura.

Cuando el estudio de la genética humana estaba aun en pañales, Bearn ofreció a sus colegas una definición de la naturaleza genética de esa enfermedad, una rara dolencia que resulta de la sobreacumulación de cobre en los tejidos del cuerpo y que provoca una serie de síntomas que se pueden confundir con otros cuadros médicos, como pérdida de memoria, dificultades en el habla y temblores. Bearn demostró que tiene una naturaleza hereditaria y recesiva: el paciente tiene que haber recibido el gen irregular de su padre y madre a la vez.

Con su trabajo, Bearn demostró que hay enfermedades hereditarias que se pueden rastrear y para las que puede haber tratamiento. Hoy en día, esta dolencia, descrita en 1912 y que afecta a una de cada 40.000 personas, es curable. A Bearn, los diarios de Estados Unidos le han despedido como a un adelantado en el campo de la genética. "Fue uno de los pioneros en la aplicación de la genética a la medicina", dijo su colega, el profesor Arno Motulski, de la Universidad de Washington, en el diario The New York Times.

Nacido en 1923 Surrey (Inglaterra), se licenció en Medicina por la Universidad de Londres en 1950 y viajó a EE UU para trabajar en el Instituto Rockefeller de Nueva York como investigador de las dolencias metabólicas, como la misteriosa enfermedad de Wilson. Allí fundó en 1957 el laboratorio de genética del Instituto.

Director médico del Hospital de Nueva York durante 11 años y jefe del departamento de Medicina de la Universidad de Cornell, también le interesaban otros campos. En 1972 se unió a la Sociedad Filosófica Americana, que fundó Benjamin Franklin en 1743 y Bearn dirigió de 1997 a 2002. Cuando se jubiló, la Sociedad destacó "su memorable servicio y sabio liderazgo".

Entre 1979 y 1989 fue vicepresidente en la división internacional de la farmacéutica Merck & Co. Bearn queda como uno de los grandes investigadores de la tradición garrodiana, inaugurada por otro británico ilustre, Archibald Garrod, uno de los primeros en rastrear los errores hereditarios del metabolismo.

DAVID ALANDETE 31/05/2009

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