viernes, 8 de mayo de 2009

La nanotecnología exige una regulación para prevenir los riesgos de su mal uso

Las aplicaciones médicas de las tecnologías nanoescalares tienen el potencial de revolucionar el cuidado de la salud al brindar poderosas herramientas para diagnosticar y tratar las enfermedades desde un nivel molecular. La nanomedicina ha avanzado de forma muy rápida en años recientes, con aplicaciones prometedoras en campos como el reconocimiento de células cancerígenas, etiquetación de células madre y control y reparación de daños en ADN.

Además, se ha avanzado de manera espectacular en la capacidad para comprender y controlar el destino de células madre y se ha abierto la posibilidad de desarrollar nuevas tecnologías en este campo, con terapias para la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades humanas.

Cuando el uso de nanomateriales y de procesos a nanoescala llegue a la madurez comercial pueden surgir nuevos problemas éticos
No existe una semana en la que no escuchemos en los medios algún avance en este sentido. Sin embargo, este incremento exponencial de esta ciencia no está siendo acompañada de regulación, según Bioethics. De hecho, pese a que ya se comercializan algunos productos nanoescalares (incluidos medicamentos nanológicos), ningún gobierno en el mundo ha desarrollado regulaciones que respondan a los aspectos básicos de una seguridad nanoescalar.

Incremento de inversión
El aumento de las inversiones públicas y privadas -algunos países en vías de desarrollo ya destinan importantes recursos a la investigación en nanotecnología- hace que crezcan las oportunidades de avanzar en las investigaciones, pero también supone una posibilidad para que aparezcan atajos éticos, engaños y actividad criminal.

Algunos científicos dedicados al desarrollo de esta rama de la investigación reclaman una discusión en la disciplina, que entre otros aspectos abre la posibilidad de modificar la materia a nivel atómico. Afirman que el grado de manipulación que alcanzará ahora el hombre sobre la materia dejará retrasada, por ejemplo, a la genética.

Bioethics relata el caso del investigador Chi Ming Wei, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, como uno de estos casos de rápido crecimiento científico sin control y cómo muchas veces este avance se asienta sin fundamento en la presunción de que los investigadores tienen convicciones éticas.

Este profesor constituyó la Academia Americana de Nanotecnología, que, durante su existencia, organizó reuniones anuales con profesores de las principales escuelas de Estados Unidos. Según Summer Johnson, editora ejecutiva de The American Journal of Bioethics la organización fue prosperando en nombre de la revolución nanotecnológica, pero finalmente se descubrió que utilizó este nombre para enriquecerse, a pesar de registrarse como una organización sin ánimo de lucro.

Problemas futuros
Por ello, la regulación es necesaria, ya que cuando el uso de nanomateriales y de procesos a nanoescala llegue a la madurez comercial pueden surgir problemas éticos y políticos nuevos o activar antiguos. Algunas experiencias pasadas hacen que los nanotecnólogos sientan fuertemente la necesidad de estudiar los usos y daños potenciales, mucho antes de la comercialización.

http://www.diariomedico.com/2009/04/30