Es el primer mapa genético relacionado con la obesidad de una comunidad española. El Instituto de Endocrinología y Nutrición de la Facultad de Medicina y la Unidad de Apoyo a la Investigación del Río Hortega, en colaboración con médicos especialistas de toda la comunidad, han hecho una 'foto fija' de tres polimorfismos, es decir, de las variaciones en un pequeño punto de la secuencia del material genético que explican la tendencia a la obesidad.
Conocer el 'fallo' genético que impide ser delgada a una persona permitirá en el futuro planificar mejor la prevención, la dieta que debe seguir este afectado y otros tratamientos además de saber anticipadamente si sus hijos han heredado la secuencia 'incorrecta' y adelantarse a su gordura con medidas terapéuticas.
La aplicación asistencial es clara pero aún una utopía. Explica el responsable de este estudio, el doctor Daniel de Luis, director de la citada unidad de investigación del Río Hortega, que el estudio ha permitido identificar qué 'errores' genéticos están más presentes entre los obesos de unas áreas de salud y otras de la comunidad y qué alteración del ADN es más frecuentes en las personas con sobrepeso; lo que en el futuro permitiría relacionarse con riesgos cardiovasculares. El objetivo en definitiva de esta primera fase de la investigación ha sido el de «determinar la prevalencia de los polimorfismos de un solo nucleótido (es una variación en la secuencia de ADN que afecta a una sola base) que se relacionan con la obesidad».
Este equipo ha analizado tres polimorfismos -hay más de seiscientos- para conocer las prevalencias. Así, ha trabajado con la proteína que marca la absorción de la grasa, FABP; con LEPR, que es el receptor que marca la sensibilidad a las señales, las hormonas, de la obesidad; y, por último, la BETA3 que marca el gasto energético. Tener alterado alguno de estos polimorfismos, o varios, provoca obesidad por una causa genética.
La primera conclusión general de estos análisis es que es el primero, el que provoca la absorción de más grasas, el más frecuente en todas las áreas de Castilla y León. El 58% no tiene esta mutación pero hay un 34,82% que tiene un alelo alterado y el 7,2% los dos, son, por lo tanto, estos dos últimos porcentajes, patológicos.
Además es la población obesa de la zona Oeste de Valladolid, la que tiene como hospital de referencia el Río Hortega, la que con más frecuencia tiene alterada esta secuencia genética. Un 64% de las personas con sobrepeso de la zona Oeste tienen esta alteración y sólo el 36% carecen de esta mutación. En el Clínico, el 57,1% no registra estos 'fallos' genéticos. Burgos es otra provincia con una alta prevalencia, del 48,6%, el resto está por debajo de estas cifras.
En cuanto a los casos en que modulan mal las señales de obesidad es la segunda más prevalente pero de forma más leve; aunque en el área del Río Hortega, en comparación con el resto de la comunidad de Castilla y León, su presencia es alta, del 40% del Río Hortega frente al 28,6% del Clínico o el 14,3% de Salamanca. Por último, el menos frecuente de los tres es el BETA3, el marcador del gasto energético y, en particular, es llamativo su nula prevalencia en Segovia.
El estudio no entra en esta fase a buscar explicaciones sobre las marcadas diferencias por áreas de salud; aunque el doctor De Luis indica que el Río Hortega tiene mucha población de zonas rurales. Esta investigación permitirá en el futuro, explica este especialista en Nutrición, que en los obesos «además de medirles la talla y el peso contemos con unos 'microchips' que nos permitan conocer su alteración genética de base, como ya se hace con la hipercolesterolemia familiar, y adaptar así mejor la prevención y la dieta». «Es más complicado con la obesidad, porque los casos de alto colesterol dependen sólo de un gen y en la obesidad es poligénico lo que dificulta el salto a la asistencia, hay además una clara interacción con el medio ambiente que incide en el sobrepeso y otros factores; pero es interesante».
Conocer la causa genética de la gordura permite diseñar mejores estrategias contra ella en cada uno de los casos. «El estudio también revela que las áreas de salud no son homogéneas, hubiera sido raro que lo fueran», añade el doctor De Luis. En cuanto a los fármacos que pudieran resolver la obesidad, «estamos huérfanos, todavía hay muy pocos», destaca este endocrino.
El estudio se ha realizado con 264 pacientes, de los que 170 son mujeres dado que la obesidad es un problema más frecuente entre el sexo femenino y con una edad media de 41 años y un peso medio de 98 kilos.
El índice de masa corporal considerado para el estudio fue de 63,5 aunque sólo se pedía por encima del 30. Endocrinos de todas las áreas de salud han participado en este trabajo sobre la obesidad.
http://www.nortecastilla.es/20090705