La Conferencia de Naciones Unidas que ha tenido lugar en Madrid ha mostrado los problemas de una población mundial envejecida (para los destalles de las implicaciones económicas.
Poco antes del encuentro de Madrid, la División de Población de las Naciones Unidas --a la que no hay que confundir con el Fondo de Población de las Naciones Unidas o UNFPA, que financia programas de planificación familiar-- publicó “Envejecimiento de la Población Mundial: 1950-2050”. El informe destacaba cuatro puntos importantes.
1. El nivel actual de envejecimiento de la población no tiene igual en la historia del mundo. Para el 2050, el número de personas ancianas superará por primera vez al número de jóvenes. Antes de 1998, este cambio en la relación entre jóvenes y viejos había tenido ya lugar en muchas regiones desarrolladas.
2. El aumento de grupos de edad avanzada en la población nacional, tanto en números absolutos como en relación con la población en edad laboral, tiene una directa relación con la equidad intergeneracional e intrageneracional que son las bases de la sociedad.
3. En el área económica, el envejecimiento de la población tendrá un impacto en el desarrollo económico, el ahorro, la inversión y el consumo, los mercados de trabajo, las pensiones, los impuestos y las transferencias intergeneracionales. En la esfera social, el envejecimiento de la población afectará a la salud y a la sanidad, a la composición familiar y a la vivienda y a la emigración. En el terreno político, el envejecimiento puede influir en las corrientes de voto y en la representación.
4. Se espera que el envejecimiento de población siga teniendo lugar en el siglo XXI. La proporción de personas más ancianas era del 8% en 1950 y del 10% en el 2000, y se proyecta alcanzar el 21% en el 2050.
La población mundial tiene hoy cerca de 600 millones de personas ancianas, lo que triplica el número registrado hace 50 años. A mitad de siglo, habrá unos 2.000 millones de ancianos.
La población anciana está creciendo un 2% cada año, de manera considerablemente más rápida que la población en su conjunto. Al menos en los próximos 25 años, se espera que la población anciana continúe creciendo más rápidamente que otros grupos de edad. El índice de crecimiento de los que tienen 60 años o más alcanzará un 2,8% en el 2025-2030.
A mitad de siglo, habrá solamente 4 personas en edad laboral (de entre 15 y 64 años), por cada persona jubilada, en comparación con los 12 de 1950 y los 9 del 2000.
El número de niños sigue cayendo
Desde hace tiempo se sabía que el número de ancianos aumentará en las próximas décadas, porque la generación de los "baby boom" habrá alcanzado la jubilación. A esta tendencia se ha sumado una rápida caída de la fertilidad en muchos países.
El mes pasado la División de Población de las Naciones Unidas celebró en Nueva York “una reunión de un grupo de expertos con el objetivo de analizar cómo se ha realizado la transición a la fertilidad”. Cuando la población mundial alcanzó los 6.000 millones hace sólo dos años, el Christian Science Monitor observó el 11 de marzo que los “científicos estaban dando la señal de alarma sobre el crecimiento desenfrenado de la población, especialmente en el mundo en desarrollo”.
Ahora, sin embargo, el director de la División de Población de las Naciones Unidas, James Chamie, es de la opinión de que antes del fin de siglo el número de seres humanos comenzará con toda probabilidad a descender. Esto contrasta con los pronósticos de Naciones Unidas de hace sólo unos años que afirmaban que la población no se estabilizaría (en alrededor de unos 10.000 millones) antes del 2150.
Hay 74 países en lo que las Naciones Unidas llaman el grupo de nivel intermedio de fertilidad, donde las mujeres tienen entre 2,1 y 5 hijos, informaba Associated Press el 12 de marzo. Este grupo cuenta con cerca del 43% de la población mundial. Los últimos estudios de las Naciones Unidas sugieren que estas naciones se están dirigiendo hacia un índice de fertilidad de 1,85 hijos por mujer en el 2050, por debajo del nivel de 2,1 necesarios para asegurar el reemplazo generacional, y un descenso sobre estimaciones pasadas que se traduce en 85 millones menos de personas sólo en la India.
Abundan los ejemplos de los países en los que desciende la fertilidad. Las parejas en México tienen ahora un promedio de 2,3 hijos, por debajo de los 7 de los primeros años setenta, según datos de un censo del Consejo Nacional de Población. La tasa de crecimiento de la población del país se ha reducido radicalmente hasta el 1,38% al año, por debajo del 3,3% de los primeros años setenta, según un reportaje del Financial Times del 22 de febrero.
En Japón, un centro de investigación ha afirmado que la población alcanzará la cima en el 2005 y que caerá rápidamente en los siguientes 50 años, informaba Associated Press el 30 de enero. Según el Instituto de Investigación sobre Población y Seguridad Social del Ministerio de Sanidad, el envejecimiento de Japón se acelerará hasta alcanzar un 35,7% de la población por encima de los 65 años en el 2050, cerca del doble del 17,4% del 2000. Se considera que el número de japoneses será de 127,8 millones en el 2006, para después declinar hasta los 100,6 millones en el 2050.
Esto plantea profundos desafíos sociales, hacía notar en Gran Bretaña el periódico Observer el 3 de febrero. Otros países esperan compensar su índice de natalidad más bajo con la inmigración, pero en Japón los extranjeros sólo suman el 1%. Las Naciones Unidas afirman que Japón necesita 600.000 inmigrantes cada año para mantener los actuales niveles de población. Sin embargo, el año pasado Japón aceptó sólo a 36 refugiados y aumentó las restricciones para entrar en el país.
En el resto de Asia, los expertos en población han advertido que el declive de la fertilidad y la mortalidad en los últimos 50 años podría conducir a serios problemas sociales y económicos, informó la BBC el 14 de abril. 14 países de Asia ya tienen tasas de fertilidad por debajo del nivel de reemplazo. La población más anciana ha superado a la más joven en Japón, y ocurrirá los mismo el 2020 en Singapur y en el 2035 en China, según Bhakta Gubhaju, de la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia y Pacífico (UNESCAP).
“La mano de obra de los países del Este de Asia envejecerá más rápidamente que cualquier otra población en la historia en la próximas décadas”, según Gui-Ying Gao, del Instituto Internacional para el Análisis aplicado de Sistemas, con base en Austria.
Algunos países europeos, especialmente Francia, han visto cómo sus índices de natalidad se recuperaban, pero todavía están por debajo del nivel de reemplazo. España, por ejemplo, hizo público un aumento en la población en el año 2000. Esto era debido casi enteramente a la inmigración, puesto que el índice de fertilidad en España es solamente de 1,23 niños por mujer, informaba El País el 10 de enero.
El ministro español para la Cooperación Internacional, Miguel Ángel Cortés, dijo a la Conferencia de Naciones Unidas en Madrid que otros países no deberían incurrir en las mismas equivocaciones de algunos países desarrollados que siguieron “políticas que privan a la sociedad de niños”, informaba el periódico ABC el 9 de abril. “España está viviendo un auténtico desastre demográfico”, exclamó Cortés.
“Una nación senil”
Un informe del RAND publicado el año pasado, “Demografía calamitosa: Tendencias de Población en la Federación Rusa”, precisaba que la población ha descendido en ese país en 3 millones desde 1992. El número anual de nacimientos en Rusia ha descendido en 1,3 millones entre 1987 y 1999, mientras que el número de muertes ha aumentado en 500.000.
“Algunos analistas temen que la población rusa, que actualmente es de unos 145 millones, podría descender por debajo de los 100 millones”, observaba el informe. El estudio también hacía notar que el gobierno tiene pocos recursos para ayudar a los ancianos.
“Año tras año, nosotros, los ciudadanos de Rusia, somos cada vez menos... Hacemos frente a la amenaza de convertirnos en una nación senil”, decía el presidente ruso Vladimir Putin en su Declaración a la Duma sobre el Estado de la Nación en julio del 2000, según el estudio del RAND.
Sus palabras fueron repetidas recientemente por el presidente italiano Carlo Azeglio Ciampi. “Las estadísticas son espantosas”, citaba a Ciampi el diario La Stampa el 27 de marzo. “La nación parece una pirámide invertida con la población anciana más numerosa que la joven”, agregó.
El mundo se acaba de dar cuenta de que tiene en el futuro una población con canas.
MADRID, 20 abril 2002 (ZENIT.org).