David Sinclair, uno de los especialistas más destacados en envejecimiento, ha explicado a diario médico, con motivo de su visita al CNIO de Madrid, que la clave no es frenar este proceso, sino hacerlo más saludable. Sus hallazgos sobre el SIRT1 y al resveratrol han sido claves.
José A. Plaza 28/10/2008
El estudio del proceso de envejecimiento permitió a David Sinclair, casi por casualidad, hacer del gen SIRT1 y el resveratrol sus compañeros de trabajo en la Universidad de Harvard (Estados Unidos). En los últimos años, las aplicaciones de este polifenol no han dejado de crecer: problemas cardiovasculares, cáncer, diabetes, osteoporosis... Multitud de patologías parecen poder beneficiarse de un compuesto que, lejos de frenar el envejecimiento (algo que parece imposible), pretende hacer de este proceso algo más saludable. Sinclair ha compartido con Diario Médico sus impresiones acerca de las posibilidades de derivados del resveratrol antes de impartir una charla en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en Madrid.
¿Cómo empezó sus líneas de trabajo?
-Investigando en torno al envejecimiento, di por casualidad con el resveratrol. La evolución ha sido tremenda; gracias al trabajo de estos años hemos desarrollado moléculas 10.000 veces más potentes que este polifenol, que ahora se encuentran en estudios clínicos en fase II.
¿Qué resultados han obtenido en modelo animal?
-Bastante positivos. Hemos hallado datos esperanzadores especialmente en diabetes y artritis, con activadores de SIRT1 (STAC) que, además, se han mostrado seguros, con pocos efectos secundarios. Es impresionante la poca cantidad de resveratrol que necesita un ratón para mejorar su estado de salud.
¿Buscan la curación de estas patologías?
-Por el momento queremos tratarlas, aunque la meta que perseguimos es la curación. Hallar tratamiento es, además, dar un paso al frente en una labor preventiva frente al desarrollo de problemas cardiovasculares, osteoporosis, cáncer y demás enfermedades ligadas al envejecimiento.
Lucha contra un proceso que no parece poder revertirse.
-La clave no es frenar el envejecimiento; eso es un imposible. Pero sí podemos hacer de este proceso algo mucho más saludable, que la gente viva mejor.
Cáncer, diabetes, osteoporosis, problemas cardiovasculares... ¿Vale para todo el resveratrol?
-La verdad es que no hacemos más que descubrir nuevos efectos positivos. Su acción se basa en contactos moleculares con la actividad del ADN ligado al envejecimiento, así que se podría pensar que es posible actuar sobre todas las patologías relacionadas con este proceso. Pero hay que investigar más y, concretamente, observar la actividad de los STAC en humanos.
Por el momento, los ratones son un buen espejo en el que mirarse.
-Los resultados son buenos, especialmente cuando acompañamos el resveratrol en los ensayos con una restricción calórica. Sus derivados nos han permitido conseguir en ratones obesos un estado similar al que se ocasiona con una dieta baja en grasas, y que animales con una salud propia de una dieta baja en grasas muestren datos propios de dietas hipocalóricas.
¿Recomiendaría el consumo moderado de vino tinto?
-No puedo decir que esta bebida nos va a permitir vivir más, desde luego. Pero los efectos positivos del resveratrol están probados, y se trata de un compuesto presente en el vino tinto.
Hipótesis heterocromática
Sinclair y su equipo han hallado que el gen SIRT1 es la sirtuin-desacetilasa que más se parece al gen SIR2 del modelo de levadura. El resveratrol actúa sobre este gen humano, que se asocia con la función hepática, a las acciones músculo-esqueléticas, al tejido adiposo blanco y a las células beta-pancreáticas. Estas cuatro opciones están a su vez ligadas a múltiples funciones biológicas, muchas de ellas relacionadas con el envejecimiento. Entre otros resultados positivos, las últimas investigaciones de David Sinclair han demostrado que sobreactivar el SIRT1, con el objetivo de imitar los resultados de una restricción calórica, es positivo en la lucha contra el cáncer de pulmón.
Sinclair es partidario de la hipótesis conocida como heterochromatin islands, desarrollada por Imai y Kitano, en la que se plantea el papel de las telomerasas en el envejecimiento celular y se apunta hacia diferentes estructuras transcripcionales represivas como clave en la regulación de este proceso. De hecho, el especialista cree que el SIRT1 se une al ADN dañado y es necesario para el reclutamiento de proteínas ligadas a la reparación del material genético.
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AHANAOA A. C.
Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado
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