domingo, 26 de abril de 2009

Una mutación genética explica la longevidad de las personas centenarias

A punto de cumplir 115 años, Edna Parker parece ser la persona más longeva del mundo. En su último cumpleaños, esta antigua profesora de Indiana (Estados Unidos) afirmó que el secreto de su longevidad era no haber fumado ni bebido ninguna gota de alcohol durante su centenaria vida. Otros 'supercentenarios' que viven en el mundo defienden, sin embargo, otras recetas para seguir soplando velas cada año. Comer poco, tomar poca grasa y menos carne, hacer ejercicio o incluso beber vino, son algunas de ellas.

El mundo científico respalda muchas de estas recomendaciones, pero sin olvidar que quizá vivimos lo que nuestros genes nos permiten. Los estudios que han ahondado en las bases biológicas del envejecimiento han hallado componentes genéticos involucrados en la longevidad humana. En la revista 'Proceedings', un grupo de investigadores del Colegio de Medicina Albert Einstein, en Nueva York ofrece uno nuevo: IGF-1, el factor de crecimiento insulínico tipo 1.

Los científicos estudiaron variaciones genéticas en familias judías Ashkenazi con miembros centenarios y los compararon con estudios de otras familias Ashkenazi sin antecedentes de longevidad. Al comparar los dos grupos, descubrieron que los centenarios y sus descendientes eran más proclives a tener una variedad de mutaciones en el receptor del gen IGF-1.

Estas mutaciones en el receptor relacionadas con la longevidad estaban más presentes en las mujeres que en los varones. Las féminas Ashkenazi con miembros centenarios tenían más niveles de la proteína IGF-1 y una estatura menor. Los portadores de la mutación medían 2,5 centímetros menos de media. En perros y otros animales mamíferos ya se habían relacionado los niveles de este gen con más años de vida y un tamaño más reducido. El estudio confirma que los genes de la longevidad relacionados con IGF también existen en las poblaciones humanas.

Afecta a todas las células

IGF-1 es una proteína liberada por muchos tejidos del organismo y afecta a casi todas las células del cuerpo. Los principales órganos sintetizadores son la placenta, el corazón, el pulmón, el riñón, el hígado, el páncreas, el bazo, el intestino, los testículos, los ovarios, la médula ósea... Los seres humanos producen aproximadamente 30mg de IGF-1 al día hasta los 30 años de edad y desde ese momento la producción decrece con la edad.

04.03.08 - N. RAMÍREZ DE CASTRO

http://www.diariosur.es