LA VEJEZ
¿tierra fecunda o mitad del camino?
por Manuel Capote Castillo
"Creí que mi último viaje tocaba a su fin, gastado todo mi poder; que mi sendero estaba cerrado, que había ya consumido todas mis provisiones, que era el momento de guarecerme en la silenciosa oscuridad.
Pero he visto, que tu voluntad no se acaba nunca en mí. Y cuando las palabras viejas caen secas de mi lengua, viejas melodías estallan en mi corazón, y donde las veredas antiguas se borran, aparece otra tierra maravillosa."
Ofrenda lírica. Rabindranath Tagore
Todos los pronósticos demográficos realizados en la actualidad, incluyendo los expertos de las Naciones Unidas, aseguran que el grupo de personas de 60 años o más es el sector de la población que más rápidamente aumenta en el mundo. Precisamente este grupo, se estima se quintuplicará en los próximos años en el planeta, mientras que en los países en desarrollo se sextuplicará en ese período de tiempo. Lo anterior pone de manifiesto la importancia de profundizar en el estudio de la vejez –como fenómeno social contemporáneo-.
Ahora bien, ¿cuál es el promedio de edad de nuestros antepasados?
Existe consenso entre los especialistas en considerar que la duración media del hombre prehistórico era de 20 a 30 años. A estas conclusiones han podido arribar los arqueólogos y antropólogos al estudiar los restos de los esqueletos humanos de estos antiguos pobladores del planeta.
Aunque en la Biblia se plantea que Adán vivió 930 años, Noé (el constructor del arca) 950 y Matusalén logró llegar a los 969 años, debemos tener en cuenta que en las Sagradas Escrituras se usaba el año lunar de 28 días, lo que significa que Matusalén realmente vivió 74 años.
Por supuesto, que en la medida que el hombre fue mejorando sus condiciones de vida, conociendo mejor su cuerpo, y pudo combatir las enfermedades y epidemias que lo atacaban, logró incrementar su promedio de vida.
No es hasta el siglo XX cuando se obtiene un aumento sin precedentes de la duración de la vida del hombre. Nunca antes en la historia de la humanidad la duración de la vida creció a ritmos tan rápidos como en este siglo. El mejoramiento de las condiciones de vida y los éxitos de la medicina y la sanidad fueron determinantes para este significativo aumento de la duración de la vida (reducción de enfermedades infecciosas y parasitarias).
Según Raúl Hernández, la población cubana de 60 o más años en el curso del 53, representaba el 6,9% de la población, en el 70 asciende a 9,0%, mientras que en el 1981 llega a 10,9%. Dentro de las provincias, el más alto porcentaje corresponde a Ciudad de la Habana con 13,6% en el curso del 81. Al parecer esto se debe al comportamiento de la fecundidad y a los efectos de los procesos migratorios hacia la capital.
¿A qué edad comienza la vejez o tercera edad?
También esta clasificación ha sufrido modificaciones históricas. Por ejemplo Pitágoras (Siglo VI ane), eminente filósofo y materialista griego, encontró una analogía entre las edades de la vida y el cambio de las estaciones del año:
- Período de formación 0 – 20 años (primavera)
- Hombre joven 20 – 40 años (verano)
- Hombre en el florecimiento de sus fuerzas 40 – 60 años (otoño)
- Hombre viejo en decadencia 60 – 80 años (invierno)
Por otra parte Hipócrates (Siglo V ane) dividió la vida humana en diez períodos de siete años cada uno.
En el siglo XIX los fisiólogos franceses utilizaron la clasificación que divide la vida humana en 4 períodos:
HOMBRE MUJER
Niñez 0-15 0-11
Juventud 15-25 11-20
Edad Madura 25-60 20-60
Vejez más de 60 más de 60
Por su parte uno de los fisiólogos franceses más destacados, Jean Pierre Marie Flourence (1794 – 1867) empleó una clasificación muy diferente, pero dividió la vejez en dos etapas: la primera de 70 – 85 y la segunda después de los 85.
Existen otras clasificaciones de otros especialistas que no enumeraremos (ver "El Hombre y la edad" de Alexis Tolsty).
En la actualidad, según un acuerdo internacional firmado en Viena en 1982, -Cuba estuvo presente junto a otros 120 países- el inicio de la tercera edad ocurre a los sesenta años. (Asamblea Mundial sobre el envejecimiento auspiciada por la ONU).
Una de las interrogantes que el hombre se ha planteado desde hace mucho tiempo ha sido:
¿A qué se debe el envejecimiento humano?
Ante todo conviene precisar que se acostumbra a hablar de la edad cuando se mide la cantidad de años que el hombre ha vivido desde su nacimiento, cuando en realidad esta es la llamada edad cronológica: mientras que la edad biológica se valora por los cambios evolutivos de la persona.
Entre ambos existen relaciones complejas y mediatizadas. A medida que la edad cronológica aumenta, la edad biológica se retarda, es decir, son cantidades inversamente proporcionales. Cuanto más viejo sea Ud. más lentamente envejece. –Se ha podido comprobar que físicamente uno no cambia tanto de los 30 a los 40 años como de los 25 a los 30; ni tampoco de los 55 a los 65 como de los 40 a los 55.
Las diferentes partes del cuerpo humano no envejecen a un mismo tiempo. Se estima que los ojos comienzan a envejecer a los 10 años; el oído alrededor de los 20, a los 30 la fuerza muscular y la rapidez de la revisión han llegado a su ápice y comienzan a decaer. En cambio el cerebro está aún joven y en proceso de desarrollo a los 50 y no llega al cenit sino hasta los 60, después de esa edad la eficiencia cerebral declina muy lentamente hasta los 80. Sin embargo, todavía a los 80 puede Ud. ser mentalmente productivo como lo fue a los 30, pero ahora con más sabiduría y experiencia. Tengamos en cuenta que Sófocles escribió su gran Edipo y Goethe terminó su inmortal Fausto cuando ambos tenían más de 80 años de edad.
Según el profesor Hang, jefe del departamento de anatomía del Colegio de Medicina de Leibeck, la sección del cerebro que transforma las impresiones sensoriales en conocimiento consciente casi no cambia con la edad. El encéfalo, donde la información sensorial se transforma en pensamiento, se reduce con la edad, pero esta disminución afecta solamente a la parte frontal y no a la parietal del cerebro.
Por otra parte el psicólogo norteamericano, George Lawton afirma que las personas de edad avanzada suelen sufrir una cierta pérdida de la memoria, pero la imaginación creativa no envejece. Con la edad aumenta la comprensión y se amplían nuestras perspectivas interiores; el criterio se afina y la capacidad de razonar mejora. En definitiva se adquiere sabiduría.
Antes de continuar conviene definir dos conceptos muy utilizados por los médicos que estudian el envejecimiento humano: GERONTOLOGÍA y GERIATRÍA. El primero es la rama de la medicina que se dedica a estudiar los fenómenos o causas que producen la vejez, mientras que el segundo se dedica al estudio y tratamiento de las enfermedades de la vejez.
Volviendo a nuestra última pregunta: De acuerdo a la autorizada opinión de la gerontóloga y geriatra rumana Ana Aslan, el envejecimiento es un proceso evolutivo que depende de factores: hereditarios, del medio ambiente y de la edad, pero aún no se han descubierto las causas precisas que la determinan.
Según investigaciones médicas experimentales realizadas durante 25 años en el Instituto Nacional de Gerontología y Geriatría de Bucarest que la Dra. Asla ha dirigido, se ha demostrado que el proceso de envejecimiento puede ratardarse mediante la utilización de ciertas sustancias químicas, en particular el hidrato de cloro para-amino-benzoico dietilaminoetanol.
Existen otras hipótesis que plantean que la mayoría de las alteraciones relacionadas con la edad surgen debido a la acumulación en el organismo de productos tóxicos del metabolismo. Sobre todo son peligrosos los productos del intercambio de oxígeno, como son los radicales libres. El radical libre es una partícula altamente activa, que reúne de manera incontrolada a otras moléculas, lo que puede provocar el deterioro de las moléculas de ADN y ARN y de las membranas celulares. Existen sustancias que frenan los procesos de oxidación de los radicales libres y que disminuyen el nivel de estos en el organismo. Estas sustancias recibieron el nombre de "antioxidantes".
¿Cuándo comienza el envejecimiento?
Realmente el momento preciso en que comienza el envejecimiento se desconoce, aunque algunos plantean que se inicia desde el nacimiento, mientras que otros afirman que este proceso empieza cuando se detiene el crecimiento.
En la medida que la estancia del hombre sobre la tierra sea más placentera, con más confort y útil, éste deseará prolongar su vida. Cabe entonces preguntarse:
-¿Cuántos años puede vivir el hombre?
-¿Cuál es la duración que, como promedio, puede alcanzar la vida de un ser humano?
La primera pregunta pudiera parecer sencilla, clara y fácil de responder. En realidad este problema es mucho más complicado de lo que aparece a primera vista.
Si se tiene en cuenta la estadística de los records se pudiera afirmar que el hombre pudiera vivir 120 años pero si se analiza científicamente la respuesta puede ser inesperada.
Supongamos que el hombre puede vivir x años, esto significa que el hombre no puede vivir ni un segundo más. Es decir, que la afirmación supone la existencia de una edad límite que el hombre no puede superar.
Uno de los primeros en apreciar este fenómeno fue el famoso matemático W. Feller en su libro "Introducción a la teoría de las probabilidades y sus anexos". En este sentido la teoría de las probabilidades nos indica que con el aumento del número de observaciones records crece el valor de la duración máxima de la vida. Aunque parezca una paradoja, cuanto mayor sea la edad, tanto menor será la probabilidad de alcanzarla. Es por ello que podemos concluir que resulta ilógico establecer un límite para la vida humana.
Al tratar de darle respuesta a la segunda interrogante, conviene precisar que esa edad promedio, algunos científicos la denominan "duración genérica de la vida" o "duración potencial de la vida".
En el 1978 el demógrafo soviético B.Turlaniv opinó que la duración genérica de la vida humana es de 86 años para los hombres y 88 para las mujeres de manera aproximada. Por otra parte, otros especialistas soviéticos como L. A Gavrilov y D.F. Chebotanov consideran que la duración potencial pudiera fluctuar entre 90 y 100 años.
Después de analizar la edad potencial genérica del ser humano sería interesante conocer cómo llegar a alcanzarla, o sea, ¿qué factores contribuyen a la longevidad?
Puntualizaremos que en gerontología se le denomina longevo a todos los seres humanos que sobrepasan la edad de 90 años. En la demografía se calcula el índice de longevidad de una zona o región por la cifra de personas mayores de 90 años que se encuentran cada 1000 habitantes.
Al parecer, la mayor cantidad de longevos corresponde al Cáucaso, donde se han registrado 5 000 personas de cien años de una población de 9,5 millones de habitantes.
De acuerdo a los resultados de un convenio de investigación, suscrito en el 1977 por la Academia de Ciencias de la URSS y el Consejo de Asociación de Investigación de los E.U., para realizar de manera paralela el estudio de grupos étnicos con un elevado número de longevos, se obtuvieron las siguientes conclusiones:
Los longevos contemporáneos son personas que en su mayoría:
1. Han nacido y vivido siempre en una misma región y han realizado toda su vida un mismo trabajo.
2. Viven en un ambiente familiar favorable, gozando de prestigio y respeto.
3. Tienen una alimentación equilibrada, moderada y sobria.
¿Por qué las mujeres viven más que los hombres?
Según las estadísticas demográficas de casi todos los países , las mujeres alcanzan una edad más avanzada que los hombres, pero lo significativo es que la mortalidad del hombre supera a la de la mujer en todas las edades. Hasta el momento no está bien precisado por qué sucede esto; no obstante, la mayoría de los especialistas e investigadores atribuyen este fenómeno a diferencias genéticas.
¿Se podrá heredar la longevidad?
Después de numerosos estudios al respecto se ha arribado al siguiente consenso: Teniendo en cuenta que el parecido en la duración de la vida, que se observa en la especie humana entre los padres y los hijos, en lo fundamental se debe, evidentemente, no a los genes, sino a la educación, el modo de vida heredado y las costumbres, se deduce que la longevidad no se herede.
¿Cuáles son las características psicológicas del anciano?
Son de todos conocidas las comparaciones que históricamente se han realizado entre la infancia y la vejez; aunque desde el punto de vista físico, las diferencias, son sustanciales; sin embargo, fisiológicamente y psicológicamente tienen muchos aspectos comunes: débil desarrollo de la actividad de los sentidos, la cólera, la tendencia al llanto o a la vía fácil, la charlatanería, el equilibrio precario del cuerpo, el andar inseguro, la falta de dientes, la necesidad de alimentos suaves y dulces, la ausencia de impulsos sensuales, la enuresis, etc.
Una analogía significativa entre la infancia y la vejez, es que ambos toman conciencia de su posición en la sociedad mediante su comparación con la persona madura.
En la actualidad, la descripción de la personalidad del anciano en su contenido psicológico está en un proceso limitado de constante búsqueda y perfeccionamiento.
Según Fritz Grese se diferencian tres tipos de viejos:
1. El viejo negativista, que niega poseer cualquier rasgo de vejez.
2. El viejo extravertido, que reconoce la llegada de la ancianidad, pero lo hace por presión de influencias externas y por observación de la realidad circundante, especialmente cuando se jubila.
3. El viejo introvertido, que vive la vejez en el plano de ciertas vivencias intelectuales y emocionales (reconstrucción fiel del pasado, reminiscencias, interés por cuestiones metafísicas, poca movilidad, debilitamiento de las emociones y de las tendencias sexuales, aspiraciones a la tranquilidad.
Casi todas las personas se adaptan a la senectud, pero una combinación de diversos factores como: disminución de las frecuencias cognoscitivas, aislamiento y cambios drásticos en el sistema de vida, pueden originar diversos trastornos, en especial, psíquicos, tales como: neurosis ansiosa, psicosis, esquizofrenia y melancolía involitiva.
Es por ello, que conviene darle participación en la toma de decisiones en el hogar, la realización de ciertos trabajos acorde a sus posibilidades, no emitir criterios negativos sobre la ancianidad, no interferir en sus actividades y preferencias, evitar medicamentación sin indicación médica, así como lograr una alimentación balanceada.
"En los ancianos está la ciencia y en la larga edad la inteligencia" (Job. 12-12)
¿Cómo los ancianos pueden contribuir a la educación y a su vez la educación contribuir al bienestar de ellos?
El gerontólogo soviético Ippolit Davidovski, autor de una de las investigaciones contemporáneas más interesantes sobre la vejez, escribió:
"La experiencia y la sabiduría siempre fueron función del tiempo; hoy siguen constituyendo el privilegio de las personas maduras y de edad avanzada. Para la gerontología como ciencia, no es tan importante agregar años a la vida, es más importante "agregar vida a los años". Esta opinión coincide con la idea de Leonardo da Vinci que expresó: el trabajo genera experiencia, y la experiencia sabiduría. Ningún manual o libro puede sustituir la experiencia individual de los viejos trabajadores que no han perdido su capacidad laboral.
La importancia de la sabiduría como especial reafirmación psicológica de la vejez es invalorable.
La sabiduría da una única posición del anciano en el mundo contemporáneo por su significación social e histórica, humana por su destino y orientación.
Por lo anteriormente planteado, sería conveniente que la comunidad pudiera beneficiarse al máximo de los conocimientos, la experiencia y la autoridad moral de los ancianos. Ello pudiera materializarse mediante:
- la grabación y difusión de sus mensajes a través de los medios masivos de comunicación
- el asesoramiento, entrenamiento y control del trabajo que realizan los más jóvenes en distintas esferas laborales.
- La planificación y ejecución de charlas, conversatorios, encuestas con colegas jóvenes y ancianos para intercambiar experiencias y efectuar actividades recreativas, culturales, deportivas, etc.
Durante los últimos años se ha desarrollado entre los ancianos la tendencia a dedicarse a los estudios. En la actualidad disponen para ello, no solamente de grupos de estudio locales sino además de cursos universitarios. Es internacionalmente célebre la Universidad de la tercera edad, creada en el seno de una de las universidades más antiguas del mundo, la de Toulouse (Francia). La Sorbona de París ha vuelto a poner en práctica tras una interrupción de más de 90 años, las llamadas conferencias "interedades". Las universidades públicas norteamericanas y las de otros países brindan condiciones especiales a las personas que han sobrepasado la edad de la jubilación".
Los estudios realizados por la UNESCO sobre la educación y la tercera edad han puesto de manifiesto la existencia de lagunas particularmente penosas en lo que concierne a la investigación, las innovaciones y los intercambios de experiencias en la materia.
Entre los posibles temas de investigación a nivel mundial parece conveniente señalar especialmente:
a) La alfabetización de los ancianos.
b) Las ofertas del acceso a la educación y la cultura.
c) Sobre la utilización del tiempo libre en forma creadora.
d) Sobre la adaptación de los individuos a la situación de jubilados.
e) El reciclaje profesional y técnico en esta etapa de la vida.
"No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares". (Salmos 71-9)
"Delante de las canas te levantarás y honrarás el rostro del anciano". (Lev. 19-32)
"Tu señor ha dispuesto: No adorareis a nadie fuera de Él; tratareis a vuestros padres con generosidad; si uno de ellos o los dos llegan a la vejez a tu lado, no les digas ¡Uf! ni les recrimines. Háblales con palabras generosas". (Corán XVII-24)
¿Cuáles son las causas históricas que hayan provocado que la veneración hacia los adultos haya disminuido?
Debemos partir del suficiente presupuesto teórico: "La moral no cambia arbitrariamente , porque alguien lo desee, sino que depende del modo de vida de los hombres en su contexto social".
Se puede afirmar que la vejez fue el primer privilegio conocido en la sociedad humana, incluso durante mucho tiempo, en la sociedad primitiva, era el principal y el único. En ninguna época posterior, los ancianos han disfrutado de tanta atención, respeto y veneración. ¿A qué se debe esta actitud? Sencillamente al importante papel que desempeñaban en su vida social.
En este tipo de sociedad los ancianos eran los jefes de la gens y de la tribu; eran los guardianes de las tradiciones y costumbres seculares de la época; eran los portadores de los hábitos de trabajo; personificaban la sabiduría de su tiempo; ocupaban un lugar clave en la vida económica y social . Es por ello que el respeto y la veneración extraordinaria que se les ofrecía a los ancianos en la sociedad primitiva debe interpretarse como un reconocimiento y resultado de sus méritos reales ante la sociedad. Es decir, que este prestigio moral hacia los ancianos, no está relacionado con su edad, sino con el papel, lugar y funciones en el sistema de las relaciones sociales de aquella época.
Esta actitud respetuosa hacia la vejez fue heredada por el Medioevo. En aquella época, la base de toda la vida patriarcal la constituía la veneración a la vejez. La bendición de los padres se necesitaba en todos los momentos decisivos de la vida del hombre, mientras que su maldición representaba el castigo más terrible.
Ahora bien, con la entrada de la sociedad en un nuevo estadío de desarrollo, el capitalismo, cambió sustancialmente el poder y supremacía de los viejos.
El impetuoso progreso de la ciencia y la técnica, con la Revolución Científico Técnica, el crecimiento de toda la vida social a ritmos insospechados, provocó la admiración por cualidades humanas tales como: energía, potencia creadora, resistencia física, etc., lo cual es propio de la juventud, perdiendo de esa manera la vejez, la prioridad de épocas anteriores. A partir de entonces cambió hasta la propia noción del tiempo: el presente se concibe como el comienzo del futuro y no como la culminación del pasado. De esta manera la vejez perdía el velo de santidad conservado hasta entonces.
Podemos decir que este es el precio que tenemos que pagar por el progreso moral en esta esfera. Al adquirir algo, perdemos casi siempre algo. La moral se enriquece, tanto de la acumulación paulatina de valores positivos, como de la superación de los negativos. Sin embargo, lo más importante es la reorganización cualitativa de las estructuras de la moral, los saltos en su desarrollo. Cada nivel cualitativo de la moral tiene sus lados buenos y sus aspectos malos.
No obstante, hay valores que siempre perdurarán, ya que las personas mayores representan la base de la cultura material y espiritual existente, y sin herencia cultural, sin experiencias acumuladasy utilizadas sabiamente, no existirá una sociedad civilizada.
Por tanto, las relaciones de respeto entre los menores y los mayores se conservarán siempre, lo que ha ido cambiando es el contenido de las mismas, la calidad social concreta y su sentido valorativo.
Es cierto que los vínculos espirituales que unen a los jóvenes con los ancianos se han hecho más fríos y racionales, pero también más vitales y humanos, en definitiva más conscientes.
Nadie debe interpretar los anteriores plantemientos como una justificación a las actitudes incorrectas, irrespetuosas e inaceptables que algunos jóvenes reflejan en sus relaciones con las personas mayores en la actualidad. Este nocivo fenómeno merece un estudio aparte que se sale de los propósitos del presente trabajo. Baste decir, que resulta imprescindible fortalecer el trabajo educativo, tanto en el hogar como en la escuela, para modificar estas conductas incivilizadas.
Cabe añadirse que existen otros factores de carácter social que también han contribuído a disminuir la estima y consideración por los ancianos:
. Existe una tendencia a sobrevalorar lo joven como lo nuevo, lo útil, ejemplo de belleza y perfección, etc.
. En algunos idiomas se utiliza la palabra viejo tanto para las personas como para las cosas; sin embargo, vale recordar que un abrigo puede estar fuera de moda pero puede proteger mejor del frío que uno nuevo.
. En la dinámica actual de las familias, raramente coinciden en un mismo hogar dos generaciones distintas. Si esto ocurriere, como sucedía en épocas anteriores, entonces pudiera existir una mayor compenetración entre los jóvenes y los adultos.
. Aún prevalecen criterios económicos que sostienen que el hombre después de los cincuenta años comienza a tornarse minusválido y menos productivo.
Finalmente, veamos cuales son las perspectivas de prolongar la vida humana. Para lograr lo anterior es preciso realizar dos importantes tareas:
. Una táctica, que supone la movilización de los medios que permitirían el aumento de la duración de la vida, ya existente, combatiendo los diversos factores de la mortalidad humana.
. Una estrategia, que consiste en profundizar en el estudio de la causa principal del aumento de la mortalidad con la edad, o sea, buscar fórmulas científicas para retardar el envejecimiento del organismo.
Resulta obvio que el estudio científico de la prolongación de la vida exige no pocos gastos, pero: ¿Acaso nuestra vida no lo merece?. Esto requiere el esfuerzo mancomunado de todas las naciones, que pudiera llevarse a cabo si las múltiples inversiones que se realizan para el exterminio del hombre se dedicaran a prolongar su vida. Este es un interés colectivo de todos los habitantes del planeta: anhelos de una vida larga, útil , plena y feliz, que nos permita repetir lo expresado por el poeta norteamericano Walt Whitman, cuando escribió:
"Oh, vejez mía, la más pura de mis alegrías
mis hijos y mis nietos, mis blancos cabellos
y mi barba blanca.
Mi generosidad, calma, majestuosidad,
luego del largo camino de mi vida."
BIBLIOGRAFÍA
. Gravrilov, L. "¿Podrá prolongarse la vida del hombre?, Editorial MIR, Moscú, 1990.
. Guseinov, A: "La regla de oro de la moral", Editorial Progreso, Moscú. 1990.
. La Biblia: "Dios habla hoy", Sociedades Bíblicas Unidas, México, 1993.
. Revista Correo de la UNESCO, octubre de 1982.
. Tagore, R: "Ofrenda Lírica", Editorial Arte y Literatura, La Habana, 1976.
. Tolstij, A: "El hombre y la edad", Editorial Progreso, Moscú, 1989.
NOTA: Deseo hacer público mi agradecimiento al Dr Miguel Valdés Mier, Jefe del Grupo Nacional de Geriatría de Cuba, por la amable revisión de los manuscritos originales de este artículo, lo que permitió perfeccionar el mismo, al tener en cuenta sus autorizados criterios y sugerencias.
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