Alteración genética favorece la longevidad
Lunes | 17.03.2008
Redacción de The New York Times
BARCELONA, España
Comparando el ADN de personas centenarias y de sus descendientes con el de familias que no tienen una longevidad excepcional, investigadores de Estados Unidos han identificado una alteración genética que favorece una vida larga.
Ya existe un fármaco que simula los efectos de esta alteración genética y que podría recetarse en el futuro para alargar la vida, informan los investigadores, aunque advierten que sería prematuro tomar fármacos como este en la actualidad y que antes habría que cerciorarse de que sus beneficios superan a sus efectos secundarios.
La investigación se ha basado en 384 voluntarios judíos asquenazíes con edades de 95 a 110 años. También se ha analizado genéticamente a los hijos de estos voluntarios y a otros judíos asquenazíes de edades comparables a las de estos hijos, pero que no pertenecían a familias centenarias. El motivo por el que los análisis se han circunscrito a judíos asquenazíes es que, al ser un grupo genéticamente homogéneo, es relativamente fácil identificar diferencias genéticas entre familias.
Los investigadores se han centrado en el gen de la hormona IGF-1, ya que estudios anteriores realizados en invertebrados y en ratones lo han asociado a la longevidad.
Se trata de un gen clave para el crecimiento en la etapa infantil y que, en la edad adulta, sigue participando en la regeneración de tejidos.
Los resultados de la investigación, presentados esta semana en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EU, muestran que las personas que tienen mermada la actividad de la hormona IGF-1 tienen mayor probabilidad de llegar a centenarias, aunque también de tener una baja estatura.
Estos resultados sugieren que administrar fármacos que contrarresten la acción de la IGF-1 en personas adultas, una vez terminado el periodo de crecimiento, podría prolongar la vida sin afectar la estatura.
“Si datos adicionales refuerzan este concepto, hay fármacos disponibles, y otros en desarrollo, que podrían tener estos efectos”, ha declarado por correo electrónico Pinchas Cohen, director de la investigación de la Universidad de California en Los Ángeles.
Un fármaco que inhibe la acción de la IGF-1 se está ensayando actualmente como tratamiento anticancerígeno y otros podrían diseñarse que potencien la acción de longevidad más que la antitumoral. Cohen advierte, sin embargo, que aún no está claro si estos fármacos serán seguros y eficaces en la población general, que habría que investigar a partir de qué edad serían aconsejables y -uno de los resultados más sorprendentes del estudio- que sus efectos probablemente serían distintos en hombres y en mujeres.
Los estudios realizados hasta ahora sugieren que la IGF-1 tiene una acción especialmente beneficiosa en hombres, porque al parecer aumenta la sensibilidad a la insulina y reduce el riesgo de diabetes. Por ello, inhibir la IGF-1 podría favorecer la diabetes. Este efecto no parece darse en mujeres, que por lo tanto podrían beneficiarse más de fármacos inhibidores de IGF-1. Pero harán falta más estudios para comprobar si estas hipótesis son acertadas, advierten los investigadores.