domingo, 12 de abril de 2009

PROGRESOS EN GENÉTICA HUMANA

REAL ACADEMIA DE CIENCIAS EXACTAS, FISICAS,
QUIMICAS Y NATURALES DE ZARAGOZA
PROGRESOS EN GENÉTICA HUMANA
DEL ENVEJECIMIENTO Y LONGEVIDAD
DISCURSO DE INGRESO LEÍDO POR EL ACADÉMICO ELECTO
Ilmo. Sr. D. MANUEL TAMPARILLAS SALVADOR
EN EL ACTO DE SU RECEPCIÓN SOLEMNE
CELEBRADO EL DÍA 12 DE MAYO DEL AÑO 2005
Y
DISCURSO DE CONTESTACIÓN POR EL
Excmo. Sr. D. HORACIO MARCO MOLL
PRESIDENTE
ZARAGOZA
2005
PROGRESOS EN GENÉTICA HUMANA
DEL ENVEJECIMIENTO Y LONGEVIDAD
POR EL
Ilmo. Sr. D. MANUEL TAMPARILLAS SALVADOR
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Excmos. e Ilmos. Sres.,
Señoras y señores:
Ha sido para mí una gran emoción y una agradable sorpresa haber sido nombrado
Académico numerario de esta Ilustre Corporación de la Real Academia de Ciencias Exactas,
Físicas, Químicas y Naturales de Zaragoza. Quiero expresar mi agradecimiento al Excmo. Sr.
Presidente y a todos los Ilmos. Sres. académicos, muy especialmente a los Dres. Horacio
Marco y Ángel García de Jalón.
Este nombramiento me ha supuesto una agradable sorpresa por cuanto que mi vida
profesional, dedicada a la Genética Humana y Clínica, ha consistido preferentemente en una
labor asistencial en la Sanidad pública. Mis contactos docentes con la Universidad han sido
ciertamente continuados y a este respecto quiero recordar a mi profesor Dr. Ramón Rey Ardid
con quien participé durante el decenio de los 70 en un Curso de Doctorado bajo el título de
Genética Psiquiátrica. Igualmente a las cátedras de Pediatría de la Facultad de Medicina, a la
cátedra de Biología de dicha Facultad, a la cátedra de Genética y Mejora Animal de la
Facultad de Veterinaria, entre otras. Igualmente quiero señalar que la Facultad de Medicina ha
incluido la asignatura de Genética a partir de este curso docente 2004-2005, quizá por la
relevancia que a su juicio ha alcanzado en los últimos 50 años. Mejor recuerdo he guardado
de las numerosas Tesis doctorales que he tenido la suerte de dirigir o de participar en sus
tribunales.
En mi actividad profesional he tenido la gran fortuna de contar con buenos
colaboradores y amigos, con los que hemos formado la Sección de Genética Humana del
Hospital Universitario “Miguel Servet” de la Seguridad Social de Zaragoza, en su andadura
de más de 35 años. En este punto quiero referirme al papel tan señalado que nuestra Ciudad
ha tenido en el campo de la Genética Humana. El primero realizado por D. Santiago Ramón y
Cajal sobre la masa de cromatina en los núcleos de neuronas de felinos hembras, que
posteriormente fue denominada masa de BARR, indicativa de la inactivación de uno de los
8
cromosomas X. Aquel descubrimiento supuso en la era pre-citogenética poder diagnosticar
varias gonosomopatías humanas, como los síndromes de TURNER y de KLINEFELTER. Sin
embargo la principal aportación fue la realizada en 1956 por el Dr. Tjio en el Centro
Experimental de la Cartuja de Aula Dei, al demostrar que el complemento cromosómico
humano constaba de 46 elementos, 44 autosomas y dos cromosomas sexuales. Fue el
comienzo de la Citogenética Humana, del estudio de las alteraciones cromosómicas
constitucionales y adquiridas y del “mapeo” de los genes en las distintas bandas
cromosómicas.
Soy consciente de la suerte que he tenido al haber podido seguir los adelantos de la
Genética Humana desde sus inicios, aprendiendo las técnicas de cultivo celular con el Dr.
Forteza Bover en Valencia, el cultivo de tumores con el Dr Freshley en Escocia, el
diagnóstico prenatal con el Dr Kurt Hirschhorn en el Monte Sinaí de Nueva York, etc. Sobre
estas bases he podido desarrollar mi actividad en Genética Humana, inicialmente en el
Servicio de Hematología que dirigía el Dr Raichs Solé y seguidamente y sin interrupción en el
Servicio de Bioquímica que actualmente dirige el Dr García de Jalón.
Quiero destacar el papel multidisciplinar que se ha propuesto esta Academia, con la
asignación de una nueva medalla, la nº 34, con la que acoge una nueva disciplina, la Genética
Humana, que tanta trascendencia ha alcanzado en la actualidad, iniciando una relación con el
resto de Ciencias de las que precisamente ha de beneficiarse.
El tema del discurso que voy a presentar lleva por título “Progresos en Genética
Humana del envejecimiento y longevidad”; dada su actualidad, la repercusión en la sociedad
actual y porque es motivo de nuestro estudio en el Centro de Análisis Genéticos de nuestra
ciudad, con la estimable ayuda del Dr Manuel López, catedrático de Bioquímica de la
Facultad de Veterinaria de Zaragoza. Espero y deseo que su exposición, resultados y
conclusiones merezcan el honor que me habéis otorgado.
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El término de Gerontología fue introducido en 1903 por METCHNIKOFF para
designar el estudio científico del proceso del envejecimiento de los seres vivos. Referido al
hombre, la Gerontología incluye actualmente aspectos sociológicos, psicológicos y
económicos a los que ha de enfrentarse la Sociedad actual, como importantes problemas
derivados de la cambiante constitución de la humanidad. La Biogerontología ha surgido con
fuerza inusitada en los últimos años, creándose numerosos grupos de trabajo e investigación
en numerosos países.
El hombre en la actualidad ha desechado la quimera de la inmortalidad y se ha
centrado en conseguir una mayor supervivencia con mejores condiciones físicas y mentales.
Los hábitos saludables de vida, la adecuada nutrición, los progresos en el diagnóstico precoz
de numerosas enfermedades y el tratamiento de muchas de ellas, han logrado duplicar la
expectativa de vida en los últimos cien años de existencia de la especie. La longevidad o ciclo
vital se refiere a la duración máxima posible de la vida del hombre que, por acuerdo unánime
científico, se ha cifrado en los 120 años. La esperanza o expectativa de vida es simplemente
un concepto estadístico que señala la edad que el 50% de individuos puede llegar a alcanzar
en un momento determinado, dentro de su agrupación y situación de vida.
Los avances científicos en el pasado siglo han sido definitivos para prevenir y tratar
eficazmente ciertos procesos desfavorables, tales como las infecciones, la recuperación de los
traumatismos, las deficiencias nutricionales, etc., lo que ha permitido aflorar una alta
proporción de enfermedades y predisposiciones de base genética o hereditaria. En este
proceso, los factores ambientales han sido segregados de las enfermedades relacionadas con el
envejecimiento y de los mecanismos biológicos que conducen naturalmente a este proceso. El
estudio del envejecimiento se circunscribe al hombre, a los animales domésticos y a animales
de experimentación en los que se pueden modificar los factores ambientales de su habitat.
Desde el inicial descubrimiento por GARROT en 1902 de la alcaptonuria y la
demostración de que dicha enfermedad cumplía las leyes de MENDEL, se ha venido
produciendo un vertiginoso desarrollo de la Genética Humana, principalmente en dos áreas: la
investigación de la variación genética asociada a cada una de las enfermedades hereditarias y
el empleo de dicha variación para el conocimiento de los orígenes del hombre y de su
evolución prehistórica. Ambas áreas, con objetivos diferentes, aprovechan las mismas fuentes
10
de estudio y muestran idénticos problemas a resolver.. El estudio del proceso genético del
envejecimiento y de la longevidad se sitúan entre ambas áreas de investigación y son en la
actualidad campos muy estudiados por las repercusiones socio-económicas que se plantean en
países desarrollados.
A diferencia de los éxitos conseguidos en las enfermedades monogénicas en las que se
ha llegado al conocimiento del gen causal y de las mutaciones más frecuentes, aquellas otras
multifactoriales o poligénicas siguen siendo centro de numerosos estudios. Estas
enfermedades son las más frecuentes en la población, como por ejemplo la obesidad, la
diabetes, la hipertensión y, por supuesto, el envejecimiento, en las que existe una interrelación
de los loci para rasgos cuantitativos (QTL), de etiología heterogénea y con participación
importante de los factores ambientales. En vista de estas dificultades es preciso recurrir a
estrategias especiales que pongan de relieve mínimas variaciones genéticas causantes de los
fenotipos cuantitativos. Por ello, si bien se han hecho ciertas objeciones a los estudios
estereotipados en agrupaciones humanas en base a razas, lenguaje, etnias, nacionalidades, etc.,
son de destacar los éxitos conseguidos al poder demostrar polimorfismos propios en muchas
de ellas. Las poblaciones que exhiben un rasgo geográfico y que suponen una limitación de la
migración tradicional, permiten identificar diferencias en genes específicos que han persistido
frente a la deriva, a mutaciones y polimorfismos y a la selección1. Hay que señalar que
únicamente el fenotipo es el objeto directo de la selección que puede haberse producido en
determinadas poblaciones y que se olvida con frecuencia que la selección no radica en la
correcta secuencia de un gen determinado, sino que se trata de una situación tolerante que,
dentro del proceso del envejecimiento, permite la posibilidad de una supervivencia relativa.
Evidentemente los genes vitales, los implicados en la embriogénesis o los implicados en
interacciones pleiotrópicas son muy poco variables y por la misma razón no serían
responsables de enfermedades de presentación tardía. Hay que admitir, por tanto, que son los
fenotipos más que los genotipos los que provocan la evolución de la relación
Genotipo/Fenotipo entre y dentro de las distintas poblaciones sometidas a la acción de
factores ambientales.
La investigación sobre el envejecimiento ha sido objeto de amplios estudios en los
últimos 30 años, mientras que la investigación de la longevidad es más reciente, quizá de los
últimos 10 años. En el envejecimiento los avances se centran en la discriminación de las
enfermedades relacionadas con la edad2, mientras que en la longevidad el soporte genético en
su determinación queda demostrado por el estudio gemelar llevado a cabo en los países
escandinavos3 y por estudios clínicos familiares4.
11
El fallo en distinguir entre las investigaciones sobre el envejecimiento, propias de la
Biogerontología y la búsqueda de las enfermedades asociadas con la edad, propias de la
Geriatría, ha sido y sigue siendo una constante fuente de confusión. El envejecimiento no
puede ser considerado propiamente como una enfermedad y hay que distinguirlo de las causas
de muerte en edad avanzada, tales como las enfermedades cardiovasculares, el ictus cerebral,
y el cáncer, cuya prevención demuestra que la expectativa de vida se haya incrementado en
países desarrollados en más de 15 años en los últimos cinco lustros.
Para el público en general y para ciertos científicos nadie moriría por el
envejecimiento, sino que la muerte se debería a enfermedades asociadas al mismo. Por el
contrario, el envejecimiento debe ser considerado como un proceso natural que tiene lugar
después de la maduración reproductiva y que es el resultado de la disminución de la energía
capaz de mantener la fidelidad celular. Incluso cabría pensar que el envejecimiento no sería
programado y directamente gobernado por genes, tal como podría deducirse del fracaso
relativo en su identificación, llevada a cabo en diversos animales de experimentación.
La Biogerontología, producto de las investigaciones sobre la longevidad, tendría como
misión no tanto lograr una mayor expectativa de vida en el hombre, sino conseguir que
alcanzase una vida libre de discapacidades y de dependencia funcional. Hasta hace unos
pocos años, la Biogerontología ha sido una laguna dentro de la Biología Humana y el lento
progreso en el análisis cuantitativo y cualitativo de la longevidad va desentrañando dicho
conocimiento, aunque sin olvidar la importancia de las influencias ambientales5.
Retomando el tema del envejecimiento, hay que señalar que este término se emplea
habitualmente para hacer referencia a los procesos postmadurativos que conducen a una
disminución de la homeostasia y a un incremento de la vulnerabilidad del organismo. El
término alternativo de vejez resultaría ser más correcto. El proceso de envejecimiento
“normal” incluye cambios fisiológicos inexorables y universales, mientras que el
envejecimiento “ordinario” comprende aquellas patologías relativas a la edad. Un ejemplo
para comprender esta distinción vendría dado por la menopausia y por el declinar en la
función renal, circunstancias propias del envejecimiento normal, frente a la enfermedad
arterial coronaria que sería un proceso habitual del envejecimiento, pero que no tiene por qué
presentarse en toda la población envejecida. Esta separación permite, además, identificar
causas intrínsecas, propias del desarrollo genético, de las causas externas, sin que por ello se
les reste importancia. No cabe duda de que la alteración de la homeostasia en el organismo
envejecido es el resultado de una consecuencia genética que determina la respuesta del
12
individuo frente a las influencias exógenas y, por ello, aumenta la predisposición a diferentes
patologías y a la muerte6.
Se define la esperanza media de vida como la edad en que sobrevive el 50% de una
población, y el potencial máximo de supervivencia (MLSP) representa a aquellos miembros
vivos de mayor edad de una población o de una especie definida. En el hombre, la expectativa
de vida se ha incrementado notablemente y el potencial máximo de supervivencia se ha
llegado a establecer entre los 90 y 100 años. Así, hace 50.000 años raramente se llegaban a
sobrepasar los 40 años de vida, de forma que las medidas adoptadas por la sociedad moderna
sobre salud pública y los mejores cuidados médicos han contribuido a la mayor supervivencia
de la población (Figura 1).
Figura 1. Modificada de CUTLER RG (1990).
La supervivencia parece ser específica de cada especie, implicando un componente
genético significativo que haría que el hombre tenga una supervivencia de 25 a 30 veces
mayor que el ratón (Figura 2). Ciertos investigadores8 estiman que la eliminación de las
principales causas de muerte, como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares o la
13
diabetes, no supondrían tan siquiera un incremento en 10 años en la supervivencia, quedando
el límite de la especie humana en torno a 115 años.
Figura 2.
Existen tres regímenes conocidos que pueden incrementar la expectativa de vida
animal. Los dos primeros, el descenso de la temperatura ambiental y la reducción de la
actividad, son especialmente efectivos en animales de sangre fría. El descenso en un 10% de
la temperatura ambiente, o bien la eliminación de la capacidad del vuelo en la mosca común,
incrementan la expectativa de vida en un 250%. Ambas modificaciones consiguen rebajar el
consumo metabólico y se acompañan de un descenso en la producción de radicales libres y
del daño oxidativo que puedan sufrir las proteínas y el ADN.. Por otro lado, la restricción en
la dieta, sin que llegue a existir malnutrición, incrementa la expectativa de vida en el ratón y
en otros roedores en más del 50%. Los animales sometidos a esta restricción, manteniendo los
nutrientes esenciales tanto vitaminas como minerales, muestran un retraso en la aparición de
los cambios fisiológicos y patológicos propios del envejecimiento, entre los que se incluyen
los niveles hormonales y lipídicos, la capacidad reproductora de las hembras, la función
inmune y otras alteraciones como una menor patología renal, cardiaca, del sistema ósteoarticular
y una reducción de la tendencia a sufrir procesos malignos. En animales superiores,
como los monos, la restricción calórica tiende a reducir la temperatura corporal y el gasto de
14
energía. Igualmente incrementa la tasa sérica de lipoproteínas de alta densidad y retrasa el
declinar postmadurativo. Los estudios en humanos no llegan a ser tan concluyentes.
Características del envejecimiento:
El envejecimiento se caracteriza por una serie de alteraciones orgánicas que han sido
minuciosamente analizadas, buscando en cada una de ellas las modificaciones fenotípicas que
pudieran estar controladas genéticamente y que principalmente en los mamíferos son:
a) Incremento de la mortalidad después de la madurez
b) Cambios en la composición bioquímica de los tejidos
c) Descenso progresivo de la capacidad fisiológica
d) Reducción de la respuesta adaptativa a los estímulos ambientales
e) Aumento de la susceptibilidad y vulnerabilidad frente a las enfermedades.
a) Incremento de la mortalidad después de la edad adulta
Se demuestra un incremento exponencial de la mortalidad, después de haber alcanzado
la edad adulta, debido a varias causas, que se ha mantenido a través de las múltiples
generaciones hasta la actualidad, afectando a todas las especies.
b) Cambios en la composición bioquímica de los tejidos
Con la edad se produce un notable descenso de la masa corporal y de la masa ósea
total, y si bien la cantidad de grasa subcutánea no se halla alterada o descendida, la grasa total
permanece siendo la misma. El porcentaje de tejido adiposo, en consecuencia, aumenta con la
edad. A nivel celular se han descrito muchos marcadores propios del envejecimiento en varios
tejidos de diferentes especies, entre éstos un aumento del pigmento lipofucsina y un
incremento del ligamiento cruzado de las moléculas de la matriz extracelular, en especial del
colágeno, con alteración de la plasticidad de numerosos tejidos. Otros ejemplos se refieren a
las tasas de transcripción de genes específicos y a la tasa de la síntesis proteica, con
modificaciones en la glucolisis y en la oxidación.
15
c) Descenso progresivo de la capacidad fisiológica.
Existen numerosos trabajos bien documentados, tanto longitudinales como sectoriales,
que demuestran cambios fisiológicos relativos a la edad, como por ejemplo un descenso en la
tasa de filtración glomerular, alteraciones en la tensión arterial y en la función cardiaca y un
descenso en la capacidad vital. Estas modificaciones ocurren de forma lineal a partir de los 30
años de edad en el hombre, aunque con frecuencia son heterogéneas de órgano a órgano y de
individuo a individuo.
d) Reducción de la capacidad de adaptación a estímulos ambientales.
Resulta evidente que la edad disminuye la capacidad del individuo para mantener la
homeostasia en ciertas situaciones como el ejercicio y frente a ciertos hábitos alimenticios. El
individuo joven compensa el ejercicio incrementando el ritmo cardiaco, mientras que el
senecto sufre una hipertrofia del miocardio. Esta pérdida de reservas supone un cierto retraso
en volver a adquirir los niveles basales.
e) Aumento de la susceptibilidad y vulnerabilidad frente a las enfermedades.
La incidencia y las tasas de mortalidad para muchas enfermedades aumenta con la
edad y de forma paralela existe un incremento exponencial. Para las cinco causas principales
de muerte a partir de los 65 años de edad, el incremento relativo respecto a las observadas
entre los 25 - 44 años son las siguientes: 92 veces para las cardiopatías; 43 veces para el
cáncer; más de 100 para los ictus y 89 veces para la neumonía y la gripe. Posiblemente estos
incrementos se deban a cambios funcionales de las células, que originan una disfunción
tejido-órgano y un proceso sistémico. Es de notar que los individuos centenarios muestran
buen estado de salud durante el 90 - 95% de su vida, con un elevado nivel de independencia.
Teorías evolutivas del envejecimiento y de la longevidad.
Desde tiempos antiguos ha existido un creciente interés en exponer una teoría general
que consiga explicar en que consiste el envejecimiento y como se llega a producir. Esta
posible teoría alcanza un importante interés científico, ya que permitiría ensamblar las
numerosas aportaciones científicas que se vienen realizando en una lógica cadena de
acontecimientos propios del proceso del envejecimiento y de la longevidad que hemos
presentado anteriormente. Una gran mayoría de investigadores deducen que dicha teoría ha de
16
fundamentarse en la evolución biológica debida a la selección natural, que conformaría el
“núcleo intelectual” de la Gerontología9.
Las bases lógicas de las teorías evolutivas se establecieron a partir de 1950, un siglo
después de que DARWIN expusiera la teoría de la evolución biológica, debido a que durante
este periodo el proceso del envejecimiento se consideró como un fenómeno misterioso y no
relacionado con la teoría clásica de la selección natural. Esta teoría, como es sabido, se
fundamenta en la idea de la variación por el azar y por la transmisión hereditaria de los
aquellos rasgos biológicos que por selección natural supusiesen la reproducción preferente de
individuos de una especie que resultasen más adecuados frente a un determinado ambiente..
De ahí que se espere y que se observe que la evolución biológica actúe para incrementar la
adaptación y el rendimiento de las especies evolucionadas en sucesivas generaciones. La
senectud y las enfermedades degenerativas de la edad adulta no encajarían en el espíritu
inicial de la teoría darwiniana.
La problemática de la evolución biológica del envejecimiento fue estudiada
inicialmente en un plano teórico y no experimental por numerosos científicos:
August WEISMANN en 1882
Ronald FISHER en 1930
Peter MEDAWAR en 1946
George WILLIAMS en 1957
William HAMILTON en 1966
Brian CHARLESWORTH en 1994
Las teorías evolutivas comenzaron a poder ser comprobadas en experimentos directos
realizados en ciertas especies como gusanos y moscas, demostrando que el envejecimiento y
la vida media de dichos organismos evolucionan en las siguientes generaciones en una
dirección teóricamente determinada, dependiendo de las condiciones particulares de vida. Así,
se puedo demostrar en la mosca de la fruta que una selección para la reproducción tardía
producía, tal como se esperaba, unos animales de vida más prolongada, mientras que
colocando estos animales en un ambiente más perjudicial se reducía la expectativa de vida en
las siguientes generaciones10.
La teoría evolutiva del envejecimiento podría considerarse como parte del proceso de
evolución que explicase cómo los organismos alcanzan una reproducción adecuada que evite
su extinción. Comparando unas especies con otras surgen numerosas cuestiones:
17
¿Por qué existen organismos grandes y pequeños?
¿Por qué unos maduran precozmente y otros lo hacen tan tarde?
¿Por qué unos tienen tanta progenie y otros tan poca?
¿Por qué unos tienen una vida tan larga y otros tan corta?
¿Por qué es necesario crecer, envejecer y morir?
Las dos últimas preguntas forman el centro de la teoría evolutiva del envejecimiento y
son los temas prioritarios de la biodemografía del envejecimiento y de la longevidad. Su
contestación vendría dada por dos teorías principales, la teoría de la acumulación de
mutaciones y la teoría de la pleiotropía antagónica, que se sintetizan en:
a) La teoría de la acumulación de mutaciones sugiere que desde un punto de vista
evolutivo, el envejecimiento es el resultado inevitable de la fuerza decreciente de la
selección natural ocasionada por el incremento de la edad. Las mutaciones letales que
se manifiestan en individuos jóvenes, sufren una selección natural en las especies,
mientras que aquellas otras de aparición tardía, sobrepasada la edad de procreación, se
irían acumulando, produciendo a la larga un incremento de las tasas de mortalidad.
b) La teoría de la pleiotropía antagónica sugiere que los genes con efectos deletéreos
tardíos pueden verse favorecidos por la selección natural, en especial si tuvieron
efectos beneficiosos tempranos.
Ambas teorías no se excluyen mutuamente y los mecanismos evolutivos pueden actuar
simultáneamente. La principal diferencia entre ellas radica en que en la teoría de la
acumulación de mutaciones los genes con efectos negativos en la edad adulta se irían
acumulando de una generación a otra, mientras que en la teoría de la pleiotropía antagónica
dichos genes quedarían resguardados dentro del genoma.
La denominación de pleiotropía antagónica resulta ser un término excesivamente
científico, por lo que se buscó otro alternativo que explicase más sencillamente por qué un
mismo gen puede tener simultáneamente efectos deletéreos y beneficiosos. Por ello se
propuso la teoría del “soma predispuesto” o disponible11 que especula la existencia de un tipo
especial de genes con efectos positivos sobre la reproducción, pero con efectos negativos
sobre las células somáticas del adulto. Esta misma teoría había recibido previamente el
18
término del “error catastrófico” por ORGEL12 que en su forma original se limitaba a
considerar el envejecimiento como resultado del fallo de la síntesis proteica producido en las
células somáticas. Esta teoría fue ampliamente rebatida, mientras que la teoría del soma
predispuesto fue ganando adeptos, debido a los resultados de nuevos experimentos sobre el
papel del mantenimiento somático y de la reparación. Más recientemente la teoría de la
pleiotropía antagónica ha recibido el nombre de “pay later”, o pague más tarde, más en
consonancia con el léxico televisivo. Son de destacar ciertas investigaciones que apoyan la
teoría del soma predispuesto, entre ellas la teoría de los radicales libres13, la teoría
mitocondrual14, 15 y la teoría de la acumulación de desechos16, que más que teorías son
mecanismos relacionados con la edad.
Mecanismos y causas del envejecimiento:
Se han propuesto muchos mecanismos para explicar los cambios fenotípicos
observados en los organismos envejecidos y existe una total controversia al no existir una
demostración definitiva que favorezca alguna de ellas. Esta falta de acuerdo se debe a varios
motivos, entre los que hay que destacar los siguientes:
a) Los cambios debidos a la edad son muy amplios y se manifiestan tanto a nivel
molecular como a nivel del organismo entero.
b) Los factores ambientales son tan variados que afectan y contaminan los resultados de
las observaciones experimentales e incluso pueden dar lugar a resultados contradictorios.
c) Los efectos secundarios son tan complejos que dificultan el análisis por separado de
cada uno de los mecanismos primarios.
d) Los “biomarcadores” observados en individuos añosos, aunque pueden ser medibles,
se alteran en los estudios longitudinales de la población.
Por estas y otras razones no existe una teoría única que sea válida para explicar el
proceso del envejecimiento y sus mecanismos pueden ser muy diferentes en determinados
organismos, tejidos y células.
El planteamiento básico de una teoría sobre el envejecimiento debería comenzar por
establecer los fundamentos evolutivos del mismo. Las presiones evolutivas seleccionan, si
bien de forma mínima, la continuidad de la vida con el fin de alcanzar la edad reproductiva, la
procreación y un periodo en el cual mantener el cuidado de los descendientes hasta que estos
19
logren una independencia vital. De esta forma se completa el ciclo de la especie. Más adelante
el individuo se vería afectado por tres categorías de genes17:
a) genes que regulan el mantenimiento somático y la reparación celular
b) genes pleiotrópicos negativos que favorecen la supervivencia precoz, pero que
pueden tener efectos desfavorables en la vida tardía (pleiotropía antagonista
c) Mutaciones perjudiciales de acción tardía, sobre los que se ejerce poca selección
evolutiva. (Figura 3).
Figura 3.-
Los genes involucrados en el mantenimiento y reparación celulares están presentes en
la mayoría, si no en todos los organismos, dado que se trata de procesos similares a todas las
especies. Las mutaciones de acción tardía son posiblemente específicas de cada especie y
relacionadas con el individuo y con el azar. Por último. los genes pleiotrópicos que no
participan en el mantenimiento del individuo, se hallan dentro de una población determinada,
aunque no en todas las especies. Desde un punto de vista histórico, los mecanismos que se
fueron aportando sobre el envejecimiento dieron lugar a diversas teorías que se pueden dividir
en dos categorías principales:
Generales Especie-específico
Otros genes
pleiotrópicos
Desarrollo-genética
Aleatorios
Genes de reparación y
mantenimiento
Mutaciones de
acción tardía
20
Sugestivas o aleatorias
Mutación somática y reparación del ADN
Error-catástrofe
Modificación de proteínas
Radicales libres (estrés oxidativo)/ADN mitocondrial
Genéticas del desarrollo
Genes de la longevidad
Síndromes con aceleración del envejecimiento
Sistema neuro-endocrino
Sistema inmunológico
Senectud celular
Muerte celular
El término genética-desarrollo implica la existencia de un control genético más activo
del envejecimiento que el que posiblemente existe en realidad. Por otro lado, las diferentes
categorías no se excluyen mutuamente, en especial aquellas que consideran la teoría de los
radicales libres-ADN mitocondrial. Probablemente existe un espectro de mecanismos, desde
el nacimiento hasta la edad avanzada, que refleja una influencia decreciente de la actividad
genética y un aumento de los efectos de las causas ambientales.
Teorías sugestivas o aleatorias
Este grupo de teorías propone que la edad induce la acumulación de lesiones al azar en
las moléculas vitales, de forma que los daños sufridos llegan a alcanzar un nivel suficiente
para dar lugar a un declinar fisiológico progresivo.
21
La mutación somática y reparación del ADN
La teoría la mutación somática del envejecimiento establece que el daño genético se
produciría por la suma residual de mutaciones que originarían un fallo funcional y
posteriormente la muerte del organismo. Esta teoría no ha podido ser comprobada y la
experimentación en ratones comprueba que el acortamiento de la vida parece deberse
principalmente al aumento de procesos cancerosos y a la glomérulo-esclerosis.
La teoría de la reparación del ADN tiene más consistencia y se basa en la capacidad de
reparar el daño producido por la radiación ultravioleta en cultivos celulares de ratones de edad
avanzada18, si bien los estudios experimentales en otras especies no son concluyentes porque
la capacidad de reparación del ADN no cambia de forma drástica con la edad, y porque
existen ciertas regiones del ADN que son lugares específicos de reparación que pueden
hallarse alterados de forma preferente.
El error/catástrofe
Esta teoría sugiere la producción eventual de errores en las proteínas que sintetizan el
ADN y en otras moléculas tomadas como modelo. Por lo general, los errores se producen en
proteínas que pierden su natural metabolismo y que son reemplazadas por otras alteradas. De
esta forma se alteraría la maquinaria de la síntesis proteica, introduciendo errores en las
moléculas de nueva síntesis, produciendo una situación de “error/catástrofe” incompatible con
la función normal y consecuentemente con la vida. Las proteínas alteradas se producirían en
células de tejidos envejecidos como resultado de modificaciones post-translación, como por
ejemplo en los procesos de oxidación y del glucólisis19.
La modificación proteica
Además de los cambios que hayan podido sufrir las proteínas en cuanto a su
estructura, estos mismos cambios cualitativos conducen a alteraciones en su función. El
envejecimiento se acompaña de un descenso específico de la actividad de muchas enzimas,
alterando la estabilidad del calor corporal y aumentando el contenido del radical carbonilo de
las proteínas. Estas alteraciones pueden ser causadas por la oxidación directa de los residuos
de aminoácidos, por la oxidación producida por metales y por la glicogénesis. Se ha
especulado con que el acúmulo de proteínas alteradas por defectos en su translación podrían
desajustar la función celular y posteriormente la función de un órgano. Un posible ejemplo
22
viene dado por el colágeno que, si bien con la edad sufre el incremento en su función, podría
tener una acción desajustada en otros territorios del organismo20.
La reacción no-enzimática de los carbohidratos con los amino grupos de las proteínas
(glicación) puede dar lugar a un incremento del proceso y de los productos terminales que
aumentarían con la edad y que se encuentran implicados en la diabetes, en ciertas
oftalmopatías y en la acumulación de amiloide. Por otro lado, la matriz extracelular juega un
importante papel en la regulación de la expresión de ciertos genes y, de ahí, que el
entrecruzamiento de ciertas moléculas como el colágeno, la elastina, la osteocalcina y las
proteínas del cristalino, responsables estas últimas de cataratas tanto en diabéticos como en
individuos añosos, podrían ser la causa de la alteración de ambos procesos. De la misma
forma, estas interacciones covalentes proteína/proteína podrían ser responsables de la rigidez
de los vasos sanguíneos que se observa en el envejecimiento.
Los estudios epidemiológicos humanos sugieren que un pobre desarrollo precoz se
asocia a enfermedades cardiovasculares y degenerativas, lo que se podría explicar tanto por la
desnutrición como por aquellas influencias que alteran el crecimiento con cambios en la
estructura y fisiología corporales. Estos efectos han podido ser demostrados inicialmente en
animales. Un bajo peso al año de edad se asocia con opacidad de las lentes, descenso de los
niveles de audición, piel más fina, etc. a lo que se sumarían alteraciones en el sistema
reparador celular21.
Radicales libres (estrés oxidativo) / ADN mitocondrial
Otra posible consecuencia de la reacción cruzada de los radicales libres sirve de base
para una teoría que participa tanto en la etiología de causas probables o aleatorias, como de
las debidas a defectos genéticos del desarrollo. Inicialmente se propuso que los cambios más
importantes que se producían en el envejecimiento, eran debidos a daños moleculares
producidos por los radicales libres22 que eran átomos o moléculas que contenían un electrón
desparejado y altamente activos. El metabolismo aeróbico genera el radical superóxido (O2 -)
que se metaboliza por las superóxido-dismutasas para formar peróxido de hidrógeno (H2O2) y
oxígeno. El peróxido de hidrógeno puede continuar en su metabolismo para formar radicales
hidroxilo (OH - ), altamente reactivos. Estos radicales derivados del oxígeno pueden
reaccionar con las macromoléculas en forma de auto-perpetuación y originar radicales libres
fuera de las moléculas, que a su vez crean nuevos radicales libres en otras moléculas,
amplificando la acción inicial de dichos radicales libres. Estas especies de oxígeno reactivo
23
(ROS) parece que juegan un importante papel regulando la expresión diferencial de los genes,
la replicación celular, la diferenciación y la apoptosis, en donde actúan en parte como
mensajeros secundarios en las vías de la señal de transducción23. La producción de radicales
libres en tejido cardiaco, renal y hepático de mamíferos es inversamente proporcional a la
vida media máxima de dichos animales, aunque las actividades de las enzimas anti-oxidativas
del individuo no están relacionadas con el mencionado parámetro.
La hipótesis del ADN mitocondrial/estrés oxidativo supone la síntesis de diversas
teorías y aúna aquellas de causas probables con las que se refieren a mecanismos del
desarrollo y genéticos del envejecimiento. Se ha propuesto que las especies de oxígeno
reactivas contribuyen de forma importante a la acumulación somática de mutaciones del ADN
mitocondrial, lo que conduciría a la pérdida gradual de la capacidad bioenergética y
eventualmente al envejecimiento y a la muerte.
Se ha demostrado en estudios de poblaciones humanas que el envejecimiento, el estrés
oxidativo y la resistencia a la insulina están fuertemente relacionados. El envejecimiento se
asocia a un significativo incremento del estrés oxidativo, debido principalmente a un descenso
en la actividad antioxidante y a un aumento de los factores pro-oxidantes, tales como las
concentraciones de glucosa y de insulina. Existe simultáneamente una progresiva resistencia a
la insulina, que es debida a una compleja red de factores ambientales, antropométricos y
neuro-hormonales La longevidad extrema estaría asociada a un bajo grado de estrés oxidativo
y de resistencia a la insulina24.
Factores genéticos del envejecimiento y de la longevidad
Lesión del mtADN Radicales libres de oxígeno
LESION MITOCONDRIAL
Envejecimiento y
muerte celular
24
El crecimiento tan rápido de la población mundial ha impulsado el estudio de los
factores genéticos y ambientales que pudieran contribuir a un envejecimiento saludable y en
la actualidad estos estudios son los retos sociales y sanitarios más solicitados de cara al
presente siglo. Existe total acuerdo en considerar la longevidad como un rasgo típicamente
cuantitativo y su variación vendría dada en las poblaciones naturales por efectos tanto
genéticos como ambientales, con una fracción atribuible a la variación genética que se
estimaría entre el 10 y el 30% según distintos investigadores. Tal como sucede con los rasgos
cuantitativos y antes de llegar a un entendimiento de la genética de la longevidad, existen
diversas cuestiones a resolver, más fáciles de plantear que de solucionar:
¿Cuáles son los loci cuyas mutaciones afectan la aparición de la longevidad?
¿Cuáles son los loci que inducen de forma natural la variación de la longevidad entre
grupos de una misma población, entre poblaciones y entre especies?
¿Cuáles podrían ser los efectos alélicos de estos loci?
¿Cuáles son los efectos homo y heterocigóticos de los diferentes polimorfismos, las
interacciones con otros loci (epistasia) y los efectos sobre otros rasgos (pleiotropía)?
¿Cómo son los efectos moduladores debidos a cambios del ambiente y cuáles las
diferencias entre varones y mujeres?
¿Cuáles son las frecuencias alélicas de estos genes en la población natural?
Resulta más fácil hacer preguntas que orientar las respuestas, aunque vamos a intentar
resolver algunas de ellas.
Los biólogos evolucionistas, como ya se ha expuesto, han pretendido formular teorías
del envejecimiento sobre la base de una compleja actuación genética. Debido a que la
intensidad de la selección natural declina con la edad, los alelos con efectos deletéreos en la
edad avanzada, pero cuyos efectos son neutros, al menos teóricamente en la época temprana,
alcanzarán frecuencias intermedias en las poblaciones. La selección artificial en la Drosophila
ha servido para documentar la variación genética en las moscas que consiguen la mayor
longevidad. Los estudios fisiológicos y genéticos de las variedades de moscas que sufrían
dicha selección, mostraban que las líneas de larga vida tenían unas tasas mayores de
reproducción tardía, lo que sería otro rasgo a tener en cuenta debido a dicha selección, con
reducción de la fecundidad precoz, y que eran resistentes al hambre, a la desecación, al calor y
al estrés oxidativo, en comparación con los controles no seleccionados. Estos hallazgos no se
25
llegaron a observar sistemáticamente en todas las variedades conseguidas a partir de distintas
poblaciones, lo que se hallaba en contra de un único mecanismo, sino que eran específicos
para un fenotipo determinado.
La complicación nace en los estudios que demuestran que mutaciones de genes
concretos pueden tener grandes efectos sobre el incremento de la longevidad en levaduras, en
el gusano Caenorbditis elegans, en la Drosophila y en el ratón, y que los genes implicados
participan solamente en unos pocos pasos metabólicos. A partir de ahí, han ido surgiendo
hipótesis atractivas que pudiesen configurar una “base unitaria” del envejecimiento celular,
entre las que se hallan el acortamiento de los telómeros, la acumulación de mutaciones
somáticas en las mitocondrias, el estrés oxidativo y el deterioro celular por radicales libres,
los errores en la replicación y reparación del ADN y el mantenimiento de la síntesis proteica.
Si bien hay que resaltar que el único factor que conduce a un incremento general de la
longevidad animal es la restricción de la dieta, se han analizado otros fenotipos que vienen
determinados por loci cuantitativos (QTLs) que de forma natural se relacionan con la
variación de la vida media del animal y que se expondrán brevemente
Aportaciones de organismos inferiores
El proceso del envejecimiento puede considerarse como una situación de la vida del
individuo que predispone a la aparición de determinadas patologías dependiendo de la edad y
que en el caso del hombre podrían quedar reducidas a cardiopatías, artritis, osteoporosis,
diabetes, cáncer y enfermedad de Alzheimer25. No sería, por tanto, una enfermedad, sino una
situación tardía de la vida con determinadas características:
1.- Consecuencia inevitable de los organismos multicelulares
2.- Disminución de las funciones orgánicas, en dependencia con el azar
3.- Pérdida progresiva de la homeostasia
4.- Aumento de la mortalidad con la edad
Estas características hacen que para alcanzar una edad longeva, deban concurrir una
combinación de factores, como poseer ciertos genes que favorezcan la longevidad, ausencia
de variantes genéticas que predispongan a enfermedades y mantener un estilo de vida
26
consecuente con la salud26. A partir de estos factores, el conocimiento de la genética del
envejecimiento y de la longevidad puede conducir a la identificación de los genes
involucrados en estos procesos y puede en un futuro orientar en el uso de sustancias que
retrasen el proceso de la edad, o bien que prevengan las enfermedades asociadas a la misma,
aunque es evidente que el hombre, por su vida media elevada y por razones deontológicas no
es el modelo adecuado de experimentación del envejecimiento y de la longevidad y ha habido
que recurrir necesariamente al estudio de genotipos en otros organismos vivos, como han
sido:
- El hongo filamentoso Podespora auserina
- La levadura Saccharomices cerevisae
- El gusano Caenorhabditis elegans
- La mosca de fruta Drosophila melanogaster
- El ratón Mus musculum
-
Todos estos organismos son de fácil manejo y mantenimiento y tienen una vida media
corta, si bien lo importante es que mantienen una significativa homología con el genoma
humano, como se deduce del hecho de que uno de cada cinco genes causantes de patología
humana ha podido ser clonado posicionalmente, reflejando un notable grado de conservación
genética interespecies.
La metodología utilizada en estos ensayos es muy variada y la mutagénesis es la más
empleada, ya que permite modificar la expresión de los genes o la estructura de sus productos,
alterando la secuencia del ADN por tratamientos físicos o químicos. Los individuos que
presentan fenotipos resultantes apropiados son seleccionados y se aplican varias estrategias
con el fin de identificar los loci que puedan estar implicados en la expresión del fenotipo
seleccionado. El análisis de los loci de los rasgos cuantitativos (QTLs:) se completa con una
serie de técnicas encaminadas a la localización de los genes candidatos en los individuos con
fenotipo más marcado, así como por entrecruzamiento selectivo de dichos individuos. De esta
forma se va delimitando la relación genotipo/fenotipo y el tipo de transmisión Estas
metodologías han conseguido identificar diversos genes que han sido catalogados dentro de
cuatro amplios procesos fisiológicos en relación con la edad:
1.- Control metabólico
2.- Resistencia al estrés
27
3.- Desregulación génica
4.- Estabilidad genética
Nemátodos: Caenorhabditis elegans
El primer gen en el que se pudo comprobar su participación en el incremento
de la expectativa de vida en este organismo fue el age-127, al que siguieron el daf-228 y el daf-
329. El paso siguiente consistió en clonar y secuenciar dichos genes e identificar las proteínas
que codificaban. El gen daf-2 codifica una proteína con gran homología a la familia de genes
que en los mamíferos incluye el recetor de la insulina30. El gen daf-16 codifica una proteína
con homología con un conocido factor de transcripción31 y el daf-23, identificado como el
inicial age-1, codifica una proteína con homología con el enzima fosfatidil-inositol 3-
quinasa32. Esta proteína se relaciona con la transducción de la señal del receptor insulina-like,
si bien no se ha llegado a aclarar el mecanismo íntimo por el que estos dos genes influyen
sobre la longevidad de este gusano.
Los genes old-1 y old-2 codifican unos receptores que regulan la actividad de
la tirosina-quinasa. La sobreexpresión de cada uno de ellos produce un incremento de la
resistencia al calor y a la radiación UV33. Ambos genes son idénticos en el 90% de sus
nucleótidos y sus mutaciones logran incrementar la expectativa de vida en un 65% y en un
20% respectivamente. Por el contrario, el gen ctl-1 que regula la actividad de la citosólicocatalasa,
reduce la expectativa de vida en un 25%, posiblemente porque incrementa el estrés
oxidativo. La mutación de este gen, ctl-1, impide el incremento inducido por los genes daf-2,
age-1 y ctk, quizá por motivo aludido.
Los mutantes clk-1 tienen un crecimiento lento pero un alargamiento de la vida
cuando crecen en un medio específico de E. coli34, ya que no crecen si se retira la coenzima Q
de la dieta que no son capaces de sintetizar. Cuando se ajusta este coenzima, la expectativa de
vida del gusano se incrementa en un 60% respecto al organismo salvaje. Se han obtenido
otros mutantes con defectos alimenticios que tienen una vida media más larga, quizá debido a
la restricción calórica, como sucede con el eat-2 que sobrevive un 50% más que los salvajes.
Esta última mutación incrementa la expectativa de vida inducida por las mutaciones daf-2,
pero no hace lo mismo con las clk-1.
En resumen, se puede afirmar que la regulación de la expectativa de vida en el
C. elegans se halla influenciada al menos por tres vías o procesos distintos: las señales
insulina-like, la resistencia al estrés y la tasa del consumo calórico/metabólico.
28
Organismo Caenorhabditis elegans
Gen Homólogo humano Localización en el hombre
daf-2 INSR 19q13.3-13.3
FKHRL1 6q21
daf-16
FOXO1A 13q14.1
daf-18 PTEN 10q23.31
age-1 PI3 kinase 16p12
tkr-1 Tachykinin receptor 16p21.3
clk COQ7 16p13.11
pdk PDPK1 16p13.3
ctl-1 CAT 11p13
akt-1 AKT1 14q32.3
AKT2 19q13.1-13.2
akt-2
AKT3 1q43-q44
Drosophila melanogaster
Los resultados obtenidos con el C. elegans indujeron a varios investigadores a
comprobar si en la mosca de la fruta existía una vía de atenuación de la señal insulina-like que
incrementase la expectativa de vida en este animal35 y se pudo comprobar de forma
sorprendente que en la mosca los efectos eran sensiblemente mayores en las hembras que en
los machos.
Seguidamente los estudios se centraron en el gen SOD1 (Cu/Zn superóxidodismutasa),
comprobando que tenía un importante papel en el proceso del envejecimiento y
que ciertos mutantes con deficiencia en el enzima mostraban una reducción de la expectativa
de vida en un 20%. Sucesivamente se comprobó que la sobreexpresión de la SOD1
incrementaba la expectativa si se acompañaba de sobreexpresión de la catalasa36.
Otro ejemplo de resistencia en la mosca fue comprobado en el gen PCMT, que regula
el enzima carboxil-metil-transferasa cuya misión es transformar los residuos isoaspartil en
29
residuos aspartil, impidiendo su acúmulo en las proteínas que con la edad se producen en
individuos con deficiencia o ausencia de PCMT. Cuando existe una sobreexpresión de PCMT
las moscas sometidas a temperaturas elevadas, en torno a los 29º, incrementan la expectativa
de vida en un 35%37. Este enzima ayudaría a mantener la estructura fisiológica de las
proteínas y su función durante el envejecimiento mejoraría el estrés de las moscas sometidas a
altas temperaturas.
Otros genes identificados han sido el Methuselah que codifica una proteína de
transducción de la señal transmembrana cuyo papel no está bien aclarado, aunque se sabe que
se relaciona con el estrés38 y el gen que codifica la proteína transportadora del ácido
dicarboxil39. Esta proteína transportadora se requiere para captar sustancias intermediarias del
ciclo del ácido cítrico, como son por ejemplo sucinatos, citratos y alfa-cetoglutaratos por las
mitocondrias. La mutante Indy (I´am not dead yet) se caracteriza por un descenso parcial en la
proteína transportadora que incrementa de forma significativa la expectativa de vida. Esta
mutación es especialmente importante por su relevancia en el mecanismo básico de la
restricción calórica.
Las mutaciones inducidas mth e indy son mutaciones con pérdida parcial de su
función, lo que sugiere que los niveles normales de dichas proteínas no son los más adecuados
para la expectativa de vida y su mejor conocimiento podría suponer alguna intervención no
genética que fuese favorable para numerosas poblaciones.
En resumen, la regulación de la expectativa de vida en la mosca de la fruta puede verse
influenciada por la atenuación de la vía de señal de la insulina-like y por la tasa metabólica, y
se asocia a la resistencia al estrés, siendo reflejo de los hallazgos realizados en nemátodos.
30
Organismo Drosophila melanogaster
Gen Homólogo humano Localización en el hombre
Cu/Zn SOD SOD1 21q22.11
Mn SOD SOD2 6q25.3
Methuselah
HSPA1A 6p21.3
HSP70
HSPA1B 6p21.3
IRS1 2q36
IRS2 13q34
IRS3L 7q22
CHICO
IRS4 Xp21.1-q25
SLC13A2 17p11.1-q11.1
Indy
SLC13A3 20q12-q13.1
InR INSR 19q13.3-q13.2
Levaduras: Saccharomyces cerevisae
En 1991 se descubre el gen sir-2 que en este organismo codifica la actividad
desacetilasa de las histonas y cuya sobreexpresión incrementa la vida media en las levaduras
así como en el C. elegans40. Esta actividad requiere la NAD como cofactor, estableciendo una
posible ligazón entre la expectativa de vida y la capacidad nutriente. Las mutaciones en el gen
sch9 que actúa en la vía de señales de la insulina, alarga igualmente la vida media y la
resistencia al estrés en las levaduras41.
31
Organismo Saccharomyces cerevisae
Gen Homólogo humano Localización en el
hombre
SIRT1 10q21.3
SIRT2 10q13
SIRT3 11p15.5
SIRT4 12q
SIRT5 6p23
SIRT6 19p13.3
sir-2
SIRT7 17q25
lag1 LASS 19p12
sgs WRN 8p12
ras1 HRAS 11p15.5
ras2 KRAS2 12p12.1
sch9 PKB-Alpha 14q32.3
Mamíferos: Mus musculum
El ratón proporciona el modelo de estudio más adecuado del envejecimiento
humano, a la vez que hace de puente entre el hombre y los invertebrados. Los genes más
investigados han sido los Pit1, Prop1, Ghr y Ghrhr, cuyas mutaciones por pérdida de función
producen enanismo y un máximo de longevidad. Todos estos genes se relacionan con la
producción de la hormona del crecimiento, o bien tienen la capacidad de responder frente a
esta hormona. Los tres primeramente citados muestran una reducción de los niveles de IGF-1,
de insulina circulante y de la temperatura corporal. Todos los ratones con mutaciones de uno
de los cuatro genes viven más que los controles, con un fenotipo ya observado en moscas y
nemátodos. Es de gran interés observar que la restricción calórica aumenta la expectativa de
32
vida del ratón enano deficiente Prop1, lo que sugiere que un mecanismo doble, por ambas
vías, influiría en la tasa de envejecimiento42.
Se han estudiado numerosos mutantes en los que observar la mutación de
diversos genes y si los enzimas alterados en la prevención o reparación de los componentes
celulares dañados, como proteínas, ADN y membranas, juegan un papel crítico en el proceso
del envejecimiento. Estos estudios han versado sobre las enzimas de reparación del ADN,
sobre enzimas antioxidantes, tales como la superóxido dismutasa, la catalasa, la glutatiónperoxidasa
y la metionina-sulfato-reductasa, y se ha comprobado que ciertas
sobreexpresiones, como la Sod-1, no refleja en el ratón los mismos efectos que en las moscas.
En contraste, el ratón totalmente deficiente para la Sod-2 mitocondrial es extremadamente
vulnerable al estrés oxidativo, debido a que las mitocondrias son el lugar primario donde se
genera in vivo las especies de oxígeno reactivo (ROS). Este ratón muere en los 30 días
siguientes al parto, dependiendo de su fondo genético. Los mutantes con reducción de la
actividad de la metionina-sulfato-reductasa muestran una reducción del 40% de su vida
media.
El gen p66 codifica tres proteínas que funcionan como sustratos
citoplasmáticos de tirosina-quinasas activadas y que están implicadas en la transmisión de las
señales de activación de las proteínas Ras. La mutación p66 del gen que codifica la señal de
transducción proteica, regula la apoptosis en respuesta al estrés oxidativo e incrementa la
expectativa de vida. En el ratón deficiente, la reducción al estrés oxidativo sistémico se
acompaña de la reducción de la oxidación de la LDL plasmática, de la oxidación arterial y de
las lesiones aterogénicas precoces43. Considerado como gen de longevidad, incrementa las
especies de oxígeno reactivo y la tasa de las lesiones oxidativas en los ácidos nucleicos. Por
otro lado, la función de p66shc sobre ROS es necesaria para que tenga lugar la apoptosis
propia p53 dependiente. Dentro de la pared arterial las células producen varios tipos de
radicales libres y un importante índice funcional del estado de salud viene dado precisamente
por la función vascular. Se han realizado numerosos estudios clínicos en estos animales de
experimentación, demostrando que la lipoproteína oxidada de baja densidad (oxLDL) y las
vías redox-sensibles son moduladores clave de la disfunción vascular y de la aterogénesis. La
ox-LDL y sus subproductos pueden inducir precozmente situaciones desfavorables en las
arterias de los animales, tanto adultos como jóvenes. Los ratones homocigotos p66shc-/-
alimentados con dietas muy ricas en grasas desarrollaban hipercolesterolemia plasmática, pero
exhibían una reducción del estrés oxidativo sistémico, de la oxidación de LDL en plasma y de
las lesiones ateroscleróticas precoces.
33
El ratón mutante heterocigoto para el gen p53, con un alelo normal y el otro
truncado pero ligeramente activo, es muy resistente al cáncer y, sin embargo, desarrolla unas
patologías características y propias de la edad, como son osteoporosis, pérdida de grasa
subcutánea, retraso en la cicatrización, atrofia muscular, etc. Otro mutante interesante es el
ratón klotho que fallece pronto, pero que muestra igualmente un cuadro sindrómico similar al
del envejecimiento humano, con osteoporosis, aterosclerosis, atrofia cutánea, etc.44, siendo
este gen klotho homólogo al gen que codifica una proteina transmembrana con actividad betaglucosidasa
en el hombre. La asociación con el envejecimiento humano se ha comprobado en
individuos con diferentes polimorfismos del gen KLOTHO45. Finalmente, el gen que codifica
el tipo de uroquinasa del activador del plasminógeno en el hipotálamo muestra una
sobreexpresión en la restricción calórica, ya que regula el apetito, induciendo un menor
consumo alimantario y un menor tamaño del cuerpo del animal.
Organismo Mus musculum
Gen Homólogo humano
Localización en el
hombre
p53 TP53 17p13.1
p66shc p66shc/SHC1 1q21
klotho KLO 13q12
pit 1 Pit 1 3p11
prop 1 Prop 1 5q
Hormona del crecimiento
(pit1 + prop1 deficientes) GH1 17q22-q24
Receptor de la
hormona
GHR 5p13-p12
En conclusión los estudios en gusanos, moscas y ratón hacen pensar que las
mutaciones que actúan sobre la hormona del crecimiento reducirían las señales insulina-like
con evidente reflejo sobre el envejecimiento. Contrariamente, el estudio en el hombre de la
pérdida de función del receptor de la hormona del crecimiento, o síndrome de LARON,
34
demuestra en los pacientes un fenotipo de talla baja, dismorfia facial, obesidad, descenso de
los niveles plasmáticos de glucosa y de IGF-1 y retraso de la pubertad. Estos pacientes no se
caracterizan precisamente por la longevidad.
Análisis de los fenotipos de envejecimiento prematuro en el hombre
Las investigaciones en el hombre sobre el envejecimiento se han centrado
inicialmente en el análisis de varias enfermedades que cursan con un cuadro de
envejecimiento prematuro, intentando encontrar la relación entre los genes mutados y las vías
metabólicas alteradas. Los cuadros clínicos más destacados son:
- El síndrome de HUTCHINSON-GILFORD, conocido como progeria precoz infantil y
debido a mutaciones del gen LMNA (lamina A) en 1q21.2.
- El síndrome de COCKAYNE por mutaciones CSA y CSB en el cromosoma 5.
- El síndrome de WERNER por mutaciones del gen RECQL2 en 8p12-p11.2.
- El síndrome ataxia-telangiectasia por mutaciones del gen ATM, localizado en
11q22.3.
- El síndrome de DOWN debido a trisomía del cromosoma 21.
Las homologías entre los genes del ratón y los humanos, implicados en el proceso del
envejecimiento y las características de los síndromes citados han sugerido orientar los
estudios hacia la teoría neuroendrocrina y la teoría inmunológica. La primera de ellas propone
que las alteraciones funcionales de las neuronas y de las hormonas derivadas pueden ser el
centro del proceso del envejecimiento46 y que el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal sería el
principal regulador del envejecimiento en el organismo. Debido a que el sistema
neuroendocrino regula el desarrollo precoz, el crecimiento, la pubertad, el control del sistema
reproductor, el metabolismo y otros muchos aspectos de la fisiología normal, los cambios
funcionales en dicho sistema se traducirían en todo el organismo. El declinar de la capacidad
reproductora femenina es, sin duda, un ejemplo de cambio neuroendrocrino relacionado con
la edad. Experimentalmente se ha comprobado que la ablación de la hipófisis, seguida de la
administración de las hormonas correspondientes, mantiene e incluso incrementa la vida
media en ratones. Hay que admitir, sin embargo, que estos cambios pueden producir
manifestaciones secundarias del fenotipo del envejecimiento.
35
La teoría inmunológica se basa en dos observaciones principales. Una, que la
capacidad funcional del sistema inmune se aminora con la edad, como se demuestra porque
las células T tienen una reducida respuesta a los mitógenos y frente a las enfermedades
infecciosas y dos, porque el fenómeno autoinmune aumenta con la edad, con incremento de
autoanticuerpos en el suero47. Aunque el sistema inmune juega un papel en el mantenimiento
de la salud y de la supervivencia, podría tratarse igualmente de un rasgo fenotípico del
envejecimiento.
Varios estudios epidemiológicos señalan que un deficiente desarrollo temprano se
asocia a enfermedades cardiovasculares y degenerativas que tendría su explicación tanto en la
propia desnutrición como en ciertas influencias que alterarían el crecimiento con cambios en
la estructura y en la fisiología corporales. Un bajo peso al año de edad se asocia a opacidad de
las lentes, descenso de la audición, piel fina, etc., e inclusive alteraciones en el sistema
reparador celular48. Igualmente se ha comprobado que ciertas enfermedades asociadas con la
edad, incluyendo la diabetes no insulino dependiente y la hipertensión, serían más frecuentes
en nacidos con bajo peso.
Reproducción y envejecimiento: Diferencias orgánicas por el género.
La mayoría de las discusiones sobre el envejecimiento se han centrado en sus efectos
sobre la mortalidad más que sobre la reproducción, aunque su impacto en la reproducción sea
socialmente tan importante como en aquella. El envejecimiento reproductivo puede ser
explicado como parte del envejecimiento fisiológico, de forma que los mismos efectos lesivos
influirían tanto en la supervivencia postreproductiva como en la selección sobre la línea
germinal.
Un ejemplo bien distinto de la supervivencia postreproductiva es la menopausia
humana, donde la fertilidad de las mujeres sufre una abrupta interrupción en torno a los 45 –
50 años de vida, cuando el impacto sobre el envejecimiento y sobre otras funciones orgánicas
es todavía muy pequeño. Si bien la causa inmediata de la menopausia parece ser la depleción
de los oocitos, unida a importantes cambios neuroendocrinos, surge la pregunta de por qué la
selección natural no ha producido un pequeño reducto de oocitos que perdurasen más tiempo.
Una razón sería que durante la mayor parte de la historia evolutiva de la humanidad, las
mujeres raramente sobrevivían más allá de dicha edad, de forma que la selección simplemente
se habría encargado de producir más oocitos de los necesarios. Por otro lado, las mujeres que
suelen tener menores riesgos durante su edad precoz y que alcanzan más fácilmente que los
36
varones la edad fértil, tienen una posibilidad razonable de sobrevivir más allá de la edad de la
menopausia y todo ello indicaría que la menopausia puede tener un significado evolutivo más
profundo.
El envejecimiento reproductivo humano supone que, aunque la línea germinal en
sentido fundamental es inmortal, ya que sus lesiones no se acumularían sin riesgo de
extinción de la especie, se van acumulando lesiones sobre las células germinales con la edad.
En el ovario humano las pérdidas foliculares se aceleran a partir de los 35 años y en el varón
la fertilidad comienza a declinar en torno a los 45 años de edad. Pese a esto, es de señalar que
los hijos sanos de parejas añosas no se hacen viejos prematuramente, aunque existe la
sugestión de que la longevidad en las hijas se ve afectada adversamente por la edad avanzada
paterna49.
Un mecanismo de importante significado en la evolución de la inmortalidad de la línea
germinal de la mujer es el producido por el cuello de botella de la población mitocondrial
celular durante la gametogénesis. Un complemento sano de mitocondrias es esencial para la
posterior viabilidad de la descendencia y las mutaciones en el ADN mitocondrial tenderían a
acumularse con la edad de la mujer. El mecanismo del cuello de botella podría seleccionar, si
bien groseramente, las mutaciones del mtADN con beneficio para las mitocondrias intactas.
Otras diferencias fenotípicas entre el varón y la mujer se observan en el distinto
comportamiento de la presión sanguínea a lo largo de la vida del individuo. La presión
sanguínea elevada es uno de los principales factores de riesgo de complicaciones
cardiovasculares y de muerte. Es de notar que la presión pulsátil es más baja durante el
proceso menopaúsico de la mujer que en el varón de la misma edad y que posteriormente la
presión pulsátil se incrementa más rápidamente en la mujer que en el varón, para igualarse en
ambos sexos en torno a los 70 años de edad.
La larga vida postmenopaúsica de la mujer sería un fenómeno en la escala evolutiva de
la humanidad que ha sido recientemente explotado en estudios epidemiológicos en los que se
intuyen ligamientos entre la menopausia y la longevidad humanas. En ellos se ha comprobado
que las mujeres con pocos hijos y especialmente las que los tuvieron ya añosas, incluso
después de los 50 años, presentaban un incremento de la longevidad50. Un potencial mediador
en este trasiego serían los estrógenos y la persistencia de su efecto a lo largo de la actividad
menstrual, junto con una mayor sensibilidad de las células diana a la acción de dichas
hormonas, aunque podrían aumentar el riesgo de cáncer de mama y de endrometrio. Estos
procesos afectarían globalmente la longevidad por la muerte de un cierto número de mujeres,
37
pero el efecto persistente del estrógeno se contrapondría ampliamente al descenso del riesgo
cardiovascular proporcionado por los estrógenos.
Los datos demográficos sugieren la existencia de distintas trayectorias a lo largo de la
vida de las mujeres, como la mencionada anteriormente del papel de los estrógenos, que
marcan importantes diferencias en la incidencia y prevalencia de las enfermedades
relacionadas con la edad. En un amplio estudio en poblaciones italianas51 se analizaron 1.162
individuos centenarios, de los que 222 eran naturales de Cerdeña, 43 de la provincia de
Mantua y el resto de otras provincias italianas. La relación M/V (mujeres/varones) fue de 2/1
en Cerdeña, de 4/1 en el conjunto italiano y de 7/1 en Mantua, variaciones que suponen la
compleja interacción del ambiente y de factores históricos y genéticos. En este mismo estudio
se pudo comprobar que los varones centenarios mantenían una mejor salud física y mental
que las mujeres.
Estas diferencias entre los sexos parecen radicar en factores postinflamatorios, en
ciertos haplotipos del sistema HLA, así como en polimorfismos del gen THO (tirosinahidroxilasa),
de la IL-6 (interleuquina 6) y en haplogrupos del ADN mitocondrial, como
puede deducirse de numerosos estudios en diferentes poblaciones. Los resultados del trabajo
mencionado sobre poblaciones italianas parecen indicar que los factores de la longevidad en
mujeres tienen menos dependencia genética respecto a los varones y que las condiciones
ambientales son más favorables en las mujeres, al igual que un estilo de vida más sano.
Un efecto positivo sobre la longevidad en la mujer viene proporcionado por el gen
HFE de la hemocromatosis familiar. Este gen es el más telomérico del sistema HLA,
localizado en 6p21.3, y codifica una cadena alfa de la clase I de dicho sistema que no
participa en la inmunidad porque ha perdido la capacidad de unirse a péptidos. La proteína
HFE se expresa en eritrocitos crípticos del duodeno y regula la captación del hierro por las
células intestinales, ya que ha adquirido la capacidad de formar un complejo con el receptor
de la transferrina. La deficiencia en hierro parece estar asociada a anomalías reversibles de la
inmunidad. La mutación C282Y (cisteina por tirosina en el aminoácido 282) del gen HFE ha
sido identificada como la mutación más común de la hemocromatosis familiar. Esta mutación
ha tenido una amplia difusión por la deriva migratoria de la población celta y proporciona una
ventaja selectiva para los portadores heterocigotos, favoreciendo la supervivencia durante la
infancia, la adolescencia y el embarazo, ya que permite un incremento en la absorción del
hierro y su acumulación en depósitos repercute en la dieta pobre en dicho metal52. La
mutación C282Y tiene una elevada prevalencia en poblaciones de mujeres del norte de
38
Europa, una baja prevalencia en el área mediterránea e incluso está ausente en poblaciones del
lejano Este.
Se ha sugerido que esta mutación se asienta sobre el haplotipo ancestral 1 del sistema
HLA y que tuvo lugar hace miles de generaciones en un ancestro celta del que se ha venido
trasmitiendo al 5% de individuos de raza blanca, actuales portadores. Otro gen posiblemente
implicado es el HSPA1A (Heat-shock 70 KD protein 1A), contiguo al HFE en 6p21.3, del que
se ha analizado el polimorfismo (A/C) de la región promotora en 263 varones y 328 mujeres
de edades entre los 18 y 109 años, que no padecieran manifestaciones clínicas y que tuvieran
parámetros hemato-clínicos normales53. Paradójicamente se comprobó un descenso de la
actividad edad-dependiente en mujeres, lo que supondría un efecto desfavorable para la
longevidad. Por tanto, el efecto favorable del gen HFE sería aislado, sin relación con otros
genes contiguos y relacionado básicamente con la alimentación pobre en hierro que suele ser
característica en ancianos.
Polimorfismos genéticos hallados en el envejecimiento
Se conoce desde muy antiguo la agregación familiar de las enfermedades relaciones
con la edad, tales como las cardiovasculares, la diabetes, el ictus cerebral, las deficiencias
oculares y auditivas, etc. En general estos procesos multifactoriales suponen que los pacientes
de primer grado tienen un riesgo de padecerlos estimado como 2,6 veces mayor que el de la
población general, con mayor incidencia en varones y en formas prematuras que se hayan
manifestado en individuos de menos de 56 años54. Los factores ambientales de riesgo suponen
un exagerado efecto adverso en pacientes con susceptibilidad genética, ya que se solapan
entre sí, al igual que lo hacen con ciertos polimorfismos genéticos. El envejecimiento, el
estrés oxidativo y la resistencia a la insulina están fuertemente relacionados debido a su
asociación con el incremento del estrés oxidativo, principalmente por descenso de la actividad
antioxidante y por aumento de factores pro-oxidantes, tales como las concentraciones de
glucosa y de insulina. La progresiva resistencia a la insulina se debe a una compleja red de
factores ambientales, antropométricos y neurohormonales. La longevidad extrema se asociaría
a un grado bajo de estrés oxidativo y de resistencia a la insulina55. Son particularmente
importantes los avances en la investigación del metabolismo de los lípidos que han logrado
modificar la progresión de las enfermedades vasculares con la administración de diferentes
preparados. El esfuerzo en la prevención de estas enfermedades, propias de la vejez, incluye
la epidemiología genética, el desarrollo de un screening poblacional, la consideración de sus
39
implicaciones socioeconómicas y la educación de profesionales y público. En el siguiente
cuadro, modificado de BARBIERI55, se resumen las posibles alteraciones de los genes
considerados como mayores o principales, su relación poligénica y los agentes ambientales.
Identificación de los genes de la longevidad humana
Una vez que se han conseguido demostrar los polimorfismos desfavorables que
inciden en la aparición de enfermedades dependientes con la edad, que la investigación en
animales de experimentación ha proporcionado varias vías de estudio y que se han establecido
las posibles causas de las diferencias fenotípicas entre sexos, el paso siguiente es el análisis de
los genes cuyos polimorfismos participen en la longevidad humana. Este análisis ha de
centrarse en poblaciones humanas de edad avanzada, longevos y centenarios en las que ha
sido posible demostrar varias observaciones:
- Que existe un elevado riesgo relativo, de cuatro a siete veces, entre hermanos de
centenarios de alcanzar dicha edad. En poblaciones donde el riesgo es de ocho
veces el de los controles necesariamente ha de existir un importante componente
genético para la longevidad excepcional56.
- La proporción de individuos que alcanzan los 100 años de edad está entre 1/5.000 a
1/10.000 individuos, riesgo menos común que el de otros síndromes complejos,
tales como la diabetes tipo 2.
- Habitualmente los centenarios mantienen una buena salud hasta edades muy
avanzadas y una buena parte de ellos consumen pocos medicamentos hasta la edad
de los 70 años, aun cuando con frecuencia presenten hábitos poco saludables, como
obesidad y tabaquismo, lo que sugiere una disposición más genética que ambiental
para la longevidad.
- Los centenarios tienen periodos más reducidos de morbilidad que los individuos
que fallecen a edades más tempranas57.
40
Gráfico 1
41
El estudio en individuos centenarios de los genes involucrados en la longevidad
requiere muestras numerosas que definan la relación genotipo/fenotipo. Las poblaciones
homogéneas tienen la ventaja de que sean relativamente pocos los genes candidatos a
considerar como responsables de la longevidad, por lo que sería más fácil su identificación.
Un punto importante es que en el grupo de centenarios se debe investigar los biomarcadores y
los rasgos intermedios que revelen su estado clínico de envejecimiento y de longevidad y que
no suelen ser debidamente considerados en algunos casos.
La longevidad se considera como un rasgo complejo que se ve afectado por factores
genéticos y ambientales con interrelaciones entre ellos. La primera confirmación de la
influencia genética sobre la longevidad se realizó en individuos emparentados y
especialmente en gemelos, como se comprobó en una publicación danesa en donde la
varianza genética referida a la duración de la vida se estimó del 25%58. Quedaba demostrada
la importancia que los genes juegan modulando la supervivencia individual y
simultáneamente se pudo confirmar que no existían efectos aditivos genéticos en la
expectativa de vida debidos a interacciones de genes, tanto de un único locus, como de
diferentes loci. Esta ausencia de efectos sumatorios sería un mecanismo importante para
mantener la supervivencia individual, aunque queda pendiente hallar una evidencia molecular
que lo demuestre59.
En un estudio realizado en 308 individuos longevos de 137 familias italianas se ha
podido comprobar, empleando un scanning genómico completo, un ligamiento de la
longevidad con el cromosoma 4, a nivel de la sonda D4S1564 con un lod score de 3,65 en
probandos de edad superior a 90 años60. Queda por investigar la posible asociación con genes
candidatos ubicados en dicha región.
Gen ACE.
Este gen (enzima conversora de la angiotensina-1), es actualmente referido como
DCP1 (dipeptidil-carboxipeptidasa.
En las revisiones sobre el papel de ciertos polimorfismos no es de extrañar encontrar
estudios contradictorios en las frecuencias comprobados en individuos longevos, en especial
cuando las determinaciones se han realizado en poblaciones sometidas a un elevado número
de migraciones. Tal es el caso de los polimorfismos del gen ACE (enzima conversora de la
angiotensina-1) en la población danesa61. En dicho estudio se recogieron 10.150 individuos en
los que no se pudieron identificar los polimorfismos del gen ACE como marcadores para la
42
enfermedad isquémica cardiaca o el infarto de miocardio tanto en mujeres como en varones.
Las frecuencias del genotipo D/D y del aleo D no se afectaban estadísticamente con la edad,
ni con el género, lo que indicaba que el gen o su polimorfismo podría no influir en la
longevidad.
Un estudio más reciente parece confirmar que el alelo D y el genotipo D/D son más
frecuentes en los centenarios que en los controles de 20 a 70 años, así como que no existen
diferencias entre los sexos62. En individuos centenarios el polimorfismo I/D se relaciona con
la actividad de la ACE circulante, de forma que el genotipo D/D se asocia a mayores
concentraciones séricas (89 +/- 36,8 U/L, el genotipo I/I con concentraciones más bajas
(55,1+/-39,4 U/L) y el genotipo heterocigoto I/D con valores intermedios (65,5+/-34,1 U/L).
En los individuos longevos no existía una relación significativa entre el alelo D y el genotipo
D/D, mientras que existía un incremento de la actividad del enzima desde la infancia hasta la
pubertad donde se observaba el rango máximo. Los resultados del anterior estudio parecen
limitar el interés en considerar el alelo D como un posible marcador genético, o bien la
concentración de ACE como marcador fenotípico de la longevidad. Parece, pues, que el
aumento de la actividad de ACE puede ser tanto beneficioso como perjudicial y que el posible
equilibrio podría sufrir cambios durante la vida del individuo. El alelo D parece proteger
contra el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer y su incidencia se incrementaría en
individuos de mayor edad63.
Gen APOE.
Presenta tres alelos principales que difieren en varias propiedades funcionales. El alelo
APOE*3 es el más frecuente, en particular en poblaciones dedicadas a la agricultura, como
por ejemplo el área mediterránea, con una frecuencia entre 0,849 y 0,898. El alelo APOE*2
fluctúa entre 0,145 y 0,02 y el APOE*4 está más extendido en poblaciones africanas y
asiáticas64. Un estudio en 177 centenarios daneses demostró que la frecuencia del alelo
épsilon-4, asociado a aterosclerosis prematura y a la enfermedad de Alzheimer, en centenarios
era de 0,15 frente a un 0,29 de los controles y que la frecuencia del alelo épsilon-2, asociado a
los tipos III y IV de hiperlipidemia, era de 0,21, frente al 0,13 de los controles65 por lo que
ciertos investigadores hacen hincapié en que el gen APOE tiene una acción débil en la
selección de poblaciones longevas, y que el incremento del alelo épsilon-2 podría influir
débilmente en beneficio de los varones.
43
Genes APOA1, APOC3 y APOA4.
Estos genes localizados en tanden en la región 11q23-24, han sido ampliamente
analizados en pacientes con alteración de las lipoproteínas y con patología cardiovascular. Un
estudio en 800 individuos de edades entre los 18 a los 109 años comprobó una variación
significativa del gen APOA1 con descenso del alelo A en el grupo entre 46 a 80 años y un
aumento inesperado del alelo P que se sobreexpresaba en el grupo de varones de mayor
edad66. No se observaron diferencias alélicas de los genes APOC3 y APOA4.
Gen PI.
Este gen, inhibidor de las proteasas y localizado en 14q32.1, es considerado como un
guardián del tejido vascular y se han analizado los genotipos en 3.300 individuos de edades
entre los 20 y 93 años, ya que era conocido que los sujetos con genotipo M/M y M/S
presentaban unas cifras de tensión sistólica mayores que la observada en sujetos Z/Z,
diferencia que a priori podría suponer un factor de selección positiva en la población67. Otra
circunstancia interesante se debía a que numerosas mutaciones del gen daban lugar a
deficiencias de la alfa-1-antitripsina y originaban un prototipo de enfermedades asociadas a
anomalías de varias serpinas68. La consecuencia era el depósito de proteínas en los tejidos del
sistema nervioso central que daban lugar a graves síndromes neurodegenerativos, como la
variante de la enfermedad de ALZHEIMER con corpúsculos de LEVY, la enfermedad de
CREUTZFELDT-JACOBS por la proteína prion, la demencia fronto-temporal de PICK por
inclusiones de la proteína tau y las inclusiones de hungintina en la enfermedad de
HUNTINGTON. Los estudios en longevos, sin embargo, no aportaron datos sobre la
prevalencia de algún alelo del sistema PI.
Genes REN, THO, PARP y SOD2.
Por la cercanía geográfica son especialmente interesantes los trabajos sobre
polimorfismos de estos genes realizados en poblaciones longevas del norte y sur de Italia,
todas ellas con tres o más generaciones, por cuanto que las poblaciones del sur habían sufrido
constantes cambios migratorios, en comparación con las del norte de dicho pais69.
Unicamente el gen THO, codificante de la tirosina-hidroxilasa, mostraba una segregación
discordante. Este enzima se halla involucrado en la síntesis de las catecolaminas y tiene una
acción hormonal en relación con la adrenalina y los neurotransmisores. El polimorfismo
(AAGT)n se localiza en el intrón 1 con 8 alelos de 10 repeticiones que afectan los niveles de
44
transcripción de la insulina en el páncreas y en el timo. El análisis genotipo/sexo/área
geográfica, dentro de las muestras seleccionadas por longevidad y por controles, demostraron
una pérdida del genotipo L/L (alelos largos) en longevos, indicando que dichos alelos serían
desfavorables únicamente o preferentemente en varones.
Gen PON1.
Codificante de la paroxonasa sérica, este gen tiene un papel importante en la
peroxidación de las LDL y en la capacitación de las proteínas asociadas a la lipoproteína para
modular la respuesta inflamatoria local. La enzima codificada es una arilesterasa de unión a
las lipoproteínas de alta densidad (HDL) que hidroliza los lipoperóxidos y que es responsable
de los efectos protectores de las HDL sobre la peroxidación de las lipoproteínas de baja
densidad (LDL). Por otro lado, las LDL oxidadas son capaces de estimular la producción de
células espumosas que son citotóxicas para las células de las paredes arteriales y que inducen
el acúmulo de citoquinas en los macrófagos, resultando ser altamente pro-inflamatorias y proaterogénicas.
Los alelos estudiados en centenarios han sido el codón 192 (Gln/Arg = alelos
A/B) y el codón 55 (Leu/Met = alelos L/M). La frecuencia del alelo B se incrementaba desde
los jóvenes a los centenarios e indicaría que podría hacer descender la mortalidad en los
portadores70. Los estudios realizados en poblaciones del área mediterránea no apoyaban una
asociación significativa entre el polimorfismo PON1-192 A/B y enfermedades
cardiovasculares, incluso parece ser que los portadores del alelo B se hallan más protegidos
cuando existen otros factores de riesgo conocidos, como el tabaco, la hipercolesterolemia
familiar o los niveles bajos de HDL-colesterol.
Gen IL-10.
Localizado en 1q31-32, este gen codifica la interleuquina 10 y es capaz de bloquear la
producción de aterosclerosis tanto in vivo como in vitro71. Una baja expresión de IL-10 podría
favorecer los mecanismos de inflamación, de la respuesta inmune y la pro-fibrosis de los
tejidos lesionados. El genotipo homocigoto -1082 G->A, (G/G), se halla aumentado en
varones centenarios, lo que parece indicar que el varón y la mujer siguen estrategias diferentes
para alcanzar la longevidad.
45
Gen IGF-1.
Las observaciones demostradas en animales de experimentación, como ya se expuso,
sugirieron que las vías de respuesta del factor de crecimiento insulin-like (IGF-1) afectan la
vida media del animal. En base a estas experiencias se han estudiado las variantes
polimórficas de los genes involucrados en dichas vías: el polimorfismo G/A en el codón 1013
del gen IGF-IR; la variante T/C, -359bp del gen PI3KCB (fosfoinositol-3-quinasa): la variante
G/A del codón 972 del gen IRS-1 (sustrato 1 del receptor de la insulina) y la variante T/C,
+9734bp del gen FOXO1A, involucrado en la diabetes tipo 2. Las combinaciones de los
genotipos IGF-IR y de PI3KCB afectaban los niveles plasmáticos de IGF-1 libre, a la vez que
la longevidad72. Estos estudios han supuesto la primera indicación de que los niveles
plasmáticos de IGF-1 libre y la longevidad humana están corregulados por un grupo de genes
sobrelapados que contribuyen a la hipótesis del impacto de las vías de IGF-1/insulina sobre la
longevidad, como una propiedad que se ha conservado en la evolución del reino animal.
Polimorfismos del ADN mitocondrial.
En papel del mtADN en la herencia materna de la longevidad ha sido considerado
desde hace varios años73. Es claro que para alcanzar una longevidad con buena salud se
precisa la interacción de una variedad de genes, de condiciones ambientales favorables y de
determinados estilos de vida. Debido a la importancia crítica de la producción de energía, las
mitocondrias y sus secuencias genéticas han sido ampliamente analizadas con el fin de poder
desvelar los posibles cambios asociados a la edad y a las enfermedades relacionadas con ella.
La elevada tasa de mutaciones del mtADN se debe en parte a la falta de un mecanismo
efectivo de reparación de su molécula y en parte a su exposición continuada a los radicales
libres de oxígeno.
Se ha comprobado que las mutaciones y deleciones del mtADN acumuladas con la
edad se producen en diversos tejidos, tales como cerebro y músculo, y que estas alteraciones
eventualmente desajustan la fosforilización oxidativa (OXPHOS), con lo que la energía llega
a descender a niveles incompatibles con las funciones celulares normales. Un modelo
propuesto se centra en las interacciones posibles de los genomas nuclear y mitocondrial74,
presuponiendo una interacción epistática, pero sin efectos aditivos importantes. De la misma
forma se admite como principio básico que el sistema OXPHOS declina con la edad porque se
46
asocia con una acumulación de reordenamientos del mtADN producidos por mutaciones con
sustitución de bases. Este concepto indicaría que el mtADN es en realidad un reloj del
envejecimiento, ya que dichos reordenamientos se acumulan exponencialmente a partir de los
45 años de edad. Nuevamente han aparecido estudios que demuestran ciertas excepciones. Así
por ejemplo, el genotipo mt5178A se halla asociado a la longevidad de los centenarios
japoneses75 y se caracteriza porque suprime la aparición de mutaciones en el mtADN de los
oocitos y porque retrasa la acumulación de mutaciones debidas a la edad en las células
somáticas. Otros efectos beneficiosos de este genotipo es que confiere resistencia frente a las
enfermedades relacionadas con la edad, suprimiendo la predisposición a la obesidad y a la
aterosclerosis. Estos polimorfismos pueden, sin duda, producir ligeras diferencias en las
proteínas codificadas y en la producción de radicales libres, por lo que no pueden ser
considerados como factores neutros.
Los polimorfismos comunes del mtADN determinan unos haplotipos, identificados
por RFLPs (polimorfismos de longitud de fragmentos de restricción), y más recientemente
por secuenciación, cuyas frecuencias varían en las distintas etnias, de forma que la población
europea tiene exclusivamente nueve de ellos, designados H, I, J, K, T, U, V, W y X, mientras
que la población asiática presenta los A, B, C, D y E, y la africana los L1, L2 y L376. Se ha
demostrado una asociación entre alguno de estos haplotipos y la longevidad. El haplotipo J
tiene una frecuencia significativamente más alta en centenarios del norte de Italia, mientras
que en poblaciones longevas de Francia e Irlanda predomina el polimorfismo 9055G->A y en
las japonesas el 3010G->A y el 8414C->T. El siguiente paso ha consistido en analizar la
variación por edades de las frecuencias de los distintos haplotipos y a la vez contrastarlos con
los fenotipos de la población de longevos77 de diferentes poblaciones del Norte de Europa.
47
Frecuencia de haplotipos de sujetos >90 años, de controles y niños
Haplogrupo >90 años Controles Niños
H 37,3% 51,0% 54,5%
I 3,6% 2,5% 2,3%
J 8,4% 6,3% 3,1%
K 7,6% 6,0% 4,7%
M 0,4% 1,0% 1,9%
T 4,9% 5,5% 2,3%
U 28,4% 20,5% 23,0%
Otros 1,8% 0,3% 0,4%
Los datos presentados demuestran que la frecuencia del haplotipo J aumenta con la
edad de la población en varios estudios europeos, siendo todavía mayor la frecuencia del
subgrupo J2 en individuos de más de 90 años. Resulta igualmente interesante haber
comprobado que el haplotipo J modula la expresión fenotípica de las mutaciones 11778G->A
y 14484T->C del mtADN que originan la neuropatía óptica de LEBER (LHON)78 y que la
frecuencia del subgrupo J1 es ocho veces superior en pacientes con LHON con respecto a los
controles, de forma que este subgrupo sí que incrementaría el riesgo deletéreo de una
mutación del mtADN.
Se han venido realizando profusos estudios en poblaciones muy seleccionadas que han
conseguido delimitar en ellas las diferencias en los haplotipos de mtADN. Estas variaciones
no han podido ser explicadas en base a los movimientos migratorios que a lo largo de siglos
hayan sufrido las distintas poblaciones, por lo que su análisis se ha centrado preferentemente
en posibles factores ambientales que pudiesen condicionar el incremento específico de cada
haplogrupo. Esta selección ha permitido simultáneamente reconsiderar las variaciones en
cualquiera de los 13 genes codificantes de los polipéptidos del sistema OXPHOS, todos ellos
implicados de una forma u otra en la producción de energía y en el aporte calórico para
mantener la temperatura corporal e integrantes de los siguientes complejos:
- ND1, ND2, ND3, ND4, ND4L, ND5 y ND6 del complejo I
48
- NADH- deshidrogenasa y citocromo b del complejo III
- COLI, COLII y COLIII del complejo IV (citocromo- c- oxidasa I)
- ATP6 y APT8 del complejo V (ATP-oxidasa)
Las variaciones comprobadas por secuenciación de los 13 genes mencionados no
muestran desviación respecto del modelo neutro estándar en poblaciones africanas, mientras
que sí lo hacen en poblaciones de Europa, Asia, Siberia y en nativos de América. Aun cuando
el gen ATP6 es uno de los que codifica las proteínas más conservadas, se observó una gran
variación entre individuos de zonas tropicales, templadas y árticas, seguido de variaciones del
citocromo b (complejo III) en zonas templadas y de la citocromo-oxidasa I en el trópico79. Las
variantes de estos tres genes parecen tener un significado funcional, donde la selección jugaría
un papel importante en la variación geográfica, siendo el clima una posible influencia
selectiva. De igual forma cabría admitir que las mismas variantes ventajosas en ambientes
climáticos específicos y en condiciones dietéticas determinadas, podrían resultar insanas
cuando los individuos portadores se desplazasen a ambientes distintos. En este supuesto, las
variantes mtADN regionalmente beneficiosas para una grupo de individuos, podrían ser
motivo de alteraciones bioenergéticas, tales como obesidad, diabetes, enfermedades
cardiovasculares y neurodegenerativas, etc. en el mismo grupo residente en otras áreas
geográficas.
Las fuertes transiciones en los tipos del mtADN entre las poblaciones de Africa y
Euroasia y entre Asia del Sur y Siberia se relacionan con la latitud geográfica de dichas
regiones e indican que la diversificación del mtADN ha estado somatida a una selección
climática. Las mitocondrias queman calorías para producir ATP, pero también generan calor
para mantener la temperatura corporal. El equilibrio entre ambos procesos viene determinado
por la eficacia del OXPHOS que en gran medida está regulada por la proteína del gen
mitocondrial ATP6. Un OXPHOS eficiente produce en primer lugar ATP con un gasto menor
para el calor corporal. Un OXPHOS menos eficiente genera más calor para una misma
cantidad de ATP80. En los trópicos sería ventajoso un OXPHOS muy eficiente, mientras que
uno menos eficiente podría ser imprescindible para la supervivencia en poblaciones del
Artico. Esta circunstancia se comprueba ya que la secuencia de aminoácidos de la proteína
ATP6 es hipervariable en poblaciones árticas, lo que sugiere que este gen mtADN ha sido un
factor importante para la adaptación del hombre en países extremadamente fríos. Por otro
49
lado, una reducción en la eficacia del sistema OXPHOS quemaría más calorías y como
resultado menores equivalentes reductores de la dieta inducirían la producción de ROS. La
reducción de ROS a lo largo de la vida del individuo supondría un descenso de la apoptosis y
paralelamente el incremento de la longevidad. En otras palabras, un polimorfismo ligado al
haplogrupo J y la variante C150T alterarían la eficacia del sistema OXPHOS y la producción
de ROS, de forma que se reduciría el estrés oxidativo y se incrementaría la longevidad.
Implicaciones genes nucleares y mitocondrias
Existe general acuerdo en que son principalmente tres las modificaciones ambientales
que inducen el incremento de la expectativa en los animales: El descenso de la temperatura
ambiental, la reducción de la actividad y la restricción en la dieta sin malnutrición. Por ello, se
está profundizando con múltiples trabajos que proporcionen una base científica que explique
los mecanismos fisiológicos comunes a dichas circunstancias.
Numerosos de dichos estudios se vienen centrando sobre la regulación de la
temperatura corporal que es esencial en los organismos endotermos para que el metabolismo
se desarrolle adecuadamente, y para que mediante la puesta en marcha de la termogénesis se
consigan los cambios en la temperatura interna y externa del individuo. El proceso de
termorregulación aparece, tanto en la exposición al frío como al calor, así como también en
ciertas situaciones que incluyen el tipo de alimentación, el proceso de la digestión, el ejercicio
físico, el hipo e hipertiroidismo, el consumo de alcohol, las infecciones, etc. La termogénesis
es una característica de las células de los animales endotermos que explica la necesidad de
que la temperatura corporal se centre próxima a los 37º centígrados, aun cuando exista una
baja temperatura exterior.
En ratones expuestos a bajas temperaturas, lo que supone una limitación drástica de la
expectativa vital del animal, se ha demostrado que la termogénesis radica en el tejido adiposo
marrón (ADM) y en las proteínas mitocondriales desparejadas, las UCPs (uncoupling
proteins) cuya contribución a la patogenia de la obesidad está siendo estudiada en la
actualidad. El descubrimiento del ADM se realizó hace cientos de años, pero ha sido hace
poco cuando ha pasado a ser considerado como un órgano endocrino que influye en la presión
sanguínea y que es un reservorio de ciertos nutrientes y un regulador termogénico
importante81.
50
En los mamíferos el frío continuado genera calor, aunque dificulta el normal
movimiento muscular, a diferencia de cuando el ambiente no es frío, la termogénesis facilita
el empleo de la musculatura. La termogénesis en mamíferos viene controlada por el ADM
localizado próximo a los grandes vasos sanguíneos. Esta localización preferente se comprueba
en recién nacidos, pero progresivamente se va trasladando a otros puntos del organismo. La
activación del AMP está regida por el sistema nervioso central y por las fibras ortosimpáticas
que inervan cada una de sus células. En etapas más tardía del crecimiento, la activación de la
termogénesis en el ADM viene regulada por el AMP cíclico, por la hipófisis y por la
oxidación de los ácidos grasos en múltiples mitocondrias. Para explicar el comportamiento de
los adipocitos marrones se ha pensado en la existencia, dentro de la membrana mitocondrial
interna, de una vía de protones regulable. La proteína responsable de la fuga de protones en la
membrana interna mitocondrial y del desajuste respiratorio ha sido identificada como UCP182.
Esta proteína y la UCP2 se derivan de un ancestro común al igual que otros transportadores
mitocondriales. La proteína UCP3 está codificada por un gen localizado en 11p, muy próximo
al de la UCP2, donde igualmente están localizados los genes de la insulina y del HRAS,
relacionados con el proceso del envejecimiento. Los estudios de segregación entre dichos
genes muestran un fuerte ligamiento83, con p<0,00002, por lo que se está procediendo al
estudio de determinadas poblaciones humanas, con el fin de demostrar su posible influencia.
La participación de los genes UCPs en la dieta y en el proceso del envejecimiento ha
sido estudiada en ratas donde se ha demostrado que la expresión del gen UCP2 en el tejido
adiposo marrón se hallaba elevada en animales alimentados con proteínas vegetales, frente a
otros tipos de nutrición y que la expresión de los ARN mensajeros de los genes UCP1, 2 y 3
se encontraban especialmente reducidos en los animales más viejos84. Esta observación pone
de manifiesto la importancia de un determinado tipo de alimentación y su posible influencia
sobre la actividad de determinados genes. Por otro lado, en el hombre se ha descrito un
polimorfismo del gen UCP2, el -866A/G, que contribuye a la sensibilidad frente a la insulina,
incrementando su actividad transcripcional, de forma que en portadores del genotipo -866A/A
se asocia a diabetes tipo 2, casi exclusivamente en mujeres85, demostrando el interés que se
viene dando a estas nuevas vías de experimentación. Estas observaciones indican claramente
que las interacciones genes y ambiente en el proceso del envejecimiento y en el incremento de
la expectativa de la vida humana están todavía en sus inicios, que es mucho lo conocido, pero
que falta mucho más por investigar.
51
En resumen, las conclusiones que se pueden deducir de la anterior exposición son:
1.- Que la teoría de la pleiotropía antagónica, el pay later, resulta ser la más adecuada para
explicar el proceso del envejecimiento y la longevidad.
2.- Que son cada vez mejor conocidos los procesos celulares y moleculares que acompañan al
desarrollo del envejecimiento.
3.- Que la longevidad humana tiene un límite en la actualidad establecido en torno a los 120
años, insuperable todavía a pesar de las mejoras terapeúticas y preventivas proporcionadas por
la moderna Geriatría.
4.- Que existen variantes en ciertos genes nucleares que facilitan la expectativa de vida, pero
que este comportamiento es más acusado en los animales de experimentación que en el
hombre.
5.- Que la longevidad depende de rasgos multifactoriales en los que el efecto fenotípico de un
determinado gen depende del fondo fisiológico y del habitat sobre los que ha de expresarse.
6.- Que el efecto/género hace que las mujeres sean más longevas que los varones, de forma
que los varones necesitarían, más que las mujeres, los efectos protectores de ciertos
polimorfismos, en especial de los mitocondriales.
7- Que los varones longevos suelen mostrar una mejor salud física y mental.
8.- Que los estudios en poblaciones restringidas longevas son imprescindibles para determinar
la relación genotipo/fenotipo/ambiente, así como las diferencias con poblaciones limítrofes.
9.- Que en el hombre los polimorfismos del ADN mitocondrial constituyen la principal base
genética de la longevidad, estableciendo efectos beneficiosos en las poblaciones en función
principalmente del clima.
10.- Que los estudios de la Gerontología proporcionarán una notable mejoría en la salud y en
el bienestar de la población envejecida, implicando a la Sociedad en la resolución de la
problemática que se avecina.
52
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