Científicos británicos han identificado un gen como el responsable de que un alto porcentaje de mujeres fumadoras no logre dejar de fumar cuando están embarazadas.
El estudio del Peninsula Medical School de Exeter y de la Universidad de Bristol (Reino Unido), publicado en la revista "Human Molecular Genetics", hizo un seguimiento de 2.500 mujeres y constató que había una asociación entre este "gen adictivo" y una menor posibilidad de dejar el tabaco durante la gestación.
Tomando el conjunto de las mujeres estudiadas, la investigación comprobó las grandes dificultades de dejar de fumar de las mujeres con un hábito fuerte, incluso cuando existe un incentivo tan poderoso como el de evitar daños a la salud del feto.
Fumar durante el embarazo incrementa las posibilidades de muerte neonatal, de parto prematuro, de tener un bebé con bajo peso y de muerte súbita durante los primeros meses de vida del recién nacido.
El estudio cifró en un 28 por ciento el total de mujeres que lograba dejar de fumar en el primer trimestre del embarazo, un porcentaje que bajaba hasta el 21 por ciento en el caso de las embarazadas que tenían dos copias de este gen adictivo.
En el caso de las mujeres que no presentaban este gen, el 31 por ciento lograba abandonar los cigarrillos en los primeros tres meses.
En el último trimestre, en el que el embarazo es físicamente más evidente, un 34 por ciento de las embarazadas con dos copias del gen lo había dejado frente a un 47 por ciento de las que no lo tienen.
Los científicos estudiaron una variante genética específica asociada con el receptor de la nicotina, porque previamente habían descubierto que tiene que ver con la propensión a convertirse en fumador por parte de aquellas personas que se inician en el hábito.
Los investigadores destacaron que las mujeres fumadoras embarazadas están bajo una fuerte presión social para dejar de hacerlo, pero que hay otra serie de factores que influyen, como la edad, la educación o si hay una historia familiar de tabaquismo.
Rachel Freathy, una de las autoras de la investigación, indicó que "el estudio sugiere que la variante genética que influye en que haya mayor consumo de cigarrillos también juega un papel y es un obstáculo más para aquellas mujeres que quieren dejar de fumar".
El descubrimiento se puede hacer extensivo a otros grupos de fumadores, que por la misma razón genética encuentran más problemas que otro cuando deciden o intentan superar el tabaquismo.
El profesor Tim Frayling, que también participó en el estudio, explicó que existe también "un paralelismo con el gen de la obesidad, un asunto en el que la gente piensa que se trata sólo de una cuestión de auto-control, pero que es mucho más complicado".
Frayling aclaró que tener esta predisposición genética es una dificultad añadida, pero no un impedimento para dejar de fumar.
"Es evidente que algunas mujeres con dos copias del gen adictivo pueden dejarlo, pero les resultará más difícil", manifestó.