jueves, 18 de junio de 2009

¿La cápsula de vino que alarga la vida?

Ya se vende en las farmacias. El secreto está en el resveratrol, que se halla en la uva. Hay científicos que discrepan.

P. REGO

«No es que tenga miedo de morir, es que no quiero estar allí cuando suceda»

-WOODY ALLEN

Caducamos como caduca el tomate o el yogur. Sólo que nuestro final, del cual procuramos nunca hablar, no tiene fecha conocida. Es uno de los rasgos de la mortalidad. Vivimos sabiendo que moriremos algún día, pero, en general, no sabemos de qué ni cuándo. A los estudiosos de la longevidad, optimistas por naturaleza, en realidad tal incertidumbre les da lo mismo. Conseguir alargar todo lo posible nuestro calendario vital, un desafío que viene de antiguo, lleva hoy nombre y apellidos de dos españoles, Francisco Tomás Barberán y Juan Carlos Espín.

Ellos, lejos de los alquimistas que buscaban las fuentes de la juventud en aguas tocadas por magos o en ungüentos secretos, aseguran haber hallado en las populares uvas -en concreto es las variedades tintas garnacha y monastrel- un prometedor elixir rejuvenecedor. «Hemos conseguido alargar un 35% más la juventud de ratas y los ensayos en humanos han demostrado que contribuye a frenar los signos externos del envejecimiento, como la flacidez o las arrugas de la piel, y ayuda a rejuvenecer las células de los órganos internos», explica Barberán, jefe de la investigación.

Lo que han ideado estos químicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas -que desde hace seis años estudian los efectos reparadores de las uvas en el organismo humano- es un método «pionero» que multiplica miles de veces los efectos de un compuesto natural de la uva -resveratrol, uno de los componentes de esta fruta que más interés despierta en la comunidad científica-, el cual influye sobre los genes de la longevidad. Y no sólo eso. La otra gran novedad es que han logrado por primera vez concentrar la cantidad efectiva de resveratrol, localizado en el hollejo y las pepitas, en una pequeña cápsula. Cada una tendría los beneficios de ingerir 45 kilos de uva tinta o su equivalente en botellas: 33 litros de vino (en una simple cápsula y sin alcohol).

«Lo descubrimos de casualidad», admite sin reparos Tomás Barberán. «Buscábamos la manera de potenciar el color de la fruta mediante rayos ultravioleta y comprobamos que, en el caso de la uva, este tipo de luz aumentaba hasta 2.000 veces más la cantidad de resveratrol, un compuesto antioxidante». Sin quererlo, habían cantado ¡eureka! Acababan de dar con un método único, ansiado por numerosos grupos de investigadores en todo el mundo, que hoy tiene forma de cápsula roja y lleva por nombre Revidox.

El pasado sábado 25 de abril llegó a las farmacias, con las bendiciones de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, organismo que depende del Ministerio de Sanidad y Consumo. A un euro sale cada una de las 30 cápsulas que contiene la caja. Y al ser un complemento alimenticio -denominación que no requiere superar los controles exigidos a un medicamento- no necesita receta.

-¿No temen que les acusen de vender un producto milagro más?

El doctor Pedro Tocabens, responsable del área médica de Actafarma, el laboratorio que envasa y comercializa la cápsula de la juventud, se defiende de inmediato.

-Con eso ya contábamos. Efectivamente hay mucho engaño, pero en este caso la garantía la pone el CSIC, que depende del Ministerio de Ciencia e Innovación, en cuyos laboratorios se han realizado todas las investigaciones previas de Revidox. Ellos tienen la patente. De hecho, en la propia caja del producto se dice, en lugar bien visible, que las cápsulas se comercializan bajo licencia del CSIC. Y ese es un aval que no todos pueden presentar.

Los efectos que promete el prospecto incluido en estas cápsulas rojas recuerdan, sin embargo, a los que promueven otros productos cuyo principal reclamo es el rejuvenecimiento del organismo. Por ejemplo, «Ayuda a combatir desde dentro el envejecimiento celular», «mejora el aspecto de la piel», la circulación sanguínea del cerebro, pulmón, ojos, piernas... E incide positivamente en la memoria y la movilidad». El milagro químico estaría en la dosis y los plazos. En palabras del galeno Tocabens, a partir de los 30 años -«que es cuando el cuerpo ya empieza a perder su capacidad para reparar el desgaste de los tejidos», explica- «habría que ingerir una cápsula todos los días». A un euro la unidad, el consumidor se gastaría 360 euros al año (18.000 en 50 años).

INGENIERO MECÁNICO

Antes incluso de que fuera probado en seres humanos -«ahora estamos haciendo un ensayo clínico con 150 personas que tienen un riesgo cardiovascular evidente», añade Juan Carlos Espín-, el resveratrol ya había suscitado interés entre los científicos de todo el mundo por sus efectos alentadores en el metabolismo de las moscas, los gusanos o las levaduras. Efectos que incluían una vida más larga y saludable.

No obstante, no todos los especialistas comparten el entusiasmo de Actafarma. «Igual que mienten quienes dicen que estamos genéticamente preparados para vivir un máximo de 120 años, tampoco sabemos por qué envejecemos ni cómo frenar nuestro deterioro general», asegura el catedrático de fisiología médica Dario Acuña Castroviejo, de la Universidad de Granada, cuyo grueso de sus investigaciones han estado centradas en los mecanismos biológicos del deterioro físico y la longevidad. «El resveratrol es muy interesante, sí, pero nadie, hoy día, puede afirmar con la ciencia en la mano que éste u otro producto es capaz de alargar la vida». Y remata: «Tampoco se ha demostrado, y eso sí es muy importante, su seguridad, especialmente a largo plazo».

De la existencia de fórmulas mágicas contra la senectud han dado cuenta miles de la laboratorios. Aunque nada hay escrito sobre cuándo caducaremos. Los más optimistas intuyen que es posible estirar la vida manipulando determinados genes. Los incrédulos piensan que, por mucho que uno intente llevarle la contraria a la naturaleza, la fecha de nuestro final es inamovible.

El reto, hoy, lo pone la uva.



http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2009