domingo, 30 de julio de 2017

Ensayo sobre ética aplicada a la medida del riesgo y seguro (2)

Capítulo  2 Principios de ética

La medida  de un riesgo asegurable  en el escenario económico globalizado en el siglo XXI  donde las metodologías y capacidad de análisis no tienen  precedente en la historia del seguro, necesita un contraste con los postulados éticos. Sin tener la pretensión de calificarlos cómo universales, al menos, si sean compartidos por la sociedad a la que sirve el seguro privado.
La tarea del abordaje de la ética en el seguro tiene múltiples aspectos y es por ello por lo que pondremos el foco en el elemento nuclear del seguro, que no es otro que el riesgo y su medida, donde la máxima de Pitágoras de que el mundo está construido sobre el poder de los números, parece haberse hecho realidad en este inicio del tercer milenio.
Recurrimos al origen etimológico de la palabra ética, término que viene de las palabras griegas êthos y éthos, que se refiere a “morada” o “lugar donde se habita”, la acepción de la palabra ha ido evolucionado en el tiempo como dice Carlos Gómez ( Gómez C, Muguerza,J, La Aventura de la Moralidad ( Paradigmas, fronteras y problemas de la ética. 2007, Alianza Editorial) hacia la consideración de ética como el lugar desde el que se vive, esto es, las disposiciones fundamentales del hombre en la vida, el carácter. La traducción del griego al latín de éthos se recogió con el término mos, del que proviene la palabra moral.
El comportamiento ético, ha sido materia de interés tanto desde la visión religiosa como la secular, Aristóteles en su Ética a Nicómaco ya nos habla de la justicia como el intercambio de iguales por iguales. Otros pensadores más cercanos en el tiempo también se han ocupado de la moralidad de los negocios, Adam Simith, David Hume, John Stuart Mill, Karl Marx, han contribuido al pensamiento moderno de la ética empresarial.
Es interesante conocer diferentes perspectivas de la ética distintas del pensamiento occidental,  desde la India, por ejemplo, al reflexionar  acerca de la ética actuarial, toman las  referencias filosóficas védicas de la ética  de Swani Vivekananda cuando dice que “ La ética es la unidad, su base es el amor”, que en interpretación desde la cultura de la India se refiere a las normas de comportamiento social humano, donde la conducta del ser humano está orientada al bien supremo de la vida humana y que se formula con juicios de lo correcto y lo incorrecto del bien y del mal. Podemos comprobar que no hay diferencias significativas entre el pensamiento oriental y el occidental.
Una reflexión ética, debe intentar no referenciarla a las normas jurídicas universales o locales, entendemos la ética como la bóveda por que discurre el comportamiento humano y como tal se sitúa en un plano superior a la norma emanada por el derecho e incluso a la propia cultura. Javier Arbizu en La ética del sistema financiero: un sistema de cumplimiento, BBVA, abril de 2016, nos recuerda la cita del libro de Marguerite Yourcenar, Memorias de Adriano, donde el anciano y enfermo emperador romano reconoce que “las leyes civiles no serán nunca lo suficientemente flexibles para adaptarse a la inmensa y fluida variedad de los hechos. Cambian menos rápidamente que las costumbres; peligrosas cuando quedan a la zaga de estas, lo son más aún cuando pretenden precederlas”.
Desde la posición ética se identificaran determinados deberes morales, entre los cuales se citan de deber de reparación y el de no dañar a otros, elementos que están en centro de la causa de un contrato de seguro, es como si el individuo asegurara un bien moral y así cumpliera con los principios de lo que es justo.
La distinción que hace John Rawls ( Rawls John, Teoría de la Justicia ,1978 México.FCE) representante de la ética política, entre lo justo y lo bueno que aún siendo complementarios, prima lo justo, pues  tiene su origen en la diferencia entre el hombre y el ciudadano. Si el hombre busca felicidad en su vida, el ciudadano como miembro de una comunidad política busca el valor supremo de la justicia. En cierto modo esta distinción nos ayuda a entender las  de  diferencias las normas emanadas por el derecho de los principios morales, estos últimos nos servirán para comprender como la conducta de las personas son en ocasiones  irracionales ( no prudenciales o hábiles en versión kantiana), lo que hace que al enfrentarse a un riesgo, el analista deba medir esta conducta  no racional.
La ética como disciplina, según Carlos Gómez citando a Hortal (1994), es la reflexión filosófica sobre la moralidad, sobre las diversas formas de moral vivida, mientras que la ética con minúscula es sinónimo de moral, o la moral vivida. 
Cada individuo, nos dice Fernando Quesada en la Aventura de la Moralidad, la ética como actividad reflexiva de la libertad lleva a asumir su propia vida en cuanto proyecto humano a realizar y por lo tanto a sus realización, su actividad moral es como un acuerdo contractual con uno mismo.
En cierto modo, nos aproximaremos al conflicto ético-asegurador desde  posiciones aristotélicas ( teleológica) y  kantianas ( deontológica), es decir nos interesa la virtud de los distintos agentes morales, las obligaciones y derechos morales. Virtud como la define Alfred Sonnenfeld ( Sonnenfeld Alfred, Liderazgo ético, la sabiduría de decidir bien, 2001, Ediciones Encuentro 2011) capacidad de actuar que está en condiciones de llegar a su plenitud humana, que es ética y no solo técnica y biológica , la virtud, continua Sonnenfeld, perfecciona al hombre en su totalidad y no solo bajo un aspecto sectorial. Por último la consideración de la virtud como conocimiento, visión platónica, nos será así mismo de utilidad para nuestro propósito. 
La visión de la ética de Paul Ricoeur en Ética y moral ( Ricoeur, P. Éthique et morale, Braga, Revista Portuguesa de Filosofía, XLVI (1990) pp 5-17, Trad de Carlos Gómez) nos parece de interés ser reproducida , así dice, que la ética queda definida por tres términos: tender a la vida buena, con y para todos, en instituciones justas. Los tres componentes de la definición son igualmente importantes.
En un lenguaje más coloquial podríamos hablar de virtud, como el ideal de una buena vida,  y con este enfoque es donde debemos analizar los conflictos ético-actuariales ,donde  desarrollo científico sin contraste ético puede producir ciertos desajustes temporales, solo así, pasando cada innovación  técnica por el cedazo ético  se podrá transitar con la  seguridad de la aportación al bien común y la búsqueda de la excelencia, que como dice Victoria Camps, esta expresión seria la interpretación contemporánea de la virtud ( areté en griego es excelencia de una cosa).
Sabiendo que necesitamos interpretar la ética en el riesgo, desde posiciones aristotélicas y kantianas, es más satisfactoria transitar por la primera que nos conduce a la felicidad mediante un esfuerzo permanente en la adquisición de la virtud, que la kantiana que entiende la ética como el cumplimiento del deber y la obediencia a los imperativos categóricos. Si somos capaces de determinar el  fín último  ( telos ) ,que nos habla Victoria Camps, sería posible construir los principios morales de la justicia que se ven materializados en las leyes.
Dice Hans Küng  la falta de voluntad ética impide que las leyes puedan subsistir, la ausencia de conciencia moral basada en principios éticos elementales hace que la lucha contra el fraude, la codicia, la corrupción y el egoísmo obtenga resultados débiles. De aquí la importancia de establecer no solo un marco moral sino también una acción moral positiva, donde además podamos  aunar las dos visiones de la ética del sociológo Max Weber (1919), la de convicción y la de la responsabilidad. Sea cual sea la posición ética que adoptemos, es oportuno recordar que esta trata de los asuntos humanos ( anthropina) y por el contraste con las ciencias del seguro, aun perteneciendo al campo de las sociales, no es un asunto carente de complejidad.
La filosofía ha tratado durante siglos determinar principios éticos universales y atemporales, este esfuerzo ha sido asumido por diferentes organizaciones internacionales como lo fue la proclamación de las Naciones Unidas de 1948 y tan solo unos años antes el Código de Nüremberg de 1946, que nació con el propósito de regular la investigación en humanos y para juzgar a los médicos nazis que experimentaron con seres humanos con fines biomédicos. De este código surge en conocido consentimiento voluntario del sujeto humano.
Por citar alguno de los últimos pronunciamientos hacemos referencia a la declaración Hacia una ética mundial de 1993, publicada por el Parlamento de las Religiones del Mundo en Chicago, que constituye la referencia a el Manifiesto para una ética económica global proclamada en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York de 6 de octubre de 2009. El documento redactado con el amparo de la Global Ethics Foundations contó con la participación de economistas, empresarios y expertos en éticas, como dice Hans Kung trata de aportar una visión fundamental de los que es legítimo y justo se fundamenta en principios y valores que desde tiempos inmemoriales han sido compartidos por todas las culturas y apoyados por la experiencia práctica común.
El Manifiesto aborda los principios fundamentales divididos en dos grupos, la humanidad y la reciprocidad .Se organiza en base a cuatro valores y normas básicas: Respeto a la vida, equidad y orden justo, veracidad y tolerancia, y colaboración e igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
Estos principios rectores nos serán de mucha utilidad a lo largo del trabajo y contextualizarlos en el riesgo asegurable. Trataremos de recoger las reflexiones éticas de cada uno de ellos, y aportar el conocimiento necesario para abordar el debate acerca de si la tarificación de riesgos es una práctica discriminante y altera el principio de igualdad. Debemos poner de manifiesto que el principio de igualdad,  se encuentra ya enunciado desde la Biblia en el Génesis ( 4.000 -2.000 a.c.) cuando de que todos los hombres son iguales pues están hecho a imagen y semejanza de Dios y en nuestro mundo contemporáneo en la Declaración de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas de 1948, cuyo origen en opinión del filósofo Javier Gomá se atribuye al principio de supervivencia que en el fundamento de la ética pues solo después de la primera y segunda Guerra Mundial pudo nacer los derechos humanos. El filósofo Ángel Gabilondo nos dice, muy acertadamente, que todas las personas somos igualmente diferentes, esta sentencia nos será de utilidad para discernir acerca del conflicto  identidad vs igualad.
El análisis de los contenidos del Manifiesto  para una Ética Económica Global, en relación con los posibles conflictos que pueden surgir al determinar y medir el riesgo asegurable, lo realizaremos en cada elemento o principio ético que analizamos con detalle. Debatiremos si  se perfecciona o se está violentando la función social que se le asigna al seguro como transformador de la realidad desde el principio de solidaridad de los riesgos bajo el compromiso de preservar la dignidad humana, o incluso si necesitamos re-moralizar el contrato de seguro, habida cuenta de los debilitamientos éticos sucesivos de sus elementos más nucleares o por el contrario nos abandonamos a la nostalgia por la idealización de lo arcaico que diría Claude Lévi-Strauss.
Debemos siempre tener presente que no está resuelto el dilema universalidad vs  multiculturalidad de la sociedad de los valores éticos, aunque estos principios emanados por organismos internacionales marcan el camino a seguir, esto supone que hoy en día que la medida de un riesgo que  se realiza en un territorio determinado  llevará incorporada la impronta de una cultura concreta, lo que dificulta la gestión global de riesgos de diferentes territorios, en definitiva, cómo se compensan riesgos con perspectivas culturales distintas, la respuesta no es sencilla.
En nuestro propósito de explorar la conveniencia de  elaborar una reflexión ética aplicada a la medida del riesgo, del seguro y la gerencia de riesgos, deberemos crear un marco de definición del bien común y de excelencia. Esta será la tarea que abordaremos en los siguientes capítulos.


José Miguel Rodríguez-Pardo