domingo, 30 de julio de 2017

Ensayo sobre ética aplicada a la medida del riesgo y seguro (7-1)

Capítulo 7 El precio del riesgo y su gerencia

7-1 Introducción

El actuario cuando se enfrenta a un riesgo que quiere medir, de alguna manera trata de transformar la incertidumbre en certeza, y  sin intervenir en la propia contingencia. Esta neutralidad no es evidente, como ha hemos podido comprobar en el capítulo de intervinientes de la medida del riesgo. Por otra parte nuestro conocimiento sobre las causas que explican un riesgo será siempre fragmentario, lo que no deja de ser un reconocimiento de la ignorancia del analista.

Ya que hablamos del conocimiento necesario para poder medir un evento, es muy oportuno traer a colación los distintos significados  atribuidos al sustantivo logos, siguiendo a Norbert Bilbeny  ( obra citada, pág 86)  nos dice que significaba: Hablar, referir, seleccionar, reunir, ensamblar , cómputo…El logos es relacional. En el proceso de razonamiento en el que el analista del riesgo ejerce su función, deberían  estar presentes las  acepciones anteriores: Seleccionar, reunir y computar.

 No olvidemos que nos movemos en el mundo de lo probable y como tal, las certezas pueden no ser tales en el futuro, por otra parte la  decisión del asegurado de trasladar el riesgo individual a una  entidad de seguros,  emerge la llamada la “sabiduría del grupo”  que debe ser considerada en el proceso de la medida del riesgo.

El analista de riesgo debe tener siempre la sentencia de Rajan de 2010: La mejor forma de gestionar los riesgos suele consistir en no asumir aquellos que no se entienden. ( Rajan, Raugham G, 2010. Fault lines, How Hidden Fractures Still Theatren the World Economy. Pricenton,N.J. Pricenton University Press.), pero el desafío del analista es todavía mayor, ya que  cuando valora riesgos sobre personas, las cosas,  el patrimonio… algunas contingencias son desconocidas y pueden emergen una vez que el contrato de seguro se ha formalizado, podríamos citar multitud de ejemplos, epidemias, daños y responsabilidad de edificaciones por amianto, consecuencias a largo plazo de una técnica médica o un fármaco…

Cuando un individuo entiende  está muy expuesto a una contingencia, el asegurador debe analizar este escenario con cautela y no proveer de coberturas ilimitadas o a bajo precio, de lo contrario se estarían generando  condiciones de mercado altamente especulativas, donde  el asegurador no debe tomar una posición de aceptante de una apuesta. Podríamos estar los primeros síntomas de una crisis financiera de origen asegurador, donde la economía real es sustituida por la economía de ganancia especulativa de dudosa creación valor a la economía en su conjunto, estaríamos en definitiva ante la economía de casino.

 En este capítulo, trataremos en primer lugar del proceso de decisión de elección de variables, recurrimos a la ética clásica cuando nos dice que debemos tener presente la razón  ( logos) y la reflexión ( diánoia); es habitual desconsiderar el segundo elemento en los pilares de la decisión del valor asignado a una contingencia, pues la  razón suele ser asimilada al resultado del modelo estadístico utilizado. Una buena guía de actuación para asegurarse la reflexión en la elección que hace el analista  y discernir si esta es moral, es contrastarla con los tres principios que Javier Muguerza  ( La razón, 247-253) le atribuye a un proceso de elección, y así esta debe ser: libre, informada e imparcial

Nuestro propósito final al analizar un riesgo, medirlo en términos aseguradoras, bajo  el marco ético, es cómo hacer justos los números, evitando caer en lo que ya conoce como el “datocentrismo” donde se ha instalado la creencia que todo está en el dato, el servidor y el modelo. La definición de dato, la encontramos en Davenport y Prusak (1999), es una representación simbólica (numérica, alfabética, algorítmica, etc…) de un atributo o variable cuantitativa o cualitativa. Describen hechos empíricos, sucesos y entidades. En esta misma línea de pensamiento, Yuval Noah Harari en su libro Homo Deus, breve historia del porvenir ( Harari, Y.N, Homo Deus, breve historia del porvenir, Editorial Debate, Barcelona, 2016), sostiene que el humanismo ha muerto a favor del dataismo, donde los patrones  repetitivos proporcionan el acierto perpetuo. Incluso afirma que dado que el hombre es un algoritmo como ser vivo, nada impide que este persista indefinidamente.

Podemos llegar a  pensar que hay que sustituir el concepto de riesgo por el dato, asignándole valor intrínseco, esta deriva reduccionista hacia el número solo puede ser ponderada con el gozne de la ética, si queremos poner el centro de la medida en la persona, el homo mensura que citábamos al comienzo del trabajo. Las cifras de los datos nos ratifican la relevancia del dato, según la consultora Deloitte, desde el comienzo de la humanidad hasta 2003 se generaron 2 exabytes de información. En 2011 se creó el mismo volumen en tan solo 2 días y en 2020 se tardará menos de 10 minutos. La conectividad, los sensores y las redes sociales no harán más que aumentar de manera exponencial la disponibilidad de los datos, y donde tan solo el 10% de los datos que circulan por la red son utilizados.


 La hegemonía del dato y el modelo sobre la persona expuesta a la contingencia puede haberse  ya instalado en el proceso mental de trabajo del  analista de riesgo, buen ejemplo de ello, nos lo recuerda Mario Tascón y Arantza Cullaut en Big Data y el Internet de las Cosas (2016) con el artículo publicado en Science conocido como “ la arrogancia del Big Data”,  titulado The parable of Google Flu: Traps in Big Data Analysis” ( 10.1126/science 1248506 (2014), donde se critica los supuestos implícitos que los modelos basados en el manejo de grandes datos han sustituido a análisis tradicional. En el artículo se hacía referencia a que muchos de los usuarios que buscaron la palabra gripe en los Estados Unidos, no padecían la enfermedad, solo la buscaron por tener resfriado o por psicosis mediática, y tampoco los cambios en el algoritmo de Google alteraban los resultados, dando como resultado del algoritmo una sobreestimación del 30% de la temporada 2013-2014. Los análisis de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades ( CDC) resultaron más precisos que los algoritmos de Google, a pesar de las dos semanas de retraso.

7-2 Las variables del riesgo

La medida de un riesgo debe estar muy pegada a la realidad  personal y socioeconómica presente y futura de la contingencia, y no menos importante también debe estar  mediada por la cultura en el sentido antropológico del término,como apunta Carlos Gómez, donde los sistemas políticos, sociales e instintito de conservación modifican la naturaleza humana.

Por otra parte al decidir sobre el precio final, no debemos ignorar, como advierte el profesor José Vila de la Universidad de Valencia, los pesos de cada decisión en la decisión final y así no se comenten errores de compresión y previsión del comportamiento del asegurado que traslada el riesgo. Dicho de otra manera,  debemos analizar bien las relaciones de la variables y entender su nivel explicativo cuando determinemos el rango de valores de la variable dependiente, y todo ello con una visión de anticipación a los perfiles del riesgo, donde el asegurador puede elaborar ofertas personalizadas de seguros a clientes potenciales antes de este haya solicitado un seguro o incluso que tuviera interés en estar asegurado.

 Esta visión prospectiva, tiene especial relevancia en un entorno donde las tasas unitarias de los riesgos más tradicionales en la vida cotidiana están disminuyendo considerablemente, amenazando incluso la propia existencia del seguro tal y como se ha construido y gestionado a los largo del siglo XX, y donde ya hay estrategias empresariales que abogan por sustituir coberturas de riesgos por servicios de valor añadido, lo que a su vez el servicio de valor mitiga el riesgo, y se convierte en un acelerante del menor interés, por reducción de la exposición, al contrato del seguro.

En algunos de estos riesgos, la percepción de probabilidad de daño de la persona que soporta el riesgo será muy superior al riesgo real, estas disociación entre percepción vs realidad, deberá ser corregida y requiere un compromiso ético por parte de los aseguradores.

En el  marco actual de determinación de variables,  estamos perdiendo las referencias tradicionales que  explicaban el  riesgo, es como si estuviéramos en un escenario “calm before the storm”, donde todo nuestro conocimiento está sometido a revisión, y donde  las nuevas realidades todavía hoy las ignoramos. En este escenario solo cabe entender que estamos en un entorno propicio a la innovación, recordamos a Schumpeter que la definía como el cambio de la función de producción que no es susceptible de ser descompuesto en infinitesimales.  Y cuando se pierden las referencias técnicas por el proceso de innovación, no confundamos con la mejora de procesos continua, las referencias éticas deben estar muy presentes en este transito tecnológico.


En los nuevos modos  de cuantificación del riesgo que se están implantando desde principio de este siglo,  se incorporan variables explicativas del riesgo que hacen que el conocimiento de la contingencia sea muy superior al de décadas pasadas. Este proceso de innovación actuarial  al enfrentarse con las limitaciones sucesivas y posibles futuras  en el uso de variables por considerarse discriminatorias, puede hacernos recordar al poema de José Hierro, Después de todo, todo ha sido nada, a pesar de que un día fue todo.

Para comprender este fenómeno de tendencia de eliminación de variables por la sociedad por considerarlas discriminatorias, recurrimos a la reflexión ética llamada utópica, donde en opinión de Amelia Valcárcel, en La Aventura de la Moralidad, en el horizonte progresista de la sociedad, está será igualitaria, participativa, ecológica, pacífica, libre y planificada, todas las vindicaciones del progresismo son asintóticas en el horizonte utópico. Recordemos que utopía tiene su origen etimológico en u-topía, el lugar que está fuera de lugar, el ningún sitio, y como bien dice Javier Muguerza las utopías se “alejan de nosotros” a medida que queremos alcanzaras.

El debate del horizonte ético utópico, tiene muchas aristas que exceden a nuestro trabajo, como el de la correlación de la utopía con la ideología, o aún más, si como dice Ricoeur (Ricoeur P. Ideología y utopía, compilación de G.H. Tylor, Barcelona,Gedisa 1989) todas las utopías son en cierto modo religiones secularizadas.

La sociedad del siglo XXI, se encuentra en conflicto permanente entre las garantías de derechos de la multicultularidad y los derechos civiles alcanzados en el siglo XX; el camino hacia el horizonte utópico no será fácil, pero si nos da ciertas señales teleológicas acerca de las variables y el riesgo, si aceptamos ese lugar utópico, como buen lugar ( eu-topía), que recuerda a la que describía Tomás Moro en 1516 en su obra Utopía, donde todo era justo e ideal. Debemos advertir, como dice Carlos Álvarez ( obra citada) en una magnífica sentencia que: si la patología de la ideología es disimulo, la patología de la utopía es evasión. Y nos alerta del peligro de la excentricidad utópica y de la desconexión entre la realidad cotidiana y el “buen lugar”.

En nuestro propósito de discernir las variables que además de explicar el riesgo, puedan ser utilizadas en el horizonte utópico, la consideración del “igualitarismo” como ideal utópico al que hay que transitar, nos da ciertas pistas sobre la dificultad al que se enfrenta el analista al elaborar el modelo que sea a la vez explicativo del riesgo y no colisione con el horizonte progresista de la sociedad que hemos mencionado anteriormente.



El riesgo de morbilidad y mortalidad

Hemos recogido en los capítulos anteriores, las variables que el analista de riesgo ha incorporado en el proceso de medida del riesgo de contingencias relacionada con la salud o vida humana.

En este capítulo, abordaremos el análisis de las distintas variables que han demostrado su capacidad explicativa, bien en estudios científicos o bien en experiencias de carteras aseguradas en estos riesgos.

Utilizaremos dos enfoques diferenciados, el primero que viene desde las estadísticas poblaciones, técnica habitual en la medida del seguro, y el segundo mediante el conocimiento que aporta la biomedicina en el análisis biológico del envejecimiento humano.

-Análisis poblacional- demográfico

La medida de una contingencia de vida o fallecimiento, en la práctica aseguradora, se realiza de manera generalizada mediante el uso exclusivo de la variable edad cronológica. Sabemos que existen muchas más variables que intervienen en la tasas de fallecimiento, algunas de ellas en algunos escenarios presentan mayor poder predictivo que la propia edad cronológica.

No pretendemos profundizar en las causas por las que la práctica profesional ha ignorado la posibilidad de valorar de manera más precisa este riesgo. Seguramente no haya una sola explicación, pero tal vez la mera costumbre y la falta de juicio crítico puedan estar detrás de este problema. Este hecho, es un buen ejemplo de que la inercia contribuye a la desigualdad, es así, la consideración como única variable de tarificación la edad cronológica para medir el riesgo de vida, es un caso que se puede calificar de extremo de subvenciones cruzadas de individuos de un colectivo asegurable, alterando el principio de equidad actuarial. Si en el pasado se justificaba por no poder más evidencias científicas de la variables que explican la mortalidad humana, esta  técnica  hoy  podría ser calificada como éticamente reprobable.

Si hacemos una relación de las variables que influyen en la mortalidad, podemos entender mejor las oportunidades para el analista del riesgo de mejorar sus estimaciones y además nos sirve para explicitar posibles derivas éticas del uso de alguna de las variables que la ciencia ha demostrado su nivel explicativo.

Nos apoyamos en el trabajo de Carlos de la Haza ( Carlos de la Haza, Tarificar en función de la edad biológica en los seguros de vida y salud con la ayud de wearables y APP´STFM Ciencias Actuariales UC3M, Madrid 2016), quien censa las variables después de analizar la literatura, estas son:

-Edad

-Sexo

-Peso/ Altura o Índice de Masa Corporal

-Zona geográfica de residencia

-Nivel de estudios

-Frecuencia, duración, intensidad y tipo de ejercicio físico

-Horas de sueño al día

-Estado civil

-Profesión.

-Nivel de estrés

-Nivel de renta.

-Satisfacción con la vida

-Dieta, frecuencia de la comidas diarias, del consumo de fruta o verdura, de grasas, pre-cocinados

-Consumo de alcohol

-Hábito de tabaquismo

-Hábitos de droga

-Estado de salud actual

-Puntos del carnet de conducir

-Familiares longevos

La relación podría ser ampliada con otras variables, pero recoge de manera precisa todas las variables que hacen que debamos corregir la mera observación de edad cronológica y que la literatura nos dice que puede llegar a variar hasta en más menos 15 años. 

El autor del trabajo, con este censo de variables y con estimación prudente de variación de edad cronológica de cada valor asignado a cada variable, realizó un trabajo de campo en redes sociales, con resultados interesantes. Así el 5,7% de los encuestados coincidían la edad cronológica con la biológica, el 32,8% la edad biológica era inferior y el 61,5 % la edad biológica era superior que la cronológica. Todos ellos con una edad cronológica media de 34,3 años, edad que guarda relación con la edad media de los asegurados de los seguros vida riesgo en el mercado español. Si tenemos en cuenta que en el estudio, la edad biológica media era de 38,3 años, nos permite concluir que pudiera existir una infravaloración del riesgo de 4 años en las carteras de seguros, con un modelo de credit scoring.

 El análisis causal de la mortalidad, también puede extenderse a la supervivencia en edades avanzadas, destacamos  el estudio  encargado por la Sociedad de Actuarios de Reino Unido a la universidad de Waterloo (publicado en SOA 2003) para determinar  los factores predictores más  relevantes que afectan a la mortalidad después de la jubilación. Del estudio se identificaron las siguientes 12 variables: edad, sexo, raza, origen étnico, educación, ingresos, estado civil, religión, salud, fumar, alcohol y obesidad.

Anticipándonos al capítulo de uso de tecnologías de wearables aplicados a la salud, en la encuesta anterior se incluyeron tres preguntas sobre el uso y su frecuencia de estos dispositivos, pues bien, aquellos que respondieron afirmativamente su edad biológica era 2 años menor que la cronológica, es decir, el perfil del riesgo de estos potenciales asegurados es mejor que el de la población general. Trataremos con detalle este fenómeno.


Debemos comentar que existe una relación causal de cada variable y de los niveles de biomarcadores que analizaremos en el siguiente punto. Esta congruencia nos indica que la propuesta de medida de riesgo de la mortalidad humana bien por la demografía o bien por la biomedicina presentan resultados coherentes aunque no similares.

El analista de riesgo, al observar estas variables debe entender lo que se conoce como gradientes sociales, esto es la esperanza de vida de una zona geográfica concreta, incluso a nivel de barrio, tiene su origen en el nivel de educación, como también lo tiene el nivel de renta. Comprender los gradientes nos ayudarán a valorar si una variable entra en conflicto ético.

La relevancia de esta necesidad de entendimiento se antoja emergente, habida cuenta que los modelos predictivos que se están construyendo en los mercados más desarrollados en el seguro de privado, cuyos inicios se pueden situar en el tiempo al final de la primera década de este siglo, veamos las fuentes de información que se utilizan para construir estos modelos:

Datos de salud y de estilo de vida.
Base de datos de Salud.
Base de datos de medicamentos.
Programas de “wellness”
Base de datos de aseguradoras.
Gimnasios,  pertenencia a clubs…
Datos transaccionales, como serían datos de retail, código postal…
Bancos.
Supermercados.
Tarjetas de fidelización, utilizando por ejemplo de rating del crédito.
Otros datos recogidos al cliente en un contexto distinto:
Seguro de automóvil, seguros de viajes, de salud…
Accidentes.
 El modelo generado permite crear  una batería de productos de emisión garantizada versus emisión con suscripción, con los siguientes resultados :
El 65% de las solicitudes se emiten con tarifa estándar.
El tiempo de admisión es menos de1 minuto, frente a los 45 minutos de media de mercado de propuestas en papel.
Con los datos disponibles se elabora un perfil predictivo del cliente y riesgo con una suscripción muy simplificada de 2 ó 3 preguntas de salud con el propósito de ofrecer un producto a un determinado nicho de mercado preestablecido previamente  y que según experiencias  habidas en este modelo gerencial los resultados son:
El l00% de las solicitudes preseleccionadas se aceptan sin evidencias, frente al 40% del sector.
No se necesita asesoramiento en la venta.
Las reglas de negocio se reevalúan cada dos meses.
Se elimina prácticamente el proceso de selección a posteriori.
En estos modelos surge la   figura del Super-Underwriter, pues el suscriptor decide ex ante qué clientes potenciales son susceptibles de ser asegurados y el precio estándar en las líneas de negocio denominadas Lifestyle Underwriting. La  encuesta realizada y presentada en Medicals Direct Group:Panorama Conference de 1 de octubre de 2009  concluye que el 55% de los encuestados consideraban que el papel de los suscriptores expertos  de vida crecerán en importancia en los próximos cinco años, el 38% consideraban que se mantendría constante y menos del 10% pensaba que la importancia se reducirá.
Esta nueva función se encuadra dentro del perfil de especialista en estrategia, esto es, pasará de una función de gerente de un proceso a gerente de riesgos y por tanto su función en el ciclo de vida del producto pasará de ser marginal a esencial.Para cumplir con este fin esta figura debe ser capaz de (ver Global Underwriting: Local lessons,Melanie Slack Swiss Re-abril 2010-página 24):
  Realizar una modelización inteligente de datos.
  Ser capaz de evaluar la complejidad de los riesgos de salud y de envejecimiento.
  Explicar y justificar  claramente los criterios de admisión y precio a los reguladores, consumidores y grupos de interés.
-  Aprender a adquirir un papel relevante en el desarrollo de productos y aprender el lenguaje del valor económico
-Análisis por CRM., relacional y comportamiento del cliente.
-Identificar el target market.
-Estratificación del riesgo. Si el número de variables utilizadas por factores de estilo de vida que dan lugar a la tarifa pueden llegar a ser veinte, todas ellas se pubicaron en Underwriting without underwriting :Predictive underwriting-European Life and Health Summit 2010.
Dentro de la estrategia de estratificación el suscriptor utilizará técnicas de segmentación “cherry pick” con el objetivo de preseleccionar candidatos con una tasa de tarifa estándar superior al 90%.

 Insistimos en la necesidad de evaluar desde posiciones éticas, la elección de cada variable a incorporar en el modelo. Pongamos el caso que ha sido motivo de controversia  en los Estados Unidos, se refiere a  la mortalidad por zona geográfica  que ha demostrado ser relevante en la medida del riesgo, pero en determinados casos el gradiente social del barrio es la raza, y aquí emerge el conflicto ético, ya que tarificar por barrio es una aproximación indirecta a tarificar por raza.

Y no dejemos pasar por alto las variables de comportamiento que han demostrado capacidad predictiva para ser incorporadas en el modelo de pricing, veamos algunas de ellas

-Factores relacionados con el producto:
       Tamaño de la cartera.
        Suma asegurada.
        Sistema de selección.
       Razón de compra.
            Otras características del producto.

   - Factores de riesgo relacionado con la póliza-cliente.
        Mes de renovación.
          Prima de cartera.
         Modalidad de contrato.
         Variación de prima.
          Proporción prima de primera renovación vs prima de nueva producción.
         Variación de prima con respecto al mercado.
        Antigüedad de la póliza.
        Antigüedad del cliente.
        Bonificaciones.
        Fraccionamiento de la prima.
        Posición del cliente-venta cruzada.



-Análisis biomédico.

La biomedicina aplicada a la medida del riesgo, aporta soluciones prometedoras y un nivel de precisión mayor sobre el conocimiento personalizado de la morbi-mortalidad que nos reporta el análisis demográfico causal.

La existencia de biomarcadores, entre los que se incluyen los de predisposición genética, orientados a predecir enfermedades antes de que clínicamente presenten síntomas- subclínicos- constituyen herramientas de manejo terapéutico, y para nuestro propósito anticipar con métricas biológicas la posibilidad de padecer una enfermedad en un futuro, o  medir mediante la edad biológica, definida en 2015 por el profesor Antonio López Farré de la facultad de medicina de la Universidad Complutense de Madrid, como aquella que corresponde al estado funcional de nuestros órganos comparados con patrones estándar asociada a la edad cronológica.

Encontramos en la literatura biomédica ya definiciones de esta medida de riesgo en 1970 por F.Bourlière en su trabajo Métodos para determinar la edad biológica , donde considera que la capacidad vital disminuye desde los 20 años y desde esa edad no dejamos de envejecer, más tarde en 1980 GA Borkan y AH Norris en Assessment of biological age a profile of physical parameters determinan la edad biológica mediante 24 variables. 


La descripción de los diferentes biomarcadores que se proponen desde esta área de conocimiento, excedería el alcance del trabajo, nos interesa plantear desde la certeza que la biomedicina está avanzando en el conocimiento de la edad biológica con un nivel de precisión superior al de la edad cronológica aunque esta fuera corregida con las extramortalidades que resultan de hábitos de vida o enfermedades preexistentes de la persona sometida al análisis de riesgo.


En este conocimiento que nos propone la biomedicina, el contraste con los principios éticos es necesario cuando hablamos de marcadores no de respuesta al tratamiento de una enfermedad, sino aquellos que son capaces de capturar inicios de procesos biológicos previos a la enfermedad, y es más, si nos adentramos en el genoma, el estadio causal con la enfermedad es anterior a la mera alteración biológica. Podríamos ir a un paso anterior que sería mediante un Test de Compatilidad Genética, donde se puede llegar a evaluar el riesgo de una pareja de engendrar un niño/a con un padecimiento genético en concreto.

En este momento no tratamos las posibilidades de la genómica, en el proceso de perfección humana, lo abordaremos en el último capítulo. Pero si resulta oportuno reproducir los requisitos que desde del Comité de bioética del Consejo de Europa, se exigen a las pruebas de predicitividad genética:

-Proporcionalidad, los beneficios que aportan la realización de las pruebas predictivas deben ser superiores a las pérdidas ocasionales en el individuo.

-Pertinencia, deben tener interés clínico ante todo

-Calidad

-Predictividad. Debe cumplir su papel predictivo.

Estos criterios son un buen ejemplo del dialogo que debe producirse entre las dos disciplinas, ética y seguro, para que el analista pueda escalar hacia modelos más complejos con variables más explicativas del riesgo.

José Miguel Rodríguez-Pardo