miércoles, 24 de abril de 2013

Crean células madre con impresoras 3D


Científicos de la universidad de Heriot-Watt han conseguido crear células madre a partir de impresoras 3Despecializadas. Este avance podría suponer una nueva vía para la creación de los órganosnecesarios para el transplante, lo que eliminaría la necesidad de donación, inmunosupresión y los problemas ante el rechazo del transplante.
   El proceso, llevado a cabo por el grupo de Microtécnica Biomédica de Heriot-Watt en colaboración con Rosline Cellab, se aprovecha de la posibilidad actual de cultivar en condiciones de laboratorio las líneas celulares establecidas, además de acelerar y mejorar el proceso de pruebas de drogas al poder desarrollar tejidos humanos tres veces su tamaño para las pruebas de nuevos fármacos.
   Según el director del proyecto, Will Shu, "la técnica nos permitirá crear modelos más precisos de tejidos humanos que son esenciales para el desarrollo de fármacos in vitro y las pruebas de toxicidad". También, ha añadido que "a largo plazo, prevemos que la tecnología se seguirá desarollando para crear órganos viables para su implantación médica 3D a partir de cálulas del propio paciente, eliminando la necesidad de la donación de órganos, la inmunosupresión y el problema del rechazo del transplante".
   Estas células, cultivadas en laboratorio, son más resistentes pero menos flexibles que las desarrolladas a partir del material embrionario, sin embargo, su creación mediante la impresión en 3D amplía nuevas vías de investigación para crear órganos humanos y utilizarlos en intervenciones quirúrgicas.
   El equipo del doctor Will Shu está colaborando con Roslin Cellab, empresa fundada en 2008 por la Fundación Roslin. La empresa cuenta con un buen historial de aplicación de nuevas tecnologías a los sistemas humanos con células madre y será quien tomará la iniciativa en el desarrollo de la impresión en 3D de células madre para usos comerciales.
   El gerente de desarrollo de negocios de Roslin Cellab, Jason King, declaró qué: "Esta primera impresión mundial de células madre embrionarias es una continuación de nuestra asociación productiva con Heriot-Watt".
   "Este es un desarrollo científico que esperamos y creemos quetendrá implicaciones inmensamente valiosas a largo plazo para los responsables, libre de animales de detección de drogas y, a más largo plazo para proporcionar órganos para trasplantes, sin la necesidad de la donación y sin los problemas de inmunosupresión y el rechazo de órganos potenciales".
   Enlaces relacionados:

Alimentos que aumentan los telómeros y la telomerasa

Los telómeros son capas protectoras ubicadas al final de los cromosomas humanos. Cuando envejecemos suelen acortarse debido a muchos factores, incluyendo el estrés, infecciones o enfermedades crónicas. Este desgaste puede a menudo conducir a cambios genéticos no deseados, incluyendo nuevas disposiciones cromosómicas. Esto puede ser producto de muchas patologías relacionadas con el envejecimiento. Investigaciones actuales están logrando descubrir más acerca del rol que tiene la nutrición en la longitud de los telómeros y en la activación de la enzima telomerasa, fundamental en el mantenimiento de los telómeros.


Efecto del propóleo


nvestigadores turcos informaron en 1999 en el "Diario Internacional de Ciencias de la Alimentación y Nutrición" que el propóleo, una sustancia pegajosa resinosa recolectada por las abejas, puede afectar a la enzima telomerasa. En el estudio fueron expuestos cultivos de células leucémicas a cantidades variables de propóleo para luego ser analizados en diferentes momentos. Los investigadores encontraron que la mayor concentración de propóleos - 60ng/mL - redujo significativamente los niveles de expresión de telomerasa en comparación con un cultivo de células controlado. Este hallazgo, en medio de sus implicaciones terapéuticas, sugiere que la actividad de la telomerasa está asociado con la carcinogénesis.

Importancia del folato


La investigación está actualmente investigando formas para alargar, o simplemente mantener la longitud de los telómeros sin necesariamente provocar activación de la enzima telomerasa. Investigadores de la Universidad de Tufts descubrieron en "The Journal of Nutrition" (Periódico de Nutrición) en 2009, que al impedir en primer lugar el daño del ADN - lo que se conoce como la metilación del ADN - puede mantenerse tanto la integridad como la longitud de los telómeros. Los investigadores encontraron que el mineral folato tenía relación con la longitud del telómero en muestras de hombres sanos, por lo que afirman que el folato ejerce un efecto protector por inhibición de la metilación del ADN. Entre los alimentos ricos en folato se incluyen laslentejas, espinacas, levadura de panadería y productos fortificados de granos.

Carne procesada y reducción de la longitud de los telómeros


En 2008, los investigadores discutieron los patrones dietarios asociados con la longitud de los telómeros en el "American Journal of Clinical Nutrition" (Periódico Estadounidense de Nutrición Clínica). Utilizando el grupo de sujetos del "Estudio multiétnico sobre la aterosclerosis", los investigadores encontraron que era posible asociar la ingestión de carne procesada sólo con la longitud del telómero, y que la relación observada era inversa. Una mayor ingesta de carnes procesadas (no de carnes rojas) fue asociada con el acortamiento de los telómeros. Aún no ha sido descubierto grupo de alimentos alguno que aumente la longitud de los telómeros, sin embargo, los investigadores estudiaron una serie de otros productos alimenticios, entre los que se incluyen los productos lácteos, el pescado frito y no frito, frutas y verduras, y bebidas como refrescos no dietéticos y café.

Dieta baja en grasas


Durante el año 2008, en "The Lancet Oncology" (Lanceta de oncología), un equipo de investigación dirigido por el Dr. Dean Ornish publicó sus conclusiones respecto a que los cambios en la forma de vida cambia pueden afectar longitud de los telómeros y, en particular, de la enzima telomerasa. En el estudio, se les pidió a 30 hombres con cáncer de próstata que adopten estilos de vida saludables, incluyendo una dieta baja en grasas basada en vegetales. Los investigadores encontraron que la inclusión de estos hábitos saludables aumentaron significativamente la actividad de la telomerasa y el mantenimiento de los telómeros entre los participantes del estudio. Sin embargo, el uso de grupos de control no era parte de la metodología del estudio, lo que debilita esta asociación y proporciona la especulación de que la progresión del cáncer en sí mismo puede ser el agente responsable de la actividad de la telomerasa creciente.


Genética y hábito de tabaquismo.

Investigadores de Estados Unidos, Reino Unido y Nueva Zelanda han identificado factores de riesgo genéticos que pueden acelerar la progresión de un adolescente para convertirse en un gran fumador durante toda la vida, según los resultados de su estudio, publicados en la edición de este miércoles de la revista ´JAMA Psychiatry´.

El equipo de científicos examinó estudios anteriores de otros investigadores para desarrollar un perfil de riesgo genético de fumar en exceso. Luego se centró en su muestra de 1.000 neozelandeses desde su nacimiento hasta los 38 años para determinar si los individuos con alto riesgo genético se enganchan a los cigarrillos con mayor rapidez en la adolescencia y si, como adultos, tienen más dificultades para dejar de fumar.

Los participantes del estudio que tenían el perfil genético de alto riesgo resultaron ser más propensos a llegar al consumo diario de tabaco en la adolescencia y luego progresar con mayor rapidez a un hábito tabáquico en exceso (un paquete al día o más). En la evaluación a los 38 años, los individuos de alto riesgo habían fumado mucho durante más años, habían desarrollado a menudo más dependencia de la nicotina y eran más propensos a haber fracasado en los intentos de dejar de fumar.

"El riesgo genético acelera el desarrollo de la conducta de fumar", resumió Daniel Belsky, investigador postdoctoral en el Centro para el Estudio del Envejecimiento y el Desarrollo Humano de la Universidad Duke, en Durham (Estados Unidos) y el Instituto Duke de Ciencias del Genoma y Política. "Los adolescentes con riesgo genético elevado rápidamente realizaron la transición de fumar cigarrillos a convertirse en fumadores habituales", añade.

El perfil de una persona con riesgo genético no predice si él o ella consumirá cigarrillos. Pero en aquellos que prueben el tabaco, tener un perfil genético de alto riesgo previsto aumenta la probabilidad de que fumen en exceso y tengan dependencia de la nicotina, según la investigación, que contó con financiación de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, así como el ´UK Medical Research Council´ y el ´New Zealand Health Research Council´.

Los investigadores de la Universidad Duke desarrollaron una nueva "puntuación de riesgo genético" mediante los Estudios de Asociación del Genoma*Completo (GWAS, en sus siglas en inglés) de los fumadores adultos. Estos análisis escanearon los genomas completos de decenas de miles de fumadores para identificar las variantes que fueron más frecuentes en los mayores fumadores. Las variantes identificadas en y alrededor de los genes afectan a las respuestas del cerebro a la nicotina y cómo ésta se metaboliza, pero no se sabe cómo las variantes específicas afectar a la función del gen.

Tiene sentido que los genes en los que el grupo basa su puntuación de riesgo están implicados en el metabolismo de la nicotina y la sensibilidad, según Jed Rose, investigador de la adicción a la nicotina de Duke, que no participó en este estudio. "Las adicciones son un comportamiento aprendido y requiere refuerzo a través de las vías nerviosas", explica este experto

En su primera etapa, los científicos encontraron que la puntuación de riesgo genético que desarrollaron fue capaz de predecir si se fumará en exceso entre los individuos en dos grandes bases de datos creadas por otros investigadores. Luego se centraron en su muestra de 880 individuos de ascendencia europea en Nueva Zelanda para ver si la puntuación de riesgo genético predice el inicio del tabaquismo, la evolución a fumar mucho y el desarrollo de la dependencia a la nicotina y la recaída después de dejar de fumar.

El riesgo genético no estaba relacionado con el hecho de que una persona probara el tabaco, que el 70 por ciento de la muestra tenía. Una razón para ello es que los llamados "trituradores", es decir, los fumadores que consumen cigarrillos sólo los fines de semana o fuman sólo uno o dos por día, poseían un riesgo aún menor genético que los no fumadores.

El riesgo genético fue relacionado con el desarrollo de problemas de fumadores. Entre los adolescentes que probaron los cigarrillos, las personas con un perfil genético de alto riesgo fueron un 24 por ciento más propensos a convertirse en fumadores habituales a los 15 años y registraron un 43 por ciento más de probabilidades de convertirse en consumidores de un paquete diario a los 18 años.

Como adultos, las personas con alto riesgo de perfiles genéticos fueron un 27 por ciento más propensas a convertirse en adictos a la nicotina y con un 22 por ciento más de probabilidades de fracasar en sus intentos de dejar de fumar. A la edad de 38 años, los participantes en el estudio con alto riesgo de perfil genético habían fumado unos 7.300 más cigarrillos que el fumador promedio.

Los participantes del estudio que no se convirtieron en fumadores habituales durante la adolescencia parecen ser "inmunes" a los problemas de riesgo genético de ser fumadores cuando sean adultos. "Los efectos del riesgo genético parecen estar limitados a las personas que comienzan a fumar en la adolescencia-- dijo Belsky--. Esto sugiere que puede haber algo especial en la exposición a la nicotina en el cerebro de los adolescentes, con respecto a estas variantes genéticas".

"La adolescencia es sin duda un periodo de alto riesgo para la adicción a la nicotina", dijo Denise Kandel, profesor de Ciencias Sociosanitarias en Psiquiatría de la Universidad de Columbia, que no participó en este estudio. "Los resultados ilustran por qué la adolescencia es de importancia crucial para el desarrollo y la focalización de los esfuerzos de prevención e intervención. Cómo este riesgo genético afecta las funciones del cerebro, que a su vez afectan a las reacciones a la nicotina, queda por determinar", afirma.


http://www.elsemanaldigital.com/la-genetica-podria-determinar-que-los-fumadores-se-enganchen-al-tabaco-183708_noticia.htm

Hispanos y blancos (sin estudios) en EEUU: 10 años de diferencia en la esperanza de vida




Tras acabar mi doctorado en Canadá estuve trabajando unos meses en la Universidad de Florida para lo que tuve que solicitar el número de la seguridad social. El impreso de solicitud requería que declarase mi grupo racial entre las siguientes opciones: caucásico, hispano, nativo norteamericano, afroamericano, asiático y otros. Dado que se pedía que se identificase el grupo racial y no el cultural marque caucásico, pero la funcionaria me dijo que con mi acento era evidente que yo no era caucásico sino hispano. Yo pensé que el acento tenía poca relevancia racial, así que concluí que en realidad estaban interesados en clasificar las personas por su origen cultural y no racial. Curiosamente mi mujer, Susana, con un acento parecido había marcado hispana pero a ella, rubia y de ojos verdes, le dijeron que no era hispana sino caucásica. Así que acabé confundido en cuanto a que grupo pertenezco en EEUU, caucásico o hispano.
Entonces era relativamente raro encontrar hispanos en EEUU, salvo en California y Nuevo México. Ahora, sin embargo la pujanza de lo hispano en EEUU es extraordinaria en casi todo el país, desde Florida -donde hablar únicamente inglés es una desventaja en el mercado laboral e incluso para desenvolverse en el día a día- a Minnesota. Hoy en día es posible realizar las tareas cotidianas enteramente en español en casi cualquier ciudad norteamericana. Lo hispano avanza en peso demográfico, cultural, social e incluso político, como se constató en la importancia del apoyo hispano en la reelección del presidente Obama.
Lo hispano también destaca en estadísticas de esperanza de vida. Hace tiempo leí un artículo en elInternational Herald Tribune sobre la caída de esperanza de vida de estadounidenses caucásicos con escasa educación comparada con la mejoría de la esperanza de vida de los afroamericanos. El artículo se basaba en los datos de un artículo publicado por Jay Olsahansky y colaboradores en la revista Health Affairs.
En 1980 las mujeres y varones afroamericanos tenían esperanzas de vida muy inferiores al resto de la población, respectivamente de 74 y 65 años. Los hombres y mujeres sin estudios secundarios o superiores tenían esperanzas de vida cuatro años por debajo de la media.
En 2008 los afroamericanos habían visto alargada su esperanza de vida entre tres años (para las mujeres, llegando a los 77 años) y cinco años (para los varones, llegando a los 70 años), aunque seguían aún por detrás de los blancos, con esperanzas de vida entre los 80 años para las mujeres y los 75 para los varones.
Lo que destacaba el artículo es que los blancos sin estudios no solo no habían mejorado su esperanza de vida entre 1990 y 2008, sino que habían perdido nueve años (mujeres) y tres años (varones) de esperanza de vida, mientras que los afroamericanos sin estudios secundarios la habían mejorado entre uno (mujeres) y cinco años (varones).
Sin embargo, lo que realmente me llamó la atención, aunque el artículo no hablaba de ello, era el gran contraste con la mayor esperanza de vida de los hispanos en EEUU.
Para mí lo destacable del estudio es que los datos mostraban que los hispanos no solo tenían la mayor esperanza de vida en 2008, con 83 años para mujeres y 78 para hombres (tres años más que los caucásicos), sino que los hispanos sin estudios mostraban la misma esperanza de vida que los hispanos en general, superando en nueve y 10 años la de los blancos sin estudios.
10 años de diferencia en esperanza de vida es un abismo y requiere una explicación. El artículo no aportaba claves sobre la mayor longevidad de los hispanos y el hecho de que carecer o no de educación secundaria no parecía afectar su longevidad, frente a su importante efecto en la longevidad de los blancos y, en menor medida, de los afroamericanos.
Se me ocurren dos explicaciones para explicar estos datos, que reflejan mis propias elucubraciones y no tienen necesariamente mérito científico.
En primer lugar los hispanos en EEUU mantienen una dieta más saludable que la población blanca. Aunque la comida hispana es una de las variedades de comida rápida en EEUU, ésta contiene grandes cantidades de legumbres, verduras y frutas, frente al abuso masivo de carne, provenientes de ganado engordado con hormonas, antibióticos y otros aditivos insalubres, que caracteriza la cultura de la hamburguesa de comida rápida característica de la población caucásica de EEUU.
Pero la enorme diferencia entre la longevidad de los hispanos y el resto de la población de EEUU no puede explicarse solo por la dieta, sino que posiblemente tenga su raíz en comportamientos sociales. En particular, la población caucásica estadounidense destaca por el desapego generacional. Los hijos salen de casa tras completar la educación secundaria y mantiene una relación que nosotros consideraríamos extrañamente lejana con sus padres. Ese desapego se refleja, entre otras cosas, en que raramente los hijos se ocupan de sus padres cuando éstos llegan a la vejez, que frecuentemente se consume en residencias para ancianos. Es necesario recordar que la sociedad estadounidense ha optado por prescindir de muchos de los servicios sociales (que eran) frecuentes en las sociedades europeas. Así, los ancianos se encuentran frecuentemente desasistidos y su acceso a la atención sanitaria depende de su nivel de ingresos. La soledad y el abandono de los ancianos son problemas suficientemente importantes como para llegar a afectar la esperanza de vida de los ancianos en EEUU.
Culturalmente, las familias hispanas están mucho más cohesionadas y mantienen vínculos que se extienden a varios grados de parentesco. Los ancianos siguen jugando un papel importante en la educación de los nietos en las familias hispanas y reciben las atenciones de sus familiares más jóvenes. Esta cohesión familiar hispana es independiente del nivel de educación o de ingresos y se traduce en un mayor nivel de atención y cuidados a los ancianos hispanos que sin duda repercute en su calidad de vida y posiblemente explique la mayor esperanza de vida de los hispanos y el hecho de que ésta sea independiente del nivel de educación.
El aumento de la esperanza de vida en las sociedades desarrolladas se está abordando fundamentalmente desde la investigación biomédica, requiriendo inversiones enormes en I+D para conseguir avances relativamente modestos en nuestra esperanza de vida.
Quizás los datos sobre la esperanza de vida de los hispanos en EEUU debieran hacernos reflexionar sobre el papel de la cohesión familiar en nuestra esperanza de vida y, aún más importante, la calidad de nuestras vidas.
Mientras que la salud, en el triángulo salud, dinero y amor, depende muchas veces del dinero, en las familias hispanas la salud se ve reforzada por el amor.

* Olshansky, S. Jay, Toni Antonucci, Lisa Berkman, Robert H. Binstock, Axel Boersch-Supan, John T. Cacioppo, Bruce A. Carnes et al. Differences in life expectancy due to race and educational differences are widening, and many may not catch up. Health Affairs 31, no. 8 (2012): 1803-1813.

Las personas que divagan en exceso muestran telómeros más cortos.



Elissa Epel, de la Universidad de California en San Francisco, platea la hipótesis de que perder la noción del presente, el interés por la actualidad, por las tareas cotidianas, y dejar que las neuronas naveguen a su antojo por recuerdos aleatorios o ensoñaciones estériles, podría ser una señal de envejecimiento.

En el estudio publicado en la revista “Clinical Psychological Science”, Epel y su equipo midieron los telómeros (biomarcador de senectud celular) en 239 mujeres sanas de 50 a 65 años. Las que informaron que dedicaban más tiempo a divagar tenían los telómeros más cortos, al contrario que las que estaban más centradas en sus actividades corrientes, incluso después de ajustar los estresores psicológicos y fisiológicos.

"Nuestro estado de atención resulta ser una ventana fascinante hacia nuestro bienestar. Puede afectar a nuestro estado emocional y también darle forma", dice Elissa Epel. Tener los pies en el suelo es señal de vitalidad; el que empieza a levitar con la mente está huyendo de la realidad y acercándose a otros mundos. 

Acceso al texto completo en 


http://cpx.sagepub.com/content/early/2012/11/06/2167702612460234.full


http://www.psiquiatria.com/

La soledad aumenta el riesgo de muerte.


Estar solo puede ser peor de lo que a simple vista parece. Según un estudio que ha analizado los hábitos de vida y comportamiento de más de 6.500 personas, y que se publica en Proceedings of the National of Sciences (PNAS), la soledad puede aumentar el riesgo de muerte entre las personas de edad, pero los efectos del aislamiento social sobre de la salud podrían ser mayores que los de la soledad.

Andrew Steptoe y su equipo del University College (Reino Unido), han analizado los distintos efectos que tiene el aislamiento social y la soledad en el riesgo de muerte. Así, estudiaron a 6.500 hombres y mujeres mayores de 52 años que formaban parte del Estudio Longitudinal de Envejecimiento Inglés en 2004, y evaluaron su riesgo de muerte en marzo de 2012.
Tener un contacto limitado con familiares, amigos y vecinos se consideraba aislamiento social; para valorar la soledad se empleó un cuestionario.
Según los investigadores, tanto el aislamiento social como la soledad eran factores predictores de una muerte temprana.
Sin embargo, advierten, mientras que el aislamiento social predice la muerte, independientemente de la salud de los participantes y de su entorno, el vínculo entre la soledad y la muerte se limita a los participantes que ya padecían problemas mentales o físicos.
Los autores consideran que los resultados revelan que el aislamiento social actúa de forma independiente a la hora de minar la salud, al contrario que la soledad, que necesita de otros condicionantes. Por eso, el trabajo sugiere que las personas mayores pueden beneficiarse de estrategias para combatir tanto el aislamiento social como la soledad y, así, las intervenciones que fomentan la interacción social pueden promover la longevidad.


El "gen maestro" de la longevidad nhr-80.

Un equipo de investigadores franceses ha descubierto "un poderoso gen de la longevidad" en ciertos gusanos, que podría ayudar a los seres humanos a luchar contra enfermedades ligadas a la vejez como el cáncer, la osteoporosis o los procesos neurodegenerativos. 
Se trata del nhr-80, un "gen maestro" que poseen cierto tipo de gusanos y que transmite información a otros muchos genes a los que tutela, explicó a Efe el director de la investigación, Hugo Aguilaniu. 

La "sobreexpresión" del mismo en gusanos del tipo caenorhabditis elegans de laboratorio (la elaboración de más copias de esa sustancia) alarga su vida hasta un 150 por ciento más que la de los especímenes salvajes. 
El nhr-80, cuya versión en el ser humano es el nhs-4, se activagracias a una hormona que aún no se ha descubierto y que los científicos intentan identificar. 

Una vez localizada esa misteriosa hormona, será más fácil para los expertos operar sobre ella e intentar alargar la longevidad de los organismos, incluidos los de los seres humanos. 
Según el equipo del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia (CNRS), de la Escuela Superior de Lyon y de la Universidad Claude Bernard dirigidos por Aguilaniu, es "muy probable que se desarrollen nuevas aplicaciones para concebirmedicamentos capaces de luchar de golpe contra un conjunto de enfermedades vinculadas al envejecimiento". 

Sin embargo, todavía habrá que esperar dos o tres años para que los investigadores -que publicarán las conclusiones de su estudio en la revista "Plos Biology"- pasen de experimentar con gusanos a hacerlo con ratones y al menos diez años para iniciar los ensayos médicos con humanos. 

Un equipo de investigadores franceses ha descubierto "un poderoso gen de la longevidad" en ciertos gusanos, que podría ayudar a los seres humanos a luchar contra enfermedades ligadas a la vejez como el cáncer, la osteoporosis o los procesos neurodegenerativos. EFE/Archivo 

http://www.taringa.net

Lifestyle changes and improvements in healthcare mean that deaths owing to heart disease continue to fall.







Coronary heart disease (CHD) is the UK’s biggest killer, resulting in two in five of all deaths, or 74,000 deaths in England in 2007. A third of these deaths occur between the ages of 75 and 84, with the remainder distributed fairly equally on either side of this peak. Age-adjusted CHD death rates have fallen by about 66% since 1981, which is estimated to have contributed about half of the increase in adult life expectancy in England over the latter half of the 20th century.


Previous research by Unal B, Critchley J, Capewell S, 2004 (circ.ahajournals.org/content/109/9/1101.full) examined the fall in CHD mortality between 1981-2000 and concluded that half of the fall was attributable to the net effect of lifestyle changes, with the uptake of new medical therapies for CHD (like statins and coronary artery-bypass graft) explaining another 40%. The remaining 10% was unexplained.
These findings were replicated across a range of countries, including the US, New Zealand, Canada and Scandinavia, indicating that healthier behaviours played a more prominent role than better treatment. A decline in smoking was the single largest contributory factor (approximately 36%) to the overall fall in England and Wales.
But in the mid-1990s, after falling continuously from the 1970s, the prevalence of smoking began to level off. At the same time, adverse risk factors such as diabetes and high body mass index (BMI) increased relentlessly, especially in deprived areas. Emerging evidence suggested that CHD mortality rates in young people under 45 were flattening or even reversing. And there were few new therapeutic breakthroughs.
Surprisingly, though, CHD mortality rates continued to fall. In fact, the pace of decline accelerated from 2000 onwards. More than half of mortality improvement came between 2000 and 2007, with age-standardised death rates falling at 6% per annum, as opposed to 3% per annum in the previous two decades.
During these seven years, CHD mortality improved across all ages and across all sub-populations, ranked by residential deprivation into quintiles, with quintile 1 being least deprived (see Figure 1). However, the pace of fall was faster in more affluent than deprived areas. The resulting widening in relative inequalities in the first decade of the 21st century has been observed not only for CHD but for total mortality in the UK and other European countries.



Lifestyles or healthcare?
So why was CHD mortality declining so rapidly, and were residents in deprived areas falling behind because of slower adoption of healthy lifestyles or poorer access to modern treatments – or both?
To answer this question, a collaboration of clinical and social epidemiologists modelled the impact of change in seven of the major risk factors for CHD: smoking, systolic blood pressure, total cholesterol, body mass index (BMI), diabetes, physical inactivity, and fruit and vegetable consumption between 2000 and 2007, plus all 45 medical and surgical treatments currently in use in nine patient groups. Our model included the total population of England aged 25 and over in 2000 and 2007, segmented by sex, seven age bands and deprivation quintiles.
We found that after 2000, the relative contribution of medical therapies versus risk factors had swapped over: modern treatments contributed 52% of the mortality improvement, while the net change in risk factors contributed 33% (see Figure 2). Although smoking rates started to drop again from 2001 onwards, the pace of decline was not as dramatic as in previous decades. Compared with the significant falls seen in population blood pressure, stopping smoking made a relatively small contribution. Interestingly, the falls in blood pressure were particularly large in people not taking medication to lower their blood pressure.
However, the benefits of improvements in health behaviours across all social groups were partially negated by sharp rises in body mass index and diabetes, particularly in the most deprived groups. Opposing trends in major risk factors, which varied substantially according to deprivation, meant that their net contribution accounted for just a third of deaths averted overall. In deprived areas, both the positive and the negative changes in risk factors were larger than in the affluent group and together explained about half of the fall. By contrast, risk factors explained only 30% of the fall in affluent areas, with about 20% unexplained by the model.
The contribution of improved treatments was very similar across all socioeconomic groups (about 50%). This finding is consistent with equitable service delivery across the NHS, most likely resulting from the implementation of treatment protocols in hospitals and primary care and from giving GPs an incentive to prevent and manage CHD in the community. The increased contribution of treatments to improvements in CHD mortality resulted largely from the doubling of the uptake of effective drugs prescribed by GPs, such as statins, beta-blockers and ace inhibitors, rather than the introduction of new hospital treatments.
Socially patterned
Overall, the model was unable to explain about 15% of the fall in CHD mortality rates. This too was socially patterned: ranging from 3% in the most deprived quintile to 20% in the least deprived quintile.
Our findings suggest that while UK policies for salt reduction and tobacco control have been relatively effective, adverse trends in risk factors related to diet, including diabetes and BMI, continued unabated and rose fastest in the most disadvantaged groups.
In conclusion, the research threw up two findings that were unexpected.
First was the markedly equitable uptake of treatment both in hospital and in the community, and its substantial contribution to falls in CHD mortality across all groups. England in the early 2000s saw a raft of government measures to both reduce social inequalities in health outcomes and to improve the quality and delivery of healthcare – through clinical guidelines, pay-for-performance schemes and the doubling of public expenditure growth. That these measures appear to have been effective, at least in reducing deaths from CHD, underscores the potential for health gain through proper implementation of what we know works, especially so in a country with a universal health service.
The second surprise was that, despite including all the known risk factors and treatments in the model, we were unable to explain a fifth of the improvement in CHD mortality in the most advantaged group. Why did mortality rates improve fastest in the most advantaged quintile, given that levels of risk factor and mortality were already low, limiting the potential for gains compared with other quintiles?
There are several possible reasons (see footnote), but perhaps the most plausible is that the adoption of a range of healthy behaviours across the life course has a synergistic effect in accelerating the fall in mortality rates in the most advantaged group that statistical models cannot capture.
Actuaries involved in pricing and reserving for annuities and pensions will no doubt have an interest in the future progress of mortality differentials, particularly as portfolios are quite often skewed, with a few very large cases in the top social groups having a significant impact on the overall trend.
Where does this knowledge of the causes of improvements in mortality leave us in terms of projecting the future? This is an area of research that the actuarial profession, among others, is already engaged in. Any findings will be of great interest to actuaries, health professionals, scientists and policymakers.

More information on the research findings can be found in: Analysing Recent Socioeconomic Trends in Coronary Heart Disease Mortality in England, 2000–2007: A Population Modelling Study, Bajekal M, Scholes S, Love H, Hawkins N, O’Flaherty M, Raine R, Capewell S. (2012) . PLoS Med 9(6): e1001237. doi:10.1371/journal.pmed.1001237
Dr Madhavi Bajekal is a member of the profession's Mortality Research Steering Committee. She is a Senior Medical Statistician at Legal and General and a Senior Research Fellow (honorary) at UCL 

Relación entre metabolismo y envejecimiento.


Un nuevo estudio realizado en ratones supone un adelanto en la medicina preventiva molecular y en la identificación de nuevos biomarcadores para detectar el riesgo de enfermedad de manera precoz. Ahora, un grupo de científicos ha demostrado en ratones que el perfil metabólico de un organismo indica el grado de envejecimiento celular y el estado de salud general.
Con la finalidad de estudiar una posible relación entre metabolismo y envejecimiento, los autores han utilizado una novedosa metodología que, basada en técnicas de cromatografía líquida y resonancia magnética, ha permitido estudiar en 130 ratones hasta 1.500 metabolitos –intermediarios o productos del metabolismo– procedentes de muestras muy pequeñas de suero sanguíneo.
A través de esta nueva técnica se ha visto que el perfil metabólico de los ratones depende de su edad biológica. En concreto, se han hallado 48 metabolitos que varían de forma muy significativa con la edad. Cuando los investigadores realizaron los mismos análisis en ratones que expresaban mayor cantidad de telomerasa –aquellos que envejecen más lentamente–, observaron que el sello metabólico era muy similar al de los ratones más jóvenes. Cuando hicieron estos análisis en ratones deficientes en telomerasa –aquellos que envejecen más rápido–, observaron un perfil metabólico muy similar al de los animales de mayor edad. De hecho, estudios recientes en humanos indican una posible relación entre metabolismo y esperanza de vida.
Algunos de los 48 metabolitos identificados en el estudio se han relacionado previamente con patologías asociadas a la edad, como enfermedad de Alzheimer o trastornos cardiovasculares.

Revolutionizing 21st Century Medicine Via Personalized Health Care

A closer look at personalized or point-of-care healthcare was the focus of a recent international conference in India organized and chaired by NJIT Distinguished Professor Atam Dhawan. The IEEE Engineering in Medicine and Biology Society (EMBS) International Special Topic Conference in point-of-care healthcare technologies, broadcast around the world, focused on topics ranging from 21st century medicine with new smart cross-and trans-disciplinary technologies to how wireless communications will change how physicians care for patients. 

"The last century witnessed a technology revolution in medicine and health through instrumentation, computer and information and communication technologies," said Dhawan, an electrical engineer. "This revolution has continued into the 21st century innovations re-defining the relationship between patient and healthcare providers." 

Conference trends included the following.

  • New smart cross and trans disciplinary biosensor, biomarker, and information and data communication technologies will become more widely used. These technologies, along with health monitoring and data analysis systems, address healthcare priorities in developing and developed economies. Among the key priorities: hypertension and cardiovascular diseases, diabetes, infectious disease, women's health during pregnancy and elderly healthcare.
  • As life expectancy increases, the global community will face new quality of life and healthcare challenges at an affordable cost. The most vital challenge to developing nations is providing minimal quality healthcare to rural communities.
  • Miniaturized devices and wireless communication will change dramatically how physicians and surgeons can care for patients and the role patients will need to take in their own health care.
  • The hope is that health care will become more personalized through the tailoring of interventions to individual patients.
  • Providing minimal healthcare in the eastern part of the globe which accounts for more than two-thirds of the world population will remain challenging especially for curbing diseases and infections like HIV/AIDS, tuberculosis or malaria. The issue will become more critical if there is a potential outbreak of an epidemic.
  • Educating users on the implementation of these new technologies, data communication, compliance and behavioral change poses the most formidable challenge. People will need to realize and accept a new role and reasonability in keeping themselves, family members or others healthy, said Dhawan.
"It appears that personalized medicine or point-of-care healthcare technologies are creating a paradigm-shift in global healthcare. However, the development, deployment and compliance issues related to affordable global healthcare must be examined towards developing sound business models so they can be sustained with an economic impact to support the implementation infrastructure." 

Dhawan, who is also the interim dean of the Albert Dorman Honors College (ADHC), was selected to represent the IEEE Engineering in Medicine and Biology Society as a 2012-2013 Distinguished Lecturer to travel worldwide providing lectures about advances today in medicine and technology. In December, he was a special guest lecturer at Cornell University. 

Dhawan is best known among engineering peers as the inventor of an important innovation for an instrument commonly used to detect skin cancer--the nevoscope. The optical transillumination technology developed by Dhawan was also commercialized into a line of vein visualization products, Veinlite. 

Dhawan currently is developing a multi-spectral optical and near-infrared tissue imaging technology to measure and monitor glucose levels in the blood non-invasively without painful pricking to get a drop of blood as required by conventional glucose monitors. 


http://www.medicalnewstoday.com/releases/256033.php

Estrés laboral acortamientos de los telómeros y envejecimiento.


El estrés no solo envejece hasta una década de vida como demostraron las investigaciones de Elizabeth Blackburn, que le valieron el premio Nobel de Medicina al identificar el “acortamiento” de telómeros (estructuras protectoras de los cromosomas), en las personas sometidas a estrés prolongado; también, estudios recientes en la Universidad Autónoma Metropolitana, UAM, advierten sobre la “creciente epidemia de enfermedades crónico degenerativas, ligada al incremento del estrés laboral”.
Investigadores encontraron en trabajadoras de la maquila sometidas a un estrés prolongado, cifras disminuidas de anticuerpos (las inmunoglobulinas IgG, IgM e IgA); las mismas empleadas registraban una elevada presencia de padecimientos inflamatorios como faringitis, amigdalitis y sinusitis, así como depresión, ansiedad, trastornos del sueño y psicosomáticos cardiocirculatorios y digestivos.
Los trabajos realizados desde la Maestría en Ciencias en Salud de los Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) también han investigado a empleados de talleres domiciliarios de maquila de costura; los estúpidos reportan “una elevada prevalencia de alteraciones característica del síndrome metabólico, componente común de las principales enfermedades crónico-degenerativas por las que mueren las personas de la clase trabajadora en el país.”
Ochenta por ciento de las personas analizadas presentó dislipidemia, 73 por ciento obesidad central, 15 por ciento glicemia de ayuno alterada, 15 por ciento hipertensión arterial y 41 por ciento estrés prolongado.
En las maquiladoras, las trabajadoras, jóvenes en su mayoría, presentan una múltiple exposición a condiciones estresantes que repercutían en su estado de salud, sometidas a la exigencia de alcanzar metas de producción cada vez más altas, jornadas laborales prolongadas, ritmos de trabajo intenso, tareas repetidas y fragmentadas, ruido, polvo, malos tratos y una supervisión estricta.
La elevada morbilidad encontrada en el estudio –en promedio nueve diferentes padecimientos por cada trabajadora- muestra que el incremento de padecimientos en personas jóvenes, tiene que ver con el envejecimiento prematuro, de concluye en comunicado de la UAM.

Alimentación y longevidad.


Con una alimentación adecuada y un ejercicio sano, se puede llegar a vivir 100 años, dependiendo de eso, junto con la genética de cada uno, vamos a vivir más y mejor.
Según los especialistas, la alimentación es el secreto de la larga vida de los japoneses. Su dieta no pasa de las 2.300 calorías diarias para los hombres y 1.950 para las mujeres, por eso se ajusta al patrón ideal de constitución:
  • 12% de proteínas
  • 25% de grasas
  • 63% de hidratos de carbono
Esto explica que la incidencia de las enfermedades cardiovasculares y de cáncersea muy baja.
Es importante destacar que el tema de la alimentación es otro de los avances de este país, uno de los más modernos del mundo. Japón, tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial, ha sabido sobreponerse a su desgracia en todos los ámbitos de la vida.
Son una parte de los genes donde se halla la posibilidad de llegar a vivir mucho y con salud, o en su defecto, desarrollar enfermedades.
Conservar a una persona de 85 años, con medicinas para el corazón, la tensión, la próstata, o la vejiga, nos sale muy caro, tanto en términos de sociedad, como de calidad de vida, porque hay medicamentos que dificultan la calidad de vida, lo que nos conviene es que la gente llegue a avanzada edad sin medicinas, con una alimentación adecuada. En términos de prevención sale mucho más barato.

LAS ENFERMEDADES DE LA ABUNDANCIA

La diabetes mellitus
La diabetes mellitus es una enfermedad crónica que en muchos países, afecta a más del 4% de la población y consume hasta el 10% de los recursos sanitarios.
La obesidad
La obesidad es un problema grave de salud que está adquiriendo carácter epidémico en las sociedades desarrolladas y que no sólo afecta a adultos, sino que también afecta a niños y adolescentes.
La arteriosclerosis
Las grasas nocivas están por encima de valores estándar y junto al calcio, bacterias y células, forman placas que forman lo que se llama arteriosclerosis. Estas placas obstruyen las arterias hasta que casi no puede pasar la sangre, si esto pasa en una arteria del corazón, se produce un infarto, si pasa en una arteria del cerebro es un ictus.
La hiperlipemia o dislipemia
Es la alteración de la cantidad de grasas que van por la sangre, los principales son: los triglicéridos y el colesterol. Estas grasas, son insolubles en agua y por eso no se disuelven en la sangre.
La hipertensión
Acelera el proceso de la arteriosclerosis y favorece la hipertensión. Que puede dañar el cuerpo durante largo tiempo, sin casi provocar síntomas. Afectan a bastantes personas de más de 50 años y es uno de las causas que pueden llevar a una enfermedad cardiovascular.
JOSEP MASDEU BRUFAL

Esperanza de vida en pacientes con esquizofrenia


La esperanza de vida de los hombres y las mujeres con esquizofrenia disminuye 15 y 12 años, respectivamente, en comparación con aquellos que no sufren esta patología, al morir principalmente por enfermedades cardiovasculares y cáncer, según estudio realizado por investigadores de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) y de la de Lund (Suecia).

Para llevar a cabo el estudio, se observaron a más de seis millones de personas entre 2003 y 2009, de las que 8.277 tenían esquizofrenia. Los resultados muestran que las personas con esquizofrenia acudían al servicio de salud el doble de veces que los que no padecían la patología, pero no eran más propensos a ser diagnosticados con la enfermedad cardiovascular o cáncer.
"Sin embargo, hemos visto un patrón opuesto. Está claro que el servicio de salud está fallando a la hora de diagnosticar la enfermedad cardiovascular y el cáncer en estos pacientes", ha señalado el doctor Jan Sundquist, del Centro de Investigación de Atención Primaria en la Universidad de Lund.
Asi, las mujeres con esquizofrenia tenían 3,3 veces más probabilidades de morir por enfermedad cardiovascular y los hombres 2,2 veces. Además, las primeras tenían 1,7 veces más de probabilidad de morir de cáncer, mientras que los hombres, 1,4 veces en comparación con aquellos que no tenían esquizofrenia.
No obstante, solo el 26,3 por ciento de los hombres con esquizofrenia que murió de enfermedad cardiovascular había sido diagnosticado antes de su muerte, en comparación con el 43,7 por ciento de los hombres que no tenían esquizofrenia.
"Es inaceptable que un grupo tan vulnerable de personas, que también tienen mucho contacto con el servicio de salud, mueran prematuramente de enfermedades como las cardiovasculares y el cáncer, que deberían ser evitables", ha denunciado Sundquist.

Especies de animales más longevas.

1. Turritopsis nutricula Mejor conocida como la “medusa inmortal”, además de ser (técnicamente) el animal más viejo del mundo, es también uno de los más extraños en todo el reino animal. Su nombre no es ninguna alegoría, básicamente esta medusa es biológicamente inmortal gracias a un proceso llamado transdiferenciación, que quiere decir la habilidad para volver al estado de pólipo (su estado primario) sin importar en que etapa de su vida se encuentre. En resumidas cuentas, eso quiere decir que esta medusa que habita en el Caribe es, prácticamente, inmortal en términos biológicos, aunque se sabe que puede morir si es comida o por alguna enfermedad.



2. Ballena boreal La ballena de Groenlandia o ballena boreal es un mamífero nativo del Oceano Ártico que mide alrededor de 21 metros de largo. Se cree que este cetáceo es el mamífero más longevo, con un promedio de entre 60 y 70 años. Sin embargo en la década de los 90 un grupo de científicos descubrió un grupo de ballenas que presentaban cicatrices hechas con armas del siglo XIX y, tras una serie de pruebas se supo que estas ballenas promediaban 200 años, siendo la más vieja de 211 años de edad.



3. Panopea abrupta Panopea Generosa Esta especie de almeja marina también llamada Geoduck o almeja trompa de elefante, es la más grande del mundo en su tipo y puede llegar a pesar hasta cinco kilos y medir hasta un metro de longitud. De igual manera, es uno de los seres que alcanzan mayor edad, siendo uno de 168 años el Geoduck más viejo conocido.



4. Tortuga gigante de Aldabra Los quelonios son los animales que mayor edad alcanzan en este mundo. Sin embargo, es este tipo de tortugas las que registran una edad mayor a lo largo de la historia. El ejemplo más claro de estas es aquella llamada Adwaita que alcanzó los 255 años de edad y falleció en 2006 en un zoológico de la India. No obstante, el caso de Adwaita fue excepcional, sobre todo si se toma en cuenta que el promedio de una tortuga es de 150 años.


5. Tuátaras Las tuátaras, que en maorí quiere decir “espalda espinosa” son reptiles endémicos de Nueva Zelanda que aparentan ser lagartijas comunes y corrientes, aunque en realidad es más una especie de reptil primitivo que tiene más en común con las aves que con los reptiles actuales, lo que lo vuelve de sumo interés para los biólogos. Estos animales llegan a vivir más de un siglo, pero se cree que en cautiverio pueden alcanzar hasta 200 años. Por otra parte, los científicos explican esta tendencia a la longevidad debido a su lento desarrollo, pues una tuátara deja de crecer a los 35 años, mientras que su actividad sexual inicia después de los 20.