sábado, 26 de septiembre de 2009

SIMIOS Y PREEMBRIONES

Se permitirá la unión de sus células germinales con células animales, lo que se denomina “quimeras” o híbridos interespecíficos para experimentar con ellos. La siguiente conclusión que se desprende no se desprende sola…

Por Sunsi Estil-les Farré *

Diari de Tarragona - Arvo Net,
28/04/2006

(Recuperado: 25/09/2009)

Releo la propuesta del Proyecto Gran Simio. Si no fuera porque no hay duda de que estamos en abril, creería que se trata de una inocentada típica del 28 de diciembre. El tema es que los grandes simios se han plantado en el Congreso de los Diputados para incluir a los antropoides no humanos en una comunidad de iguales, otorgándoles la protección moral y legal de la que actualmente sólo gozan los seres humanos. En otras palabras, pedir que se reconozcan los "derechos humanos" de los gorilas, orangutanes o chimpancés. El punto de partida es el siguiente dato: somos genéticamente iguales en un 98,8%. El objetivo: librar a los monos del maltrato, las jaulas, la muerte y la extinción.

La conclusión que se desprende de esta propuesta y de la nueva Ley de la reproducción humana artificial se desprende sola. No es necesario pensar. El simio se asimila al hombre y el embrión humano a la cosa.

El proyecto de Ley de Reproducción humana artificial da un paso más respecto de la Ley de reproducción asistida de 1988 : introduce el concepto de preembrión. Y entiende por preembrión el embrión in vitro constituido por el grupo de células resultantes de la división progresiva del ovocito, desde que es fecundado hasta 14 días más tarde. El día 15 ya es embrión. Porque, según la nueva Ley, hasta el día catorce es -más o menos- el momento en que deja de ser posible la gemelación; y también que -más o menos- desde entonces se incrementa notablemente la viabilidad del embrión por haberse consolidado su implantación en la madre. La cuestión de fondo es que se contempla una fase pre-humana, que dura catorce días. Este supuesto preembrión - o sus células - podrá ser utilizado con fines comerciales, industriales y cosméticos. Se elimina la obligación de congelar los no implantados en el útero. Y –ojo al dato- se permitirá la unión de sus células germinales con células animales, lo que se denomina “quimeras” o híbridos interespecíficos para experimentar con ellos.

La siguiente conclusión que se desprende no se desprende sola. Hay que utilizar nuestra capacidad de raciocinio, pero les aseguro que no es en absoluto complicada. A los simios les faltará siempre un 1’8 % para ser hombres; jamás serán personas. ¿Y el “peembrión”?. El preembrión lleva impreso desde el primer instante en que es fecundado toda la información genética de un ser humano, distinto a todos los demás, único e irrepetible. Si nadie lo toca ni lo manipula, inicia un proceso vital: de embrión a feto, de feto a niño, de niño a joven, de joven a adulto y de adulto a anciano. Luego es una vida desde su concepción.

Los que, por fortuna, pudimos estudiar filosofía “en serio” recordamos el concepto aristotélico del cambio. Aristóteles define el cambio –el movimiento en términos metafísicos- como el paso de potencia a acto. El cambio es la actualización de todo lo que se es en potencia. El embrión es acto de ser que posee en potencia todo lo que irá actualizándose con el paso del tiempo. Lo que ahora somos es la actualización de lo que ayer éramos en potencia; lo que fuimos ayer es lo que anteayer potencialmente éramos.... Y así sucesivamente hasta que llegamos al punto en el que fuimos embrión con todas las potencias por actualizar. ¿Quién se atreve a negar que un preembrión –un embrión con menos de catorce días- no es una vida humana al 100%?. Aunque suene a perogrullada, lo demuestra la ley natural y el sentido común. No los toquen. Déjenlos crecer en su hábitat, que no es otro que el vientre de la madre ... y al cabo de unos años serán la charcutera, el profesor de nuestros hijos, la cantante de moda, el médico de cabecera, el conductor del autobús, el recepcionista del hotel, la ministra de... si les permiten vivir.

“¿Qué estás haciendo?”. me preguntó ayer mi hija pequeña mientras repasaba estos asuntos. “Estoy leyendo cosas sobre preembriones”, respondí. “¿Y que es eso?”, volvió a preguntar. “Lo que tú eras cuando ni siquiera yo sabía que existías, cuando tenías tan poquitos días de vida que eras muchísimo más menuda que esta uña”. Y le enseñé el dedo meñique. “A algunos los congelan; y a los que no sirven, los tiran”. “¿¿¿¿Los tiran???”. Su reacción fue inmediata. “¡Pero si eso es matar!”. Ahí queda la afirmación de una mente de once años no contaminada.



http://arvo.net/nuestros-temas-de-hoy/simios-y-preembriones/gmx-niv902-con9381.htm