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La revolución que están experimentando los estudios sobre las causas del envejecimiento permitirá crear nuevos fármacos que ayuden a prolongar la vida .
La mayoría de los mortales tiene un sueño: no envejecer. Pero a pesar de que la búsqueda de la eterna juventud ha sido, y es, el Santo Grial de todas las culturas a lo largo de la historia, nadie ha encontrado aún una fórmula capaz de prolongar la vida de los hombres. Sin embargo, cada vez más científicos están convencidos de que, en este siglo, se van a producir nuevos descubrimientos biológicos que prometen ayudar a frenar el deterioro físico asociado al paso del tiempo y aumentar así la expectativa de vida de los humanos, establecida hoy en los 77 años.
La fe de estos investigadores se basa, en parte, en la revolución que han experimentado los estudios sobre las claves del envejecimiento y en los últimos conocimientos sobre genética. También se apoyan en los futuros adelantos de la medicina preventiva y curativa. Nadie, sin embargo, se pone aún de acuerdo sobre cuántos años puede llegar a vivir el hombre.
Los más optimistas, como William Haseltine, director de Human Genome Sciences, se atreven a predecir que muchos de los nacidos en 2050 podrán cumplir los 150 años. Otros se muestran un poco más cautos, como William B. Schwartz, profesor de Medicina de la University of Southern California (EEUU), quien en su libro reciente Vivir sin enfermedad: el propósito de la utopía médica, apunta que se podrán alcanzar los 100 años. No obstante, las previsiones de las autoridades sanitarias de EEUU sólo hablan de un aumento de tres años de vida para los nacidos a mediados de este año en comparación con los que nacen hoy. Y nadie, tampoco, ha podido establecer con exactitud cuál será el precio que las sociedades tendrán que pagar cuando sus habitantes vivan más tiempo. Ronald Lee, demógrafo de la Universidad de California, en Berkeley (EEUU), calcula que por cada año que aumente la expectativa de vida media, la economía de cada país debería crecer un 1% para poder hacer frente a los gastos sanitarios y sociales, según un artículo publicado en Time.
Hábitos de vida.- A pesar de que la carga genética de cada individuo predetermina en buena parte cuánto se vive y en qué estado, está demostrado que los factores sociales ambientales y culturales juegan su papel en el envejecimiento.
Y hoy, el hombre tiene al alcance de la mano información necesaria para evitar factores de riesgo, como el tabaquismo, el abuso del alcohol, el sedentarismo y una dieta desequilibrada, que aceleran el proceso de envejecimiento y favorecen el desarrollo de enfermedades.
Genética.- Thomas Perls, gerontólogo de la Universidad de Medicina de Harvard (EEUU) y autor de Living to 100 (Vivir hasta los 100 años), y su equipo han descubierto semejanzas genéticas en cerca de 10 familias que parecen predispuestas para la longevidad. Todas ellas suelen tener entre 5 y 6 hermanos que han vivido hasta los 100 años o más y con un buen estado de salud. Además, se han detectado mutaciones genéticas en el gusano Caenorhabditis elegans, que pueden prolongar la vida de este animal. También, científicos del Instituto Tecnológico de California, en Pasadena (EEUU) han obtenido un éxito similar con la mosca del vinagre. Al parecer, aquéllas Drosophila melanogaster que poseen un gen al que se ha bautizado como Matusalén pueden vivir un 35% más que los insectos que carecen de esta mutación genética.
Estos hallazgos, junto a un estudio reciente en el que se anunció la existencia de mutaciones genéticas en la mitocondria (parte fundamental de la célula cuya función es producir energía) en un grupo de ancianos, podrían servir en un futuro para desarrollar fármacos que frenen el envejecimiento biológico de los humanos.
Medicina regenerativa.- William Haseltine, padre del término medicina regenerativa, está convencido de que gracias a las terapias basadas en la genética se podrán regular y reemplazar las células, tejidos y órganos dañados. De hecho, ya hay estudios experimentales prometedores sobre factores de crecimiento que inducen la formación de nuevos vasos sanguíneos alrededor de las arterias bloqueadas del corazón y de las piernas. Es más, los últimos avances producidos en el campo del cultivo de células madre pluripotenciales y de la clonación servirán para crear nuevos huesos, cartílagos, tejidos u órganos que sustituyan a los que estén enfermos. En este sentido, científicos de la Universidad de Toronto (Canadá) ya están investigando la posibilidad de crear un corazón humano en el laboratorio, y esperan tener algunos resultados en las dos próximas décadas.
Dieta hipocalórica. Otra de las hipótesis que se barajan como remedio para retrasar el envejecimiento biológico es la restricción de las calorías en la dieta. Investigadores de la Universidad de Wisconsin (EEUU) se valieron de un chip genético que les permitió observar cómo un 1% de los genes involucrados en el deterioro celular y en el estrés oxidativo estaban más activos en el grupo de roedores que consumía una dieta normal, en comparación con los que siguieron una dieta restrictiva.
Asimismo, otro 1% de los genes que están relacionados con la producción de energía a partir de la glucosa y con la capacidad reparadora del ADN estaban menos activos en los animales que comían más. Estos hallazgos pueden explicar por qué los roedores que consumieron entre un 20% y un 30% menos de calorías vivían hasta un 35% más de tiempo.
Telómeros.- Uno de los nuevos focos de atención de los estudiosos del envejecimiento son los telómeros (una parte del cromosoma que podría tener una función en el envejecimiento y en el desarrollo del cáncer). Al parecer, cuando un enzima llamada telomerasa se inserta en las células, éstas continúan su división de forma indefinida. Además, se ha demostrado que cuando se protege a los telómeros, las células de la piel, por ejemplo, que pierden con el tiempo su habilidad para que la elasticidad cutánea permanezca siguen cumpliendo su función.
@LEAD:Genética. La expectativa de vida aumentará gracias a los nuevos hallazgos biológicos.