Domingo, 13 de enero de 2013
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/01/130110_griegos_longevos_ikaria_men.shtml
Los habitantes de una pequeña isla en Grecia viven en promedio diez años más que el resto de Europa occidental. ¿Cuál es el secreto de la vida longeva en Ikaria?
Podría ser el aire fresco y el estilo de vida sencillo y abierto. O quizás los vegetales frescos y la leche de cabra.
Otro factor podría ser la radiación natural en las rocas de granito. Pero Stamatis Moraitis piensa que no es nada de eso.También está el terreno montañoso. Dondequiera que uno vaya en Ikaria es una subida, o una bajada, así que caminar por la isla te mantiene en buen estado físico.
"Es el vino", dice mientras se toma una copa a media mañana en la mesa de su cocina. "Es puro, no se le agrega nada. El vino que se produce comercialmente tiene conservantes, que no son buenos. Pero este vino que nosotros hacemos es puro".
Stamatis celebró su 98 cumpleaños el primero de enero. Dice que es mayor pero sus documentos establecen su fecha de nacimiento el 1 de enero de 1915.
Frente a su casa ha plantado olivos, árboles frutales y viñedos. Y dice que produce unos 700 litros de vino al año.
"¿Se lo bebe todo usted?", le pregunto. "No", responde consternado por tal sugerencia. "Lo tomo con mis amigos".
El vino, y las reuniones con sus amigos y familiares, han ayudado a que Stamatis se convierta en la imagen de los efectos curativos de Ikaria.
Hace 45 años, cuando vivía en Estados Unidos, se le diagnosticó cáncer terminal de pulmón y le pronosticaron nueve meses de vida.
"En ese tiempo era muy costoso tener un funeral en ese país", recuerda. "Así que le dije a mi esposa que me iría a casa, a Ikaria, para que me enterraran con mis padres".
Hoy en día está en pleno auge. Es una historia que ha contado muchas veces y es claro que no se cansa de contarla.
"Encontré a mis amigos en el pueblo donde nací y comenzamos a beber. Pensé que por lo menos moriría feliz".
"Nos juntábamos todos los días, tomábamos vino y esperábamos. El tiempo pasó y me fui sintiendo cada vez más fuerte. Nueve meses después me sentí bien. A los once meses estaba mejor. Y ahora, 45 años más tarde, ¡sigo aquí!".
"Hace unos años regresé a Estados Unidos y busqué a mis médicos. Pero no pude encontrarlos. Todos estaban muertos".
Hay muchas historias como ésta en Ikaria. Algunas pueden ser sólo cuentos. Pero en los últimos años, científicos y médicos han visitado la isla, que no está lejos de la costa de Turquía, para conocer la realidad.
El nombre de Ikaria proviene de la mitología griega de Ícaro quien, según la leyenda, cayó en el mar cerca de la isla cuando se derritieron sus alas de cera. Durante siglos la isla fue famosa por sus aguas termales.
Recientemente el escritor Dan Buettner y la revista National Geographic la nombraron como una de "zonas azules", donde los residentes gozan de una mayor longevidad. La pequeña lista incluye a Okinawa en Japón, Cerdeña en Italia y Loma Linda en California.
La investigación más amplia sobre Ikaria fue hecha por la Universidad de Atenas, cuyos expertos estudiaron a los isleños de más de 65 años.
En promedio, los 8.000 residentes de la isla viven 10 años más que la mayoría de los europeos y con mejor salud.
Hay muchos factores importantes sobre el estilo de vida de los isleños que podrían estar contribuyendo a su longevidad.
Incluso comparada con la típica dieta mediterránea, la de los isleños contiene mucho pescado y vegetales y es relativamente baja en carne roja.
Seis de cada diez habitantes de más de 90 años son físicamente activos, comparados con 20% en otras partes.
La mayoría de sus alimentos son cocinados con aceite de oliva. Consumen cantidades enormes de verduras y hierbas recogidas en las laderas tanto para alimentos como para propósitos medicinales.
Muchas personas mayores se preparan una infusión diaria de té de montaña con hierbas secas como salvia, tomillo, menta y manzanilla, y lo endulzan con miel de abejas locales. Según Stamatis este té lo "cura todo".
Las hierbas silvestres son utilizadas en todo el mundo como remedios tradicionales. Son fuente rica de antioxidantes y también contienen diuréticos que pueden reducir la presión arterial.
Los investigadores creen que también son importantes otros factores del estilo de vida.
Las tasas de tabaquismo son relativamente bajas; las siestas a medio día son la norma; el ritmo de vida es lento; y la gente socializa frecuentemente con amigos y familiares bebiendo cantidades moderadas de vino.
Para los parientes, los ancianos tienen un papel muy importante en la sociedad. Y las tasas de depresión y demencia en la isla son bajas.
La doctora Christina Chrysohoou, cardióloga de la Universidad de Atenas que ha estudiado a los isleños, afirma que éstos sufren las mismas enfermedades -como cáncer y cardiovasculares- que los habitantes de otras regiones. Pero las desarrollan más tarde en la vida.
"Ikaria nos ha dado una oportunidad de estudiar porqué estas personas gozan estos efectos benéficos" dice la experta.
"No podemos evitar estas enfermedades, pero los habitantes han logrado conservar la calidad de su vida durante muchos años. La edad promedio de las enfermedades cardiovasculares es entre 55 y 60 años. En Ikaria éstas surgen 10 años más tarde".
Al conocer a algunos de los habitantes de más edad, uno aprecia la forma como pasa la vida en la isla.
Cuando llegué a casa de George Kassiotis, de 102 años, encontré una mesa llena exquisiteces de Ikaria. "Es un pequeño refrigerio" dice Voula, su esposa, mientras él me enseña su documento de identidad que muestra que su año de nacimiento es 1910.
"No como alimentos procesados, no fumo y no me estreso" explica George. "No me preocupa la muerte. Sé que todos vamos para allá".
La generación más joven parece estar manteniendo las tradiciones. Nos invitaron a comer a la casa de Nikos Karoutsos, dueño de un hotel de unos 50 años, y vemos a muchos amigos y familiares que pasan a tomar un trago o comer algo.
"No tenemos clubes nocturnos ni discotecas", dice. "La puerta siempre está abierta, no hay necesidad de llamar y preguntar si puedes entrar".
Entre tanto, los hijos adolescentes pasan de la mesa a la computadora que se encuentra en la esquina y revisan Facebook.
De vuelta a la casa de Stamatis Moraitis, de 98 años, lo vemos subido a una escalera recogiendo aceitunas de uno sus olivos.
"Estoy muy feliz de poder seguir haciéndolo", dice sonriendo. "Me siento mucho más sano cuando estoy aquí arriba".