A Coruña, 27 nov (EFE).- El doctor en Teología y experto en Bioética José Ramón Amor sostiene que en España los enfermos terminales "mueren mal" porque "en un porcentaje muy elevado" éstos "no disponen de la intimidad adecuada para despedirse de sus familiares".
José Ramón Amor hizo esta afirmación hoy en la presentación de un foro que, dedicado a la muerte digna, se desarrollará a partir de la próxima semana a iniciativa del Colegio Oficial de Médicos de A Coruña.
El experto consideró inapropiado que a estos pacientes se les ubique habitualmente "en una sala en la que a lo mejor hay dos o tres camas más" y que en no menos ocasiones "el soporte emocional" tampoco sea "el adecuado para afrontar una situación de esa naturaleza".
Criticó que en las facultades de Medicina se enseñe a los alumnos a mantener con vida, pero no a acompañar adecuadamente, a un enfermo que se enfrenta al final de su existencia", y opinó que la mejor forma para "aprobar esa asignatura pendiente" sería, en esencia, "un cambio de actitud".
José Ramón Amor puso como ejemplo el trato dispensado a los enfermos terminales por parte de la Unidad de Hospitalización a Domicilio del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, ya que "proporciona una ayuda imprescindible a los pacientes en su entorno, cerca de su gente".
El presidente de dicha instalación hospitalaria, Luciano Vidán, refirió en el mismo acto de presentación del foro dedicado a la muerte digna que "nunca" se ha encontrado "con un solo paciente que, en el tramo final de su vida, pidiese la eutanasia".
Vidán sostuvo que "el encarnizamiento terapéutico constituye muchas veces un problema mayor y, por lo tanto, los médicos tenemos la obligación de proporcionarle, tanto al enfermo como a sus familiares, todo el apoyo necesario para que pueda morir de la mejor manera posible en su casa".
En la misma línea que José Ramón Amor afirmó que los profesionales sanitarios "tienen que interiorizar el hecho de que, cuando una enfermedad es irreversible, hay que saber acompañar al enfermo en sus últimas horas, proporcionarle el soporte afectivo adecuado".
"Que no haya nada que hacer no quiere decir, ni mucho menos, que haya que abandonarlo. Al contrario, es cuando más hay que volcarse con él", aseveró.
Luciano Vidán avaló la necesidad de que "todos los enfermos que afrontan el tramo final de su vida deberían ser atendidos, siempre que sea técnicamente posible, en su casa por una unidad de cuidados paliativos" aun consciente de los "déficit estructurales, de ámbito geográfico y de cobertura horaria".
Recordó que "prácticamente el ochenta por ciento del gasto sanitario se destina a la atención de los enfermos crónicos y hay que tener en cuenta que el mismo porcentaje de personas mayores de sesenta y cinco años las padece".
Por este motivo, defendió que "las unidades de hospitalización a domicilio resultan muy efectivas porque evitan reingresos y posibilitan que los pacientes sean atendidos en sus casas, con lo que se mejora mucho su calidad de vida". EFE 1010949