Hepatitis
Son muchas las personas que están contagiadas por el virus de la hepatitis B o C y ni siquiera son conocedoras de que sufren esta enfermedad. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, una de cada doce personas en el mundo convive con alguno de estos virus sin saberlo, es decir, alrededor de 550 millones de personas.
El Doctor José Luis Calleja, jefe adjunto del servicio de gastroenterología y patología del Hospital Puerta del Hierro en Majadahonda, destaca la importancia de someterse al test de hepatitis para tratar a tiempo esta enfermedad.
Hepatitis, la enfermedad del hígado
La hepatitis consiste en una inflamación del tejido hepático, es decir, del hígado. Las causas que la provocan pueden ser de diversas naturalezas, pero las más frecuentes son las víricas. El virus que provoca la hepatitis es tremendamente contagioso, por ello hay que extremar las medidas de precaución. La hepatitis, tanto la de tipo B como la C, pasan inadvertidas en cuanto a sintomatología, y no presentan manifestaciones hasta que la enfermedad está en un estadio avanzado. La mayoría de los casos se descubren de manera accidental, a través de un chequeo rutinario o de una analítica con otro objetivo.
Hepatitis B, una enfermedad con vacuna
A pesar de la existencia de una vacuna para frenar los contagios de hepatitis B, el número de infectados en el mundo es diez veces mayor que los que lo están por el virus del sida, y su transmisión es cien veces más fácil. ¿Por qué esta paradoja? Porque la mayoría de las infecciones se producen en países en vías de desarrollo que, desgraciadamente, no tienen acceso a las vacunas, según afirma el D. José Luis Calleja. Sin embargo, los movimientos migratorios han propiciado que se esté produciendo un repunte de estas infecciones en las zonas donde la población se está vacunando desde hace 25 años.
¿Cómo se contagia?
Los datos obtenidos revelan que en nuestro país los contagios se producen básicamente por dos motivos. Por un lado por vía parental o venosa, es decir, por madres embarazadas que transmiten la enfermedad a sus hijos o por alguna transfusión de sangre. Por otra parte, por contacto sexual sin protección.
Formas de tratar la hepatitis B
La hepatitis B puede tratarse por medio de tratamiento farmacológico. Lo cierto es que es de especial importancia comenzar dicho tratamiento cuanto antes con el fin de mantener negativa la infección durante más tiempo. Además, con la medicación adecuada, se evita la multiplicación del virus. Los fármacos se deben suministrar durante largos periodos de tiempo en los que resultan muy eficaces, hasta el punto en que el virus se vuelve inmune a ese tratamiento y es preciso sustituirlo por otro. Recientemente se han presentado unos nuevos medicamentos con resultados muy esperanzadores, ya que han mostrado eficacia sin mutación del virus por un periodo superior a los 3 años.
¿Qué ocurre si el test de hepatitis da resultados positivos?
Lo primero que debe hacer un paciente cuyos resultados analíticos verifican que padece hepatitis es mantener la calma, ya que el grado de la enfermedad dependerá de los marcadores que muestre. Por ejemplo, podríamos estar ante un caso de un paciente que ha sufrido la enfermedad y que ya está inmunizado. También podría tratarse de un paciente con signos de infección crónica, dentro de los cuales se diferencian los que son portadores inactivos del virus y los que sí que presentan síntomas más acusados.
La importancia de tratar la enfermedad
La comunidad de médicos hepatólogos, como el doctor Calleja, coinciden en afirmar que uno de sus mayores retos es el de identificar a todos los pacientes portadores del virus de la hepatitis B. Para ello, y siguiendo las recomendaciones del Parlamento Europeo, es conveniente realizarse un test de sangre si se es un paciente de riesgo, es decir, si se han mantenido relaciones sexuales sin protección, si se ha hecho un tatuaje en un lugar poco fiable, si ha sido operado o transfundido antes del año 85... De esta manera se conseguiría identificar a los pacientes con hepatitis B que no lo saben y que, en realidad, constituyen un riesgo para la salud pública ya que pueden contagiar al resto de la población.
La importancia de seguir los tratamientos para esta enfermedad reside en que si una hepatitis no se trata durante mucho tiempo puede desencadenar en una cirrosis hepática o incluso en un cáncer de hígado. Esto ocurriría a largo plazo, y no en todos los pacientes, pero para no correr ningún riesgo lo más recomendable es someterse al test de la hepatitis B. De esta manera se podrá detectar a tiempo y se tratará para que el problema no llegue más allá.