El riesgo
sistemático de longevidad no se refiere tanto a que la esperanza de vida
continúe aumentando, sino que esta aumente más rápido de los previsto. Este sería
el caso de un descubrimiento contra el cáncer que hiciera disminuir la
mortalidad de manera súbita.
A este riesgo de mejora súbita, se le suele
asignar una probabilidad muy baja y es por lo que el actuario centra sus
esfuerzos en modelar las mejoras de la longevidad sobre valores pasados
procurando que no se produzcan insuficiencias por errores en la
"inclinación" de la tendencia.
Si desde 1980
la esperanza de vida a los 65 años ha aumentado de media 1,5 año por década, lo
que trata de medir el actuario es si este incremento será mayor en el futuro.
Este riesgo calificado como sistemático no puede ser diversificado con la
puesta en común de los asegurados expuestos ( pool de riesgos) ya que afectan a
todos los individuos de la misma cohorte poblacional.
La
incertidumbre de la medida del riesgo sistemático es una de las razones de las
limitaciones de la oferta de los aseguradores de productos de rentas, a esto se
une al escenario actual de rendimientos
muy bajos en las inversiones, y la posición del reaseguro que no es activa en
el mercado en relación con la transferencia del riesgo suscrito.
Solo desde
una visión rigurosa aportada desde la
técnica estadística actuarial que mitigue, con suficientes garantías, el riesgo
sistemático, se podrá eliminar la tradicional falta de confianza o apetito al
negocio de riesgo de longevidad.
Los esfuerzos
desde la academia y de instituciones para cumplir con este propósito han sido
recogidos en el documento Longevity Seminar -Mortality Assumptions and Longevity Risk
presentado por Pablo Antolin, presentado por la OCDE en Chicago en febrero de
2015, que ha modelizado el riesgo de tendencia por edad, con varias de
las mejores metodologías actuariales ,
modelo Lee Carter , el CBD, P-splines y el CMI , comparando los resultados de
las proyecciones de las tablas poblacionales con la base de datos HMD y con los
valores contemplados en los factores de mejora de las tablas regulatorias de
supervivencia españolas PERMP para el género masculino.
El resultado del trabajo nos dice que en
términos generales los factores de mejoras de las tablas PERM parecen que son
insuficientes para capturar a medio y largo plazo el riesgo de tendencia, lo
que hace emerger el riesgo sistemático.
Similares
conclusiones se aportaron en el trabajo El
riesgo de longevidad y su aplicación práctica a solvencia II https://www.fundacionmapfre.org/documentacion/publico/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=1080482
donde aplicando metodología actuarial similar, pero no idéntica, se pudo
elaborar un índice español de longevidad
(SLI) con el fin último de mitigar el
riesgo sistemático con robustez suficiente.
Los
resultados de ambos trabajos difieren en
parte a que se utilizan para las
proyecciones, diferentes periodos de observación, esta cuestión se sigue debatiendo
en los foros actuariales y todavía no hay consenso sobre ello.
Pongamos un
ejemplo de los distintos resultados, para una edad de la cohorte 75- 79 años,
si la PERM -P considera un factor de mejora del 1,5%, la media de los cuatro modelos del trabajo de
la OCDE es de 1,9% y en modelo SLI del
libro de referencia el valor es de 2,14%.
Concluimos
con tres consideraciones:
-Desde dos
aproximaciones distintas, en cuanto a modelos utilizados y periodos de observación
distintos ,llegamos a la misma conclusión, el factor de mejora de la PERM-P necesita ser
reevaluado si queremos no incurrir en riesgo sistemático
-Los modelos
más avanzados y robustos, surgidos muchos de ellos con posterioridad a la fecha
de elaboración de las tablas PERM-P, reducen de manera significativa la
incertidumbre del riesgo sistémico, principal barrera de la oferta del seguro
de rentas vitalicias.
- La
revisitar el riesgo con mayor periodicidad, permite reducir las desviaciones
que se observen. Es recomendable reevaluar al menos cada cinco años.
José Miguel
Rodríguez-Pardo