Se han identificado al menos 150 genes relacionados con la longevidad. Estos se han detectado en grupos de centenarios de diversos países (una de cada 6000 personas u 80.000 individuos en los Estados Unidos. Se ha establecido que un 15% de la población mundial podría superar los cien años, si no fuese por accidentes, pestes o estilos de vida no saludables. La fuente de la eterna juventud ha sido buscada desde los alquimistas árabes y europeos, del conquistador español Ponce de León en San Agustín, Florida, y en numerosos estudios recientes que aprovechan los avances de la tecnología y de la genómica.
El consumo habitual y moderado de vino, especialmente de vino tinto, puede producir efectos beneficiosos adicionales sobre la morbilidad y mortalidad cardiovascular comparados a los que producirían la misma cantidad de alcohol pero en otras bebidas. El vino tinto es rico en polifenoles, particularmente en quercitinas y resveratrol, los que son buenos candidatos para explicar el supuesto efecto protector del vino. Estudios epidemiológicos que relacionan la ingestión de polifenoles y el riesgo de cáncer y cardiopatía coronaria en humanos se inclinan por lo conveniente de esta práctica.
La arteriosclerosis y la cardiopatía coronaria han sido ligadas a un exceso en el consumo de grasa dietética, particularmente de grasa saturada y colesterol; sin embargo, en Francia e Italia (los 2 mayores productores de vino de Europa) se consume gran cantidad de alimentos grasos y se sufre menos de ataques fatales al corazón que en Norteamérica o en regiones de Europa del Norte donde no se bebe regularmente el vino; a lo que se ha dado en llamar “La Paradoja Francesa” por la aparente compatibilidad de una dieta alta en grasa y factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares (como el hábito de fumar y niveles elevados de colesterol sanguíneo) y baja incidencia de cardiopatía isquémica, y que han sido atribuida al consumo regular de vino tinto en aquellos países. . Y esto para no nombrar también los beneficios de la “dieta mediterránea”, originaria de esos lares europeos.
¿Qué contiene el vino fuera de alcohol? De uva provienen números compuestos benéficos, como el tanino, la melatonina, quercitinas, resveratrol (una fitoalexina y polifenol) y otras sustancias.
De estas moléculas, una de las más estudiadas y promisorias es el resveratrol, que se encuentra en la uva y otros vegetales. Pero las dosis de resveratrol que se necesitan para efectos benéficos como bajar el azúcar sanguíneo son tan altas (entre 3 y 5 gramos diarios), que se necesitarían miles de copas de vino para obtener el efecto, luego no es este el compuesto que explica la paradoja francesa. El resveratrol tiene acciones antiplaquetarias, anti-inflamatorias, quimopreventivas y estrogénicas o anti-estrogénicas, dependiendo del tejido sobre el cual actúe. En dosis altas puede por otro lado inducir tumorigénesis, por lo que algunos han hablado de la molécula como un “arma de doble filo”. El resveratrol induce la expresión of varios genes de la longevidad, incluídos el Sirt1, Sirt3, Sirt4, FoxO1, Foxo3a y PBEF. Mejora otros parámetros como los cardiovasculares, por su efecto anti-inflamatorio. Pero no le ha sido posible aumentar el tiempo de vida de los ratones de laboratorio.
Los investigadores –aparte de ayudar a la humanidad- van tras las patentes de compuestos promisorios que enriquecerían sus arcas. Ni que decir de los productores de vino tinto y de los laboratorios de productos naturistas que desde hace años hacen fortunas vendiendo productos OTC como la melatonina, la DHEA, la testosterona, la hormona del crecimiento, las vitaminas A, E y C (aunque ahora la de moda son la vitamina D y el ácido fólico), y varios minerales. Diversos preparados de resveratrol están también de moda. La diva colombiana Amparo Grisales, a quien parece que los años no le pasan, promociona ahora el producto Resveretrex sobre el presupuesto que ella lo ha tomado por años, y este la mantiene enérgica, esbelta, funcional y bella.
Un problema es la pobre absorción del resveratrol, que repercute en baja biodisponibilidad. Por lo que los investigadores se afanan en producir formas farmacéuticas más biodisponibles. Sobre el papel, todo luce bonito. Si uno revisa artículos científicos, incluso de 2011, encuentra mucho entusiasmo entre científicos. Que hay genes de la longevidad, no hay duda, y de que hay compuestos que de alguna manera los inducen, también está claro. Pero hasta ahora no hay estudios Fase III en humanos (sino Fase I iniciales), y no se ha podido demostrar que realmente alarguen el periodo de vista genéticamente previsto para cada ser humano o vertebrado. Si en unos años se confirmara que aquellos que tomaron Resveratrol (en las actuales formulaciones), o cualquiera otra de las drogas milagrosas, bueno para ellos. Pero si no, ya los bolsillos de los fabricantes de estos productos naturistas estarán a reventar.
Mientras tanto, todos estamos de acuerdo que los estilos de vida saludables (dieta, ejercicio, evitar productos tóxicos, como el cigarrillo) y el tratamiento de patologías como la hipertensión, la obesidad, la diabetes, más el control del estrés, son objetivos de salud pública que hay que tratar de lograr.
http://www.tensiometrovirtual.com