El VII Congreso Nacional de Bioética organizado por el CEU y la Asociación Española de Bioética y Ética Médica (AEBI) ha puesto sobre la mesa un documento en el que se recogen 15 conclusiones. Ante la próxima marcha por la vida que se celebrará el 17 de octubre en Madrid, aporta rotundos alegatos en contra del aborto y, en concreto,de la reforma de la ley que pretende el Gobierno.
La primera de las aportaciones de la AEBI insiste en que «con la fecundación completa de los gametos comienza la existencia de cada ser humano». Una cuestión que, pese a resultar evidente, ha sido negada por el Gobierno, de manera especial por la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, para quien «un feto (de 13 semanas) es un ser vivo, pero no humano».
En este sentido, los expertos en bioética insisten: «No existe duda acerca de que el cigoto es el viviente en estado unicelular». Al respecto, Natalia López Moratalla, presidenta de la AEBI y catedrática de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Navarra, criticó a la Comisión de Bioética de España que elaboró la semana pasada un informe apoyando la reforma de la ley del aborto. «No es coherente que reconocieran que la vida empieza en la fecundación y luego aprobaran el plazo de 14 semanas. Esperaba un poco más de sentido común», señaló.
En la misma línea, Luis Miguel Pastor, titular de Biología Celular de la Universidad de Murcia, destacó la «sistemática ocultación de datos biomédicos de los que quieren negar el estatuto de humano al embrión». Y destacó que «entre los comportamientos no bioéticos se encuentra el de manipular la ciencia por motivos ideológicos para hacer apología de posturas previas».
Hubo durante el congreso mucho debate científico, pero también médico, moral y jurídico. En este último aspecto fue relevante la intervención del magistrado de la Audiencia Nacional José Luis Requero. Defendió la inconstitucionalidad de la reforma y negó que existan razones de seguridad jurídica que la sostengan. «La Ley de 1985 - explicó- era bastante clara, y otra cosa distinta era que se incumpliese». Además, consideró inadmisible que tras años de infracciones en estas materias, «quienes han propiciado este gran fraude -en referencia a las clínicas abortistas- invoquen la situación creada como pretexto para cambiar la ley».
Espiral de violencia
En cuestiones médicas, el documento de la AEBI reconoce que «en ocasiones el aborto inducido genera en la madre una espiral de violencia contra sí misma. Toda mujer que se someta a un aborto debe recibir un adecuado soporte psicológico con el fin de minimizar el impacto negativo del mismo, con independencia de haber sido convenientemente informada con anterioridad de los riesgos potenciales de la intervención abortiva».
«Al daño psíquico de la madre -prosigue en otro punto-, se suman los daños que afectan a su salud física y reproductiva. Se han descrito también alteraciones en las relaciones sexuales cuando uno o los dos miembros de la pareja han estado involucrados en un aborto». Y es que «el aborto lesiona gravemente el derecho a la igualdad de la mujer embarazada: es una violencia de género que anula todo derecho a la igualdad».