domingo, 22 de junio de 2014

El seguro en la nueva economía participativa.

La ciencia económica está proponiendo una visión alternativa a las teorías clásicas que están derivando en desigualdades sociales cuando surgen periodos de crisis como el que estamos viviendo desde 2007-2008.

El libro de moda entre los economistas, el Capital in Twenty –First Century de Thomas Piketty se está convirtiendo en una referencia  a quien quiera analizar las causas económicas de la crisis del capitalismo.  El nuevo pensamiento económico está liderado por  Christian Felber  profesor de Economía Alternativa de la Universidad de Viena  promotor de la llamada “Economía del bien común”, o el mismo   Catedrático de Economía, Niño Becerra quien cree que debemos orientarnos  hacia  una economía que deba administrar la escasez y que  esta  evolucionara hacia una sociedad participativa. Esta es la verdadera piedra angular del nuevo pensamiento económico la “participación de todos los agentes sociales".

Por otra parte las visiones más modernas de la responsabilidad social corporativa están enfocadas hacia posiciones que analizan la aportación al valor social a la comunidad a la que sirve más  que hacia enfoques tradicionales de evitar el daño o cierta culpabilidad. Es decir, se trata de reconocer de que detrás de que cada relación económica hay una relación social.

Esta nueva forma de entender la aportación de la empresa a la comunidad con la que interactúa ha derivado en ampliar el  tradicional instrumento de medida de empresarial de Rentabilidad  Ajustada al Riesgo (RAR) por el de Rentabilidad Ajustada a los Principios donde se incorporan los principios éticos de la empresa.

En la industria del seguro,  no hay muchas referencias o iniciativas en relación con el compromiso y medida de la sociedad a quien sirve. Es verdad que ya existen iniciativas que explicitan en valor social del seguro, en términos de cuantías y tipologías de prestaciones satisfechas, pero es verdad también que el seguro puede dar un paso más hacia la transferencia de su conocimiento hacia los asegurados.

En efecto, el asegurador puede desarrollar líneas de productos que no solo, indemnice, repare, preste un servicio, sino que convierta al asegurado como verdadero protagonista de la gestión del riesgo. Es decir el asegurador puede formar y ayudar a mitigar el riesgo de un cliente, sea de la naturaleza que fuere, y donde el precio del seguro se fije en base a las conductas pactadas entre las partes. De esta manera la industria del seguro entra en la nueva economía participativa  pues el asegurado ya no es un sujeto pasivo del contrato, pues al constituirse una comunidad de suerte asegurador-asegurado, ambas parte crean vínculos participativos en la gestión y mejora del riesgo.

Esta visión del negocio debe constituir los principios  centrales de la agenda ética de la entidad de seguros, y refuerzan los principios de equidad actuarial en la  búsqueda del equilibrio de la medida de la función de la pérdida esperada.

José Miguel Rodríguez-Pardo