Dentro de los distintos biomaradores que pugnan por ser los que midan con precisión el envejecimiento a modo de reloj biológico,los cientifícos se centran principalemte en:los telómeros ,la modulación hormomal y la melatonina.
Los resultados de las investigaciones nos permitirán en un futuro construir modelos actuariales basados en la combinación de estos biomaradores para determinar el marcapasos de la edad biológica de un individuo que esten llamados a sustituir a la edad cronológica habitual variable en la determinación del precio del seguro.
Este artículo nos habla de estos biomaradores.
Jose Miguel Rodríguez-Pardo.
.....................
por CILENE PEREIRA, MÓNICA TARANTINO y MONIQUE OLIVEIRA
S. PAULO (Istoé). En este momento hay docenas de centros de investigación diseminados por todo el mundo tratando de entender por qué envejecemos y como retardar ese proceso. Lo que queremos es encontrar la manera de hacernos más jóvenes por más tiempo, retrasando el tiempo en que el cuerpo pierde gradualmente su vigor y salud. La semana pasada, dos grupos de investigación han anunciado pasos decisivos en esa dirección. Cada uno a su manera, fueron capaces de promover una especie de rejuvenecimiento celular, hecho fascinante que contribuirá a ayudar a atenuar los desgastes promovidos por el paso del tiempo.
El primer trabajo fue realizado por científicos de la Clínica Mayo, de Estados Unidos. El foco de los investigadores fueron las llamadas células senescentes. Una célula joven presenta una alta capacidad para multiplicarse. Con los años, sin embargo, va perdiendo esa capacidad de entrar en una fase en la cual consigue realizar un número limitado de divisiones. Es una especie de limbo, cuando ni se replica normalmente ni muere. Al entrar en este periodo es llamada senescente. La etapa antecede a la última de un ciclo celular, cuando pierde por completo el poder de dividirse y muere.
Hace años que la ciencia ya sabe que esas células estaban involucradas en la aparición de enfermedades asociadas con el envejecimiento, incluso cuando están presentes en pequeñas cantidades en el cuerpo - se estima que el total entre 10% y el 15% del total de células de un anciano-. Lo que nadie había logrado hasta ahora era neutralizar sus efectos. Y eso es exactamente lo que los científicos americanos han hecho en los conejillos de Indias, con la realización de una especie de "limpieza".
En primer lugar, crearon ratones en los que las células senescentes poseían una molécula específica, la caspase 8. Después, se desarrolló un medicamento que podría activarlo. Cuando fue activado, la molécula inició un proceso de destrucción de células senescentes, formando orificios en las membranas que los rodean.
El resultado de esta operación fue impresionante. Los animales habían reducido la velocidad del envejecimiento. Por lo que tomó más tiempo para producir una enfermedad típica de esa etapa de la vida, como catarata y otras características, como la pérdida de músculo. Hasta que la cantidad de grasa bajo la piel se mantuvo, al contrario de lo que sucede cuando se envejece. "Nuestro estudio demuestra que eliminar las células senescentes pueden aumentar la longevidad", dijo el investigador James Kirkland, director del Centro de Envejecimiento Robert and Arlene Kogod, de la Clínica Mayo y uno de los autores del trabajo. El siguiente paso es profundizar las experiencias, en los animales, antes de proceder a los estudios en humanos.
En el segundo estudio también se utilizaron células senescentes. Los autores fueron los investigadores de la Universidad de Montpellier, Francia. A diferencia de los compatriotas, su objetivo no era destruir estas células, sino rejuvenecerlas. Dejarlas tan jóvenes como para presentar las mismas características de una célula madre embrionaria, la más versátil de todas, capaz de generar cualquier tejido del cuerpo. La hazaña, sin precedentes, se llevó a cabo.
El primer intento utilizó células senescentes tomadas de un hombre de 74 años. A la muestra se le añadió una especie de cóctel con seis factores genéticos (sustancias capaces de interferir en la expresión del ADN). Lo que vieron fue fascinante. Sometidos a estos compuestos, las células senescentes regresaron hasta la etapa en la que recuperaron las características de una célula madre embrionaria, recuperaron su capacidad de renovarse y diferenciarse en distintos tejidos. Es decir, no mostraron ningún rastro de envejecimiento.
La experiencia continuó usando como voluntarios individuos más viejos - de 92, 94, 96 y 101 años. El éxito del tratamiento rejuvenecedor fue el mismo. "Ahora, esperamos que nuestro descubrimiento ayude a retrasar la aparición de enfermedades asociadas al envejecimiento", dijo a ISTOÉ el investigador Jean-Marc Lemaitre, coordinador de la experiencia.
Todas las inversiones realizadas hasta el momento de desentrañar el proceso de envejecimiento han dejado claro que es mucho más complejo de lo que se pensaba anteriormente. Se ofrece una serie de factores que actúan solos o en combinación con otros. Por lo tanto, la ciencia se ve obligada a mirar en diferentes direcciones en busca de respuestas. Hoy en día, además de las células senescentes, otro blanco de la atención son los telómeros. Consisten en la última parte de los cromosomas (genético). El problema es que, en cada división celular, pierden una pieza. Con los años, esa reducción puede ser tan importante que afecta el funcionamiento de los genes -un hecho que contribuye a la aparición de diversas enfermedades-.
Varios esfuerzos están en marcha para encontrar la manera de prevenir el acortamiento. El médico ruso Vladimir Khavinson, de la Academia de Medicina de San Petersburgo, Rusia, se jacta de haber encontrado un camino. Hace por lo menos 15 años que coordina en el país europeo un experimento que utiliza péptidos (proteínas formadas por menos de diez aminoácidos) extraída de la glándula pineal (implicadas en el control de ciclos de vida de nuestro cuerpo, como el sueño).
"En un grupo de personas de edad avanzada, que recibieron el fármaco durante 12 años, la mortalidad se redujo en un 30%", contó a ISTOÉ. Recientemente, el médico estuvo en Brasil presentando resultados como ese. Sin embargo, sus conclusiones están lejos de ser de consenso científico. "Muchos investigadores se muestran escépticos en relación a sus estudios", dijo a ISTOÉ Helen Skold, directora del Departamento de Ecología Marina de la Universidad de Gotemburgo, Suecia. Allí, ella estudia los telómeros de corales capaces de vivir una centena de años.
En los consultorios, una estrategia llama la atención también a la controversia despertada - y el número de personas que la están tomando para tratar de retrasar el reloj del tiempo-. Es la modulación hormonal. Aquí, al contrario de la reposición, que administra hormonas cuando su caída ha provocado efectos visibles en forma de fatiga, malestar general y otras disfunciones, el objetivo es establecer vigilancia de estas molestias sin que llegue a aparecer o lleguen más blandos. Por eso, a cualquier signo de la caída, los partidarios de esta terapia, actúan.
De hecho, está claro que para la medicina en los últimos años hay un marcado cambio en los patrones hormonales. Esto ocurre tanto con las hormonas sexuales (las femeninas estrógeno y progesterona y la masculina testosterona) y otras hormonas. El desequilibrio en este sistema esencial para el buen funcionamiento del cuerpo resulta en la aparición de diversos síntomas. Puede haber más fatiga, pérdida de fuerza muscular u otras molestias más características de la edad avanzada, además de dejar al individuo más vulnerable a las enfermedades asociadas al envejecimiento.
Un ejemplo son las consecuencias causadas por los desequilibrios en la producción de insulina, una hormona que permite la entrada de glucosa en las células. Con el paso del tiempo, se puede comenzar a mostrar resistencia a su funcionamiento. Es decir, la insulina está el cuerpo, pero las células se vuelven menos vulnerables a su acción. Como resultado, el páncreas, responsable de su producción, aumenta su fabricación en un intento de superar este obstáculo.
Sin embargo, el resultado puede ser desastroso: el páncreas sobrecargado y la insulina –sin eficiencia-sobrando en sangre."Esta concentración puede aumentar el proceso inflamatorio en el nivel intracelular", dice el endocrinólogo Fernando Almeida, de Recife, que se especializa en medicina anti-envejecimiento. "Las inflamaciones erosionan la pared de los vasos sanguíneos y pueden permitir la aparición de enfermedades degenerativas más crónicas del envejecimiento, tales como la enfermedad de Parkinson y el Alzheimer", dice.
Partiendo de esta premisa, muchos expertos abogan por la aplicación de la modulación hormonal. Existen varias hormonas utilizadas. La de crecimiento, para evitar la reducción de la masa muscular. La testosterona - tanto en hombres como mujeres - para aumentar la fuerza y vitalidad. La T3 producida por la tiroides, cuya caída se asocia al aumento de riesgo de ataque al corazón. Se usa dehidroepiandrosterona (DHEA) para fortalecer el sistema inmune y la reparación celular, y pregnenolona, asociada con el correcto desempeño de las funciones del cerebro.
Otro miembro de la lista es la melatonina, producida por la glándula pineal y que participa en la regulación del sueño. Los estudios han demostrado que la hormona también puede ser producida en otras partes del cuerpo, fortaleciendo el sistema inmunológico. Esto fue demostrado, por ejemplo, en un estudio realizado por la Universidad de Sao Paulo y el Instituto Nacional del Cáncer.
Publicado en "Journal of Immunology", la investigación mostró el mecanismo bioquímico por el cual la hormona puede modular la muerte de las células T, los glóbulos blancos que atacan las células infectadas. Esta muerte es importante para mantener el equilibrio autoinmunes.
Otro artículo, publicado en "Journal of Pineal Research", hizo una revisión de diez estudios clínicos sobre la melatonina. Se concluye que la hormona se ha mostrado capaz de reducir en un 34% el riesgo de muerte dentro de un año en pacientes con varios tipos de tumores. "La acción de la melatonina fue consistente en todos los estudios", dice Dugald Seely, uno de los autores del estudio. En Brasil, la venta de la melatonina no está autorizada. Pero se puede usar si es importada.
La evidencia de la relación entre el desequilibrio hormonal y la aparición de enfermedades asociadas con el envejecimiento no es suficiente para convencer a toda la comunidad médica de la necesidad de interferir con este proceso. Después de todo, planea sobre estrategias como la sustitución hormonal o la modulación de una serie de sospechas, entre ellas la de estar detrás de los llamados tumores hormonas-dependientes como el cáncer de mama, impulsado por el aumento de estrógeno y progesterona.
Para tratar de escapar de la controversia, los médicos defensores de la modulación se vuelven al uso de las llamadas hormonas bioidénticas. Ellas tienen una estructura molecular idéntica a las hormonas humanas, aunque algunos de ellas son sintetizadas en laboratorio. "El uso de estas hormonas reducen en lugar de aumentar, el riesgo de cáncer", dice Italo Rachid, un ginecólogo que se especializa en medicina anti-envejecimiento. No todo el mundo, sin embargo, está de acuerdo. "Ellos claramente tienen menos riesgos y más beneficios", dice el endocrinólogo Wilmar Accursio, presidente de la Sociedad Brasileña para Estudios del Envejecimiento. "Pero son hormonas como las otras. Y, como se sabe, pueden alimentar células tumorales", añade.
Lo que se puede afirmar con seguridad es que estas hormonas no se pueden utilizarse sin el pleno control de sus reacciones. También su metabolización necesita ser monitoreada. "Cualquier hormona puede sobrecargar a los riñones y al hígado", afirma el Dr. Félix Magallanes, del ambulatorio de la Geriatría de la Escuela Paulista de Medicina, en Sao Paulo.
En este campo complejo, también gana cuerpo una vertiente que se propone tratar los efectos causados por la presencia en el cuerpo de sustancias que impiden la recepción, la producción y la eliminación de las hormonas. "En la práctica, ellas sobrecargan nuestro cuerpo, por ser entendidas como hormonas", explica el endocrinólogo Fernando Almeida, de Recife.
Entre las toxinas están pesticidas, compuestos presentes en la contaminación y sustancias como el bisfenol-A. De composición química inestable, se desprende fácilmente del plástico al entrar en contacto con el calor. Por esta razón, por ejemplo, varios países, incluyendo Brasil, han prohibido la fabricación de biberones de plástico.
Desafortunadamente, no existen mecanismos para eliminar esas sustancias del cuerpo. El tratamiento propuesto sólo tiene la función de minimizar el efecto de estas toxinas. Por esta razón, los médicos sugieren el uso de desintoxicación. Consiste en el consumo de una serie de compuestos. Entre ellos, omega 3, que se encuentra en las sardinas, aceites de atún, salmón y vegetales, y medicamentos como dietilindolamina, indol-3-carbinol y la silimarina.
También hay una indicación de vitaminas que afectan directamente a la producción de hormonas, contrarrestando los ataque realizados por las toxinas. En este sentido, el descubrimiento más reciente se refiere a la acción de la vitamina D. "Ella tiene una estructura molecular muy similar a algunas hormonas", dijo el Dr. Fernando Almeida.
http://www.urgente24.com