Magnifico libro el que ha publicado recientemente el profesor Dr Fernando Bandrés, uno de los mejores especialistas en biomarcadores a la vez que humanista. Recomiendo su lectura.
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La vejez biológica se identifica con la enfermedad y la decrepitud del organismo y nos lleva a la gerontología y la geriatría. Nuestras células van perdiendo su capacidad de división, crecimiento y función, hasta llegar a ser incompatibles con la vida, en muchos casos caminando entre dolor y sufrimiento.
Cuando la vejez es biográfica se expresa mediante una narración, propia de un tiempo, una etapa más de la vida, a la que llamamos cordialmente madurez.
Lo cierto es que ambas viven juntas, reconocen sus experiencias comunes, las fuerzas van declinando, se amontonan los desengaños y encubrimos con la palabra sabiduría los estados de desesperanza. El rostro como espejo del alma, aunque ajado por el tiempo y la mala salud, puede ser capaz de traslucir una serenidad que no nos pertenece, sino que habita en nosotros, regalada.
Este pequeño ensayo pretende acercarse a la vejez desde la biomedicina, incluso la llamada medicina personalizada. Volveremos a redescubrir a la persona, que en este nuevo tiempo puede conjugar en presente, y a pesar de todo, el verbo amar. Entonces la madurez, vejez, ancianidad; biológica y biográfica, serán el reencuentro de nuestro talento biológico con lo inmerecido e inesperado que se desprende de nuestra biografía. Todo ello nos alumbra y capacita en la necesidad de creer y esperar de quien nos dio la vida y el sentido para llegar hasta hoy: Dios.