jueves, 11 de octubre de 2018

Novedades en el estudio y comportamiento de la supervivencia humana


Introducción
El estudio continuo de la supervivencia humana nos aporta novedades que deben contribuir a un mejor conocimiento de los modelos que miden y proyectan la longevidad. Presentamos tres aportaciones recientes que por su relevancia, confirman la necesidad de que la industria del seguro privado actualice sus hipótesis técnicas sobre las que establece las métricas del riesgo biométrico.
Desaceleración en las tasas de mejora de la supervivencia
El proceso de mejora continua de la longevidad observado en la segunda mitad del siglo XX, parece que ha iniciado una senda de desaceleración de las tasas de mejora en los últimos años de esta segunda década del presente siglo. Este fenómeno que ha sorprendido a los demógrafos se ha comprobado en 2017, tanto en los Estados Unidos como en Gran Bretaña con conclusiones similares.
En un trabajo de fin de Máster de julio de 2018, de Ciencias Actuariales y Financieras de la UC3M, realizado por Teresa Alba Junge, hemos realizado un estudio en el que proponía analizar si para en España se ha producido un fenómeno similar. En los cuadros siguientes elaborados en el trabajo podemos verificar este comportamiento, analizando la mejora de la supervivencia en dos series temporales, 2000 a 2010 y 2010 a 2016.




Vemos que la desaceleración alcanza a los dos géneros y a todas las edades por encima de los 60 años edad, llama la atención que en el caso de las mujeres en la cohorte de edad de 60-69 años la disminución de la mejora es del 2,53%.
Para explicar este fenómeno, inédito en las sociedades occidentales desarrolladas, los demógrafos se han preguntado si detrás está la crisis económica o alguna explicación de origen médico.
En este segundo aspecto, el análisis causal de las tasas de fallecimiento nos corrobora para España lo que ya han concluido los expertos internacionales, y es que la reducción de la tasa de mortalidad de las enfermedades del sistema circulatorio ha disminuido su intensidad de mejora.
La justificación a este fenómeno se encuentra en los efectos beneficiosos de las estatinas, fármacos que disminuyen el colesterol, que se han identificado como uno de los vectores principales de la reducción esta causa de fallecimiento específica y del total de la mortalidad. En una serie más larga, de 1968 a 2010, el 70% de todas las mejoras de la mortalidad se puede atribuir al caso de las muertes por enfermedades circulatorias, de hecho, las tasas de mortalidad por enfermedades circulatorias han disminuido alrededor de una cuarta parte del nivel de hace 40 años, según The Actuary agosto 2017, Mortality improvements in decline
Este efecto de reducción en las tasas de mortalidad debido al uso generalizado de las estatinas parece que ya se ha producido, y todo indica que las mejoras del sistema circulatorio tomarán una senda de mejora similar a la del cáncer.
Los cuadros siguientes confirman estás conclusiones, y llamamos la atención al comportamiento de las enfermedades del sistema nervioso y trastornos mentales que presentan tasas de mortalidad creciente.



F:Teresa Alba, TFM 2018, MCAF-UC3M
El otro gradiente que puede explicar la desaceleración de las tasas de supervivencia pudiera ser la crisis económica que tiene su fecha más reconocible la de septiembre de 2008. Sabemos que el nivel de renta tiene una correlación fuerte con la esperanza de vida en España, todo indica que, en efecto, detrás de la crisis económica pudiera estar detrás de la perdida de mejoras de las tasas de supervivencia, y tal vez la inequidad social, agravada en la crisis, puede haber desacelerado de manera distinta la esperanza de vida en la población.
Nos queda por reflexionar si las proyecciones a largo plazo de la longevidad recuperarán los mejores comportamientos pasado o se asemejarán más al comportamiento de los últimos años, este debate necesita tiempo para ver si hay cambio de tendencia. En todo caso para la industria del seguro privado de rentas vitalicias se presenta un escenario de menor incertidumbre en el subriesgo de tendencia de longevidad, lo que debería contribuir a un mayor apetito al riesgo biométrico.
Nuevos datos que confirman el comportamiento de la supervivencia de las edades extremas.
Tan solo a finales del siglo pasado cuando los registros demográficos poblacionales empezaron a disponer de datos de personas fallecidas en edades extremas, se pudo evidenciar un comportamiento singular en la forma en la que evoluciona la supervivencia humana en sus últimos tramos de la vida. Así la primera evidencia que se dató fue observando a la población de mujeres de Suecia, esta singularidad se ha visto corroborada con los registros mundiales de supercentenarios (más de 110 años de edad) que mantiene de forma continua el GRC
 ( Gerontology Research Group) de los Ángeles en los Estados Unidos.
La dificultad de modelar actuarialmente las edades extremas se pone de manifiesto con el siguiente dato, en la actualidad  tan solo 36 hay personas vivas en el mundo, de las cuales 34 son mujeres, que hayan superado la edad de 110 años, con una edad media de 113 años y 91 días.
Un estudio reciente publicado en la prestigiosa revista científica Science el 29 de junio de 2018, nos aporta nuevos datos y ciertamente relevantes. El equipo del profesor Kenneth Wachter profesor emérito de demografía y estadística de la Universidad de California en Berkeley, sostiene las tasas de mortalidad se aceleran hasta los 80 años, se desaceleran, y luego se estabilizan entre las edades de 105 a 110.

Según el estudio, a los 105 años las probabilidades de sobrevivir a tu cumpleaños número 106 están en el 50%. Y lo mismo ocurre a los 107, y otra vez a los 108, 109 y 110.Por lo tanto se confirma la existencia de la meseta de mortalidad entre las edades de 105 y 110 y según recoge el gráfico adjunto, publicado en la Revista, continua más allá de los 110 años. El gráfico publicado en el artículo referenciado así lo demuestra.



Por otra parte, la forma que adopta la curva de supervivencia se ha mostrado similar en los registros biométricos de los fondos de pensiones de Estados Unidos y de Gran Bretaña, este estudio se publicó en el Working Paper número 85 del CMI en 2015
Entender el comportamiento de la supervivencia humana en forma de meseta al final de la vida, que también se ha verificado en animales, permite afinar los modelos actuariales de longevidad lo que elimina incertidumbre de riesgo de error en el modelo en la industria del seguro privado. Todo sugiere que la tasa de mortalidad humana que se desacelera a partir de una cierta edad, por tanto, se aleja del modelo propuesto por Gompertz a principio del Siglo XIX y que constituía una definición canónica de los modelos actuariales utilizados hasta la actualidad.

La edad máxima de vida.
Dos son los estudios más recientes acerca del límite máximo de la vida humana.
Estadísticos de las universidades de Tilburg (sur) y Róterdam analizaron los datos de las últimas tres décadas sobre una muestra de unos 75.000 holandeses, registrando la edad en el momento de fallecer, concluyendo en 2017 que la máxima edad alcanzable para un ser humano seria:
Mujeres… 115,7 años
Hombres…114,1 años
Estas conclusiones no coinciden con la propuesta que se publicó en el trabajo Many possible maximum lifespan trajectories de la Revista Nature 28 de junio de 2017 que  dibuja distintos escenarios de máxima vida probable en proyecciones al año 2300 que varían desde 115 -120 años hasta un máximo 150 años. El trabajo que ha generado mucha controversia en la comunidad científica, podría cuestionar a falta de más datos estadísticos el consenso tradicional de que la máxima esperanza de vida de los seres humanos es "fija y sujeta a restricciones "
 Otros estudios como el que ha utilizado datos de longevidad similares de Japón y países occidentales recopilados por el Instituto Max Planck de Investigación Demográfica, rechazan la noción de un límite estricto para la vida humana. El estudio determinó que sería posible en el próximo cuarto de siglo que alguien alcanzase la edad de 128 años.

 Por último, en 2016, los investigadores del Colegio de Medicina Albert Einstein argumentaron en Nature, sobre la base de datos de longevidad de 40 países, fijó un límite máximo de alrededor de 115 de edad.
A la vista de los estudios citados, la comunidad científica no ha alcanzado un consenso sobre el limite máximo de la vida humana, este punto tiene su relevancia habida cuenta que en este siglo ser centenario dejará de ser noticia para ser algo cotidiano.
De hecho la mayor incertidumbre en la medida del riesgo de longevidad se sitúa en la llamada “cuarta edad”, o lo que es lo mismo el comportamiento biométrico de las edades extremas.

José Miguel Rodríguez-Pardo