Publicado en Objetivo Seguro septiembre 2017 Fundación Mapfre
José Miguel
Rodríguez-Pardo del Castillo.
El Modelo de la cuarta edad
El modelo de la
cuarta edad que empieza a ser objeto de estudio por parte de la comunidad
académica, tiene su fundamento en diferenciar el periodo de retiro de una
persona que alcanza la edad de jubilación en dos momentos en el tiempo, uno que
comprende desde la edad de jubilación hasta su esperanza de vida, y el segundo
desde ese periodo hasta el límite de la vida de biología humana.
El segundo
periodo, que sería el que corresponde al que supera la esperanza de vida desde
los 65 ó 67 años edad, se considera como reservado al de las edades extremas o
super edades, también conocido como la cuarta
edad o incluso cabría hablar de una quinta edad, cuando la persona supera
los 100 -110 años.
Los estudios de
la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile de Guillermo
Larraín, Simón Ballesteros y Sebastián García, constituyen la principal
aportación académica en la propuesta de los modelos de la cuarta edad. En
efecto el documento Longevidad y Pensiones: una Propuesta de
Seguro para la Cuarta Edad de
marzo de 2017, podemos tomarlo como referencia para la reflexión en este
artículo.
La cuarta
edad
En el caso
español, tomando como referencia los datos del Instituto Nacional de
Estadística (INE), la esperanza de vida una persona de 67 años (próxima edad de
jubilación) es de 17,664 años para hombres y de 21,304 para mujeres según
datos/proyecciones de 2017. Tomando como referencia la media para ambos géneros
de 19,5 años, el periodo de cuarta de edad comenzaría a partir de los 86,5 años.
Los individuos que alcanzan esa edad tienen una esperanza de vida de 6,35 años
para ambos géneros.
Estos datos,
continuando con el INE, en 2030, nos llevan al comienzo de la cuarta edad a los
89 años y los 92 años en 2065, último año de proyección, en esa edad la
esperanza de vida sería de 6 años.
Desde Reino Unido
ya se propone que la edad de jubilación para las personas menores de 30 años se
fije a los 70 años, con datos del INE nos sitúa en 2057 el año en que pasaría a
jubilación, en ese año la esperanza de vida sería a los 70 de más de 21 años
para ambos géneros.
Todas la
proyecciones nos llevan a determinar la cuarta edad en los 90 años, si bien en el momento actual la
podríamos fijar en los 86-87 años de edad.
La incertidumbre actuarial de la medida
biométrica de las edades extremas
La técnica
estadística aplicada a la supervivencia humana sigue debatiendo acerca de los
aumentos progresivos de la esperanza de vida, en nuestro caso nos interesa
analizarla desde la edad de jubilación. Hasta la fecha no se ha encontrado un
modelo robusto para hacer proyecciones a largo plazo. Sin ánimo de ser
exhaustivos, identificamos tres elementos que impiden realizar proyecciones
actuariales consistentes y que permitan evaluar los pasivos vitalicios
actuariales de sistemas públicos o privados
El primero de ellos
se corresponde con el plazo de la proyección, si en décadas pasadas de manera
canónica era de 20 años, hoy las mejoras prácticas desaconsejan proyectar la
supervivencia más allá de cinco años. Esto dificulta de manera notable la
asunción de riesgos de naturaleza vitalicia
En segundo lugar
y relacionado con lo anterior, la incertidumbre que se manifiesta al proyectar
edades propias de la cuarta edad, dificulta aún más modelar la longevidad, y en
un escenario demográfico donde cada vez más individuos alcanzan edades
superiores a los 90 años, los modelos aplicados aun siendo los más avanzados incurren en una gran volatilidad, como así lo
demuestran la familia spline o incluso modelos de inteligencia artificial en
recientes trabajos de fin máster que he
tutorizado en el Máster de Ciencias
Actuariales de la UC3M en julio de 2017.
Por último,
continua el debate acerca del límite de la edad biológica del ser humano, y las
trayectorias de la longevidad en edades extremas y si se confirma el efecto conocido como plateau. El debate científico es de tal intensidad que recientemente
en la prestigiosa Nature en el número de 28 de junio de 2017, que con el título
Many possible maximum lifespan
trajectories, dibuja distintos escenarios de máxima vida probable en
proyecciones al año 2300 que varían desde 115 -120 años hasta un máximo 150 años.
En definitiva, el trabajo, que ha generado mucha controversia en la comunidad científica,
podría cuestionar a falta de más datos estadísticos el consenso tradicional de
que la máxima esperanza de vida de los seres humanos es "fija y sujeta a restricciones
"
El estado de la
investigación de la longevidad para edades avanzadas y extremas sugiere una
incertidumbre muy notable que al aplicarlo tanto en sistemas públicos o
privados requieren una propuesta singular de métrica y modelos de rentas distintas
a la tradicional de la tercera edad.
Reconocer esta
dificultad es el primer paso para abordar las soluciones que se deben proponer,
antes de renunciar la industria privada al negocio del riesgo vitalicio.
La cuarta edad en las pensiones públicas
En los modelos
de cuentas nocionales que ya se han
implantado en diferentes países, podrían
ser perfeccionados con esta propuesta de
modelo de cuarta edad, y así la tercera edad ( edad de jubilación hasta su
esperanza de vida) sería el resultado del modelo de cuentas nocionales y la
cuarta edad , a partir de los 90 años
como referencia, sería el resultado de la financiación por parte del Estado o
bien por los trabajadores mediante sistema tradicional de reparto, donde habría que garantizar las
pensiones por un periodo de media de unos 6 años.
Recordemos que la
fecha de jubilación de 65 años se estableció en la Alemania de Bismarck a
finales del siglo XIX, en aquel momento tan solo el 35% de los trabajadores
alcanzaban la edad de jubilación y la esperanza de vida no superaba los 10 años
pasados los 65 años. Con datos de 2017 del INE en términos de esperanza de vida
de 10 años correspondería a una edad de 80 años, en proyecciones a 2065, esta
edad corresponderá a los 85 años.
Las características del Sistema de Cuentas Nocionales las resume José Antonio Herce, quien
las define como un “programa de puesta al día” de la Seguridad
Social para la sostenibilidad de un sistema de reparto compuesto de los
siguientes elementos:
1º Elemento: Una cuenta individual transparente
en la que se inscriben todas las cotizaciones efectivamente pagadas por los
trabajadores a la SS.
2º Elemento: Una tasa de rendimiento nocional
de dichas cotizaciones (la tasa de crecimiento real del PIB, por ejemplo)
3º Elemento: Una pensión obtenida técnicamente como
una renta vitalicia a partir de las cotizaciones acumuladas (junto con
sus rendimientos) en la cuenta individual hasta el momento de la jubilación
4º Elemento: La financiación de las pensiones con las cotizaciones del
momento (reparto)
Acotar el periodo de renta que resulta
de un sistema de cuentas nocionales, dejando para las edades que se consideren
como propias de la cuarta a un modelo de reparto de solidaridad puede ser una
vía prometedora de estudio para perfilar un sistema sostenible de pensiones
bajos los principios de equidad, universalidad y suficiencia.
La cuarta edad en los contratos de
rentas vitalicias del seguro privado
El
reconocimiento de la necesidad de modelar el riesgo de supervivencia de la
cuarta edad de manera diferenciada nos lleva a proponer soluciones ad hoc para
esta cohorte de edad en los contratos privados de seguros, podemos sugerir
varias propuestas:
-Reevaluar la
cuantía de la renta vitalicia cuando el asegurado alcance la cuarta edad, con
las bases técnicas aplicables en ese momento. Para ello, deberá garantizarse que
la renta al no ser determinada o determinable en toda la duración del contrato sea
considerada vitalicia desde la ortodoxia legal y fiscal. Por otra parte, el
consumidor que suscribiera una renta desconoce el importe de la misma cuando
alcance la cuarta edad, lo que le genera incertidumbre e inseguridad en su
contrato. El riesgo de inequidad actuarial puede hacer no adecuada esta
solución.
-Crear un fondo
de mutualización extraordinario para abonar la insuficiencia de las diferencias
de tablas de longevidad cuando el alcance la cuarta edad, Es decir, la prima
única del contrato de renta vitalicia incorpora una prima extra de
mutualización de riesgo de cuarta edad. Esta solución requiere contraste con
las normas de solvencia y contable, al necesitar una provisión específica
mutualizada.
-Tarificar a
partir de la cuarta edad, con unas bases técnicas reforzadas, como puede ser
incrementar desde los 90 años, la esperanza de vida, o reforzando las tasas de
supervivencia en escenarios.
-Proporcionar
soluciones de reaseguro en el modelo exceso de esperanza de vida
Hacia
el Modelo de quinta edad-centenarios
Alcanzar los
100 años o incluso los 110 años de edad supone para modelar el riesgo de
longevidad una incertidumbre añadida, toda vez que como ya hemos expuesto, la
graduación de las tasas de supervivencia en centenarios, supercentenarios y
límite biológico de la vida humana presenta muchas incógnitas que requieren
unas medidas prudenciales adicionales sobre las expuestas a la cuarta edad.
Con la
inclusión de recargos de la quinta edad, el mercado de seguros privados puede
generar confianza técnica que despeje las dudas acerca la oportunidad de
asegurar un riesgo de naturaleza vitalicia, cuando hay opiniones que sostienen
que por encima de los 100 años el riesgo es demasiado elevado por la
incertidumbre que presenta.
Bibliografía
Herce, J.A. “Las
cuentas nocionales” y su implantación en España. XXVIII Congreso de AGERS – Madrid 1 de junio de 2017
Larraín, G.
(2014). Tomando en serio la longevidad: Un pilar de reparto para la cuarta
edad. Audiencia nº 70 de la Comisión Asesora Presidencial sobre el Sistema
de Pensiones, Santiago de Chile, Chile
Larraín, G.,
Ballesteros, S., & García, S. (2017). Longevidad y pensiones: una Propuesta
de seguro para la Cuarta Edad. Serie de Documentos de Trabajo (Universidad
de Chile), SDT 441.
Rodríguez-Pardo,
JM, López Farré, A. Longevidad y
Envejecimiento en el tercer milenio: Nuevas perspectivas. Fundación
Mapfre, 2017
Seekings C. State pension age rise brought forward
seven years. The Actuary ,
19 de julio de 2017
X. Dong, B. Milholland & J. Vijg. Many possible maximum lifespan trajectories.
Nature 538, 257–259 (2016); doi:10.1038/nature19793. 28 de junio de 2017.