Antonio López Farré y José Miguel Rodríguez-Pardo*
Facultad de Medicina. Universidad Complutense y *Ciencias
Actuariales y Financieras. Universidad Carlos III de Madrid.
La unidad de medida de la esperanza de
vida de un individuo es relativa a su edad cronológica exclusivamente. Sin
embargo, el avance del conocimiento científico ha hecho pensar, muy
particularmente a entidades y organismos que necesitan revisar de forma
periódica las estimaciones de tasas de mortalidad como pueden ser los fondos de
pensiones, productos de rentas definidas vitalicias o los sistemas públicos de
pensiones entre otros, que la medida de esperanza de vida en relación a las
edades cronológicas no capturan adecuadamente la esperanza de vida individual,
es decir el cálculo de la supervivencia de la población.
Con estas premisas, aparece el concepto
de edad biológica. La edad biológica es
la que se corresponde con el estado funcional de nuestros órganos comparados
con patrones estándar para una edad. Es un concepto fisiológico del estado del
envejecimiento de nuestro organismo. La literatura científica nos dice que la
diferencia observable entre la edad cronológica y la biológica puede variar en
hasta más menos 12 años.
El proceso de envejecimiento es un
proceso complejo en el que en las células intervienen diferentes mecanismos
moleculares cuya consecuencia final será el envejecimiento celular
(senescencia) y cuyo reflejo más llamativo es la reducción de la capacidad
proliferativa de las células y del recambio celular de las células más
envejecidas por células jóvenes. Se han identificado muchos de estos mecanismos
asociados al envejecimiento celular como puede ser una estimulación del proceso
oxidativo, la reducción en longitud de unas estructuras existentes en los
cromosomas denominadas telómeros, cambios en la capacidad inflamatoria, cambios
en el metabolismo energético y en la funcionalidad de las mitocondrias o
cambios en mecanismos moleculares asociados a la funcionalidad de los vasos
sanguíneos por citar algunos.
El sector asegurador muestra gran
interés en los avances relativos al conocimiento y cálculo de la edad
biológica. Sin embargo, antes de que este sector pueda trasladar el uso de la
edad biológica a la medida del riesgo de mortalidad o morbilidad para el
cálculo de la prima, requiere realizar varias consideraciones.
La primera es de
orden técnico consistente en que la unidad medida cumpla con los requisitos que se
le exigen a una variable para ser incorporada en el cálculo del precio, como
son de representatividad, suficiencia estadística. Aunque es verdad que en este
sentido a priori podrían no existir grandes reticencias. El segundo requisito,
es de orden ético, debido a que se debe para sus uso mantener el principio de no
discriminación de la variable, el principio de proporcionalidad, la pertinencia
clínica y la capacidad predictiva de los biomarcadores de toda índole,
genéticos, proteínas, péptidos etc., que compondrían un supuesto algoritmo para
el cálculo de la edad biológica.