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José Luis Cendrero, 4 marzo 2016
En concreto, el estudio se ha centrado en cuatro de estas
enfermedades: cáncer o neoplasias malignas (tabla PECAN-2015), infarto
agudo de miocardio (tabla PEIAM-2015), accidente cerebrovascular (tabla
PEACV-2015) y diabetes (tabla PEDIA-2015).
Como se explica en el manual, las tablas “permiten al seguro españolcerrar
el círculo de medidas de contingencias basadas en realidad poblacional y
así, en efecto, las contingencias de supervivencia, invalidez, fallecimiento y
ahora enfermedad grave y crónica, que han sido graduadas con riesgo base
propio y modelos actuariales contrastados”.
Edad
biológica
La responsable del Grupo de Trabajo de Riesgos Personales de AGERS y
directora de MAPFRE RE, Ana Villanueva, hizo un repaso de la trayectoria el
Grupo Bioactuarial de Investigación, como “un espacio compartido”,
“transversal” y “de debate”.
Villanueva considera que vienen tiempos apasionantes en los que, por
ejemplo, habrá que avanzar en el análisis y la inclusión de la “edad
biológica” como elemento diferenciador a la hora de tarificar, cuando en
el futuro la edad cronológica comience a ser considerada “discriminatoria”.
La intención
es presentar el próximo año un manual para la gestión del riesgo de las
enfermedades de parkinson, alzhéimer y esclerosis lateral amiotrófica (ELA) con
las correspondientes tablas actuariales
El estudio ha sido muy bien recibido por el subdirector general de
Seguros y Regulación de la DGSFP, Pablo Muelas, por entender que, por fin, se
facilita “una medida de riesgo adaptada a la población española” para
enfermedades crónicas y graves. Además, “a título individual, no
institucional”, animaba al equipo de investigación a realizar un estudio
similar sobre “enfermedades raras y poco frecuentes, un entorno de desamparo en
el que se hace necesario el sector asegurador”.
“Las
aseguradoras incurrían en riesgo de modelo”
“En la Universidad Carlos III hemos modelizado enfermedades raras”,
respondió el responsable del grupo que ha elaborado el trabajo, el
profesor José Miguel Rodríguez-Pardo, quien tras admitir la enorme
complejidad del reto lanzado adelantaba la intención de presentar el
próximo año un manual para la gestión del riesgo de las enfermedades de
parkinson, alzhéimer y esclerosis lateral amiotrófica (ELA) con las
correspondientes tablas actuariales.
Estos riesgos graves y crónicos, precisó Rodríguez Pardo, “son los únicos
de los que no teníamos en España tablas propias por lo que las compañías
estaban incurriendo en riesgo de modelo”. La situación se corrige ahora, con
unas tablas realizadas “con una técnica actuarial que está entre las mejores”,
gracias, en buena parte, a la colaboración de los expertos internacionales de
SWISS RE.
“En Vida hemos desatendido los Seguros de Enfermedades Graves”,
sentenció José Ignacio Asiaín, director técnico de Vida y Salud de SWISS
RE, que hizo un repaso de la implantación de este tipo de seguros en todo el
mundo, surgido en Sudáfrica en los años 80 impulsado por un médico.
Trabajo
de investigación, no pautas de mercado
El acto, que contó con la participación de Rafael Navas, director
general de la MUTUALIDAD GENERAL DE LA ABOGACÍA, fue clausurado por
el secretario general de AGERS, Gonzalo Iturmendi,quien destacó que las
enfermedades crónicas y graves son “un problema para todos, para las empresas y
para las personas”. “Las enfermedades crónicas ocasionan el 89% de las
muertes en la Unión Europea”, subrayó el abogado que anticipa que
“es muy probable que el seguro de Vida, tal y como ahora está configurado,
se convierta en el futuro en un seguro de enfermedad grave y crónica”.
No es un trabajo que
marque pautas de mercado, aclaró Iturmendi, quien incidió en que el
manual es un riguroso trabajo de investigación que busca “conocer
cuál es el comportamiento de la morbilidad de las cuatro graves seleccionadas y
sus previsiones de mortalidad”.
El manual ha sido un
trabajo desarrollado por un equipo interdisciplinar formado por José
Miguel Rodríguez-Pardo (responsable del grupo); Fernando Ariza (coordinador
técnico); Gema Antona, José Ignacio Asiaín, Victor Manuel Cóbreces, Jéssica
Martín y Javier de Vicente (Área Acturarial y Estadística); Diana Molina (Área
de Ciencias de la Salud); Manuel Ariza (Área Jurídica) y Pilar Castillo (Área
de Suscripción de Riesgos)
Sí, al más puro estilo de las cajetillas de tabaco, y sí, con un punto
de exageración por nuestra parte: la crisis mata (a largo plazo).
El manual no lo dice así de tajante porque es un trabajo riguroso,
científico, pero que cada uno saque sus conclusiones:
·
En tres de las cuatro enfermedades analizadas (accidente cerebrovascular,
infarto agudo de miocardio, diabetes y tumores), “al mejorar la economía, las
tasas de mortalidad ineludiblemente caerán a largo plazo, y viceversa”
·
“Concluimos que la buena o mala salud de la economía tendrá sus
consecuencias en la incidencia de la mortalidad en nuestro país, pero sus
efectos serán más notables con el paso de los años”.
En palabras de Fernando Ariza, responsable de Solvencia II de
MUTUALIDAD DE LA ABOGACÍA y miembro del grupo, cuando repasó los diferentes
capítulos del manual. En el capítulo 6, titulado análisis causal multivariante
de la mortalidad de las enfermedades graves, “se demuestra la influencia de la
coyuntura económica a medio y largo plazo, especialmente en el cáncer”.
Además del análisis de la influencia de las variantes del entorno
económico, el manual incorpora ajustes, graduación y proyección de las
tasas de mortalidad por causa (con su aplicación visual a través de mapas
de calor) que permite conocer cómo impactan, por ejemplo, la aparición de
nuevos conocimientos y tratamientos médicos o las campañas de la sanidad
pública, lo que podría servir, para en el futuro, realizar correcciones
en función de estos factores externos.