miércoles, 17 de julio de 2013

No discriminar por edad en el precio dejaría a los mayores de 55 años sin seguro

El sector asegurador teme que una posible demanda ante el Tribunal de Justicia de la UE para prohibir la diferenciación de los riesgos por edad eche por tierra algo es un elemento esencial de la práctica aseguradora. Las consecuencias que tendría la prohibición de discriminar por edad a la hora de fijar el precio de los seguros serían de gran calado. “Hasta el punto de no poder dar solución a encontrar primas que soportaran riesgos para edades superiores a 55 años, por lo que a partir de esa edad no existirían coberturas”, expresa a esta Redacción Luis María Saéz de Jáuregui, director de Vida, Pensiones y Servicios Financieros de AXA y presidente del IAE. Aunque no existe una iniciati­va concreta en relación con la tarificación de seguros en función de la edad en el Tribunal de Justicia de la UE, sí hay corrientes de opinión en algunas instituciones europeas para prohibir la diferenciación de los riesgos por edad, discapacidad, etc. Algo similar a lo que ocurrió con la discriminación por sexo tras la sentencia Test-Achats y la entrada en vigor de la Directiva de Género.

Según Sáez de Jáuregui, “el impacto de esta medida es muchísimo más elevado que la del género, porque la máxima diferencia en tarificar atendiendo o no al sexo del asegurado puede llegar a alcanzar 4 veces más el riesgo soportado por la aseguradora; ahora bien, la máxima diferencia entre tarificar atendiendo o no a la edad del asegurado es de 174 veces más, aspecto que no es asumible”.

Preguntado sobre si las aseguradoras son partidarias de que no se utilice la edad como variable para valorar los riesgos y determinar tari­fas, detalla que “desde un punto de vista actuarial, claramente, como hemos venido haciendo hasta ahora desde el inicio de los tiempos, sí somos partidarias de utilizar la edad para valorar el riesgo en aquellos seguros donde este factor sea determinante, como por ejemplo en los seguros de Vida o en los seguros que cubren longevidad. Esta misma pregunta trasladada a cualquier otro ámbito sería obvia, ¿es el coste de fabricar un bien importante en el precio?, la respuesta es la misma, cada bien tiene su coste, que es un componente fundamental del precio”.

En el supuesto de que en el futuro hubiera un pronunciamiento en el Tribunal de Justicia de la UE sobre suprimir la discriminación por edad en la tarificación de los seguros, para Sáez de Jáuregui, como ocurrió con la de género, sería “llevar al extremo puntos como éste” pero “parece que la sentencia de la UE fuerza a tratar igual a los desiguales, lo que nos puede llevar a pensar que no se repitan sentencias como esa”.

Edad: El verdadero peso de su influencia

Insurance Europe recuerda que las aseguradoras utilizan la información sobre edad y discapacidad “sólo cuando estos son factores de riesgo importantes”. Insiste en que “la edad es un factor de riesgo muy importante y se utiliza constantemente por las compañías de seguros para asegurarse de que las primas que cobran corresponden al nivel esperado de reclamaciones”. Y alerta: “Sin la utilización de estos factores” existiría una “grave amenaza para la continuidad y disponibilidad de algunos productos de seguros, lo que tendría negativo implicaciones para la elección de los consumidores. La pérdida de fijación de precios basado en el riesgo también puede conducir a un mayor precio medio de las primas y a una reducción de la cobertura para todos los consumidores”.

A modo de ejemplo, en los seguros de Automóviles se demuestra que factores como la edad, la zona geográfica y el tipo de vehículo influ­yen mucho más que el sexo del asegurado en la tarificación. Además, la técnica aseguradora puede experimentar cambios importantes en el futuro por la importancia que adquieran en el cálculo de las primas determinados factores, como la edad, enfermedades crónicas, la ge­nética, etc.

Ante la opción de que en un futuro se analice prohibir que las aseguradoras consideren la edad como factor para calcular las primas, algu­nas voces instan a que las entidades se planteen cambios en sus sistemas de cálculo actuarial. Una opción sería incorporar modelos predic­tivos, como explicó José Miguel Rodríguez-Pardo, profesor UC3M-ICEA-IEB, para quien la edad cronológica ya no sirve en todos los casos para medir el riesgo de mortalidad: “Por debajo de los 60 años es irrelevante para explicar el riesgo de mortalidad; y a partir de los 100 la tasa de mortalidad se mantiene constante, por lo que tampoco es relevante”. Cree que en un plazo de 5 años este tipo de modelos serán una herramienta común en el sector asegurador.  Fuente: ASEGURANZA.